Hoy es el día más triste del año. O así reza el dicho del Blue Monday, un día, un concepto, o una moda que lleva con nosotros más de doce años. Pero, ¿y si este día, que apareció como una mera estrategia de marketing, se hubiera hecho realidad? "Cuidado con lo que deseas", dicen algunas historias de terror. ¿Estás convirtiendo en verdad algo que comenzó siendo mentira?

Todos los años ocurre lo mismo: el tercer lunes de enero se vuelve el día más triste del año. ¡Lo dice la ciencia! En concreto, la ciencia de la ecuación "1/8C+(D-d) 3/8xTI MxNA", donde cada variable es una cifra que va desde el "clima" hasta "el deseo de actuar por Navidad".

Y así se forja un bulo, una mentira: la fórmula, así como el concepto del día, son falsos, fruto de una agencia de comunicación llamada Porter Novelli, quien utilizó este supuesto hecho científico para sacar beneficios mediante una nota de prensa, allá por 2005.

La fórmula en sí es fruto de Cliff Arnall, un investigador de la Universidad de Cardiff, quien más tarde le dio la vuelta a la tortilla usando esa misma fórmula para encontrar "el día más feliz" del año, algo también inventado para otra nueva campaña publicitaria.

Pero eso no es lo importante. La cuestión es que a raíz del invento, el Blue Monday parece haber cobrado vida propia. Este día podría convertirse realmente en el día más triste del año. ¿Por qué? Porque tu cerebro está preparado para ello.

La desesperación de los psicólogos

mala psicología

Existe un interesante concepto psicológico denominado "profecía autocumplida". Esta es una predicción que, una vez hecha, es en sí misma la causa de que se haga realidad. Aunque de primeras esta es de origen literario, en realidad, las profecías autorrealizadas tienen una gran influencia en nuestra psicología.

Cuando tenemos cierta expectación sobre un evento existe cierta tendencia a comportarse según dichas expectativas. El efecto puede ser muy fuerte y estar aparejado a otros fenómenos psicológicos, como podemos ver en la hipnosis, por ejemplo. Así, el día más depresivo del año puede llegar realmente a serlo.

¿Por qué? Porque si comenzamos a fijarnos solo en los eventos negativos y en los detalles molestos, probablemente nos pongamos de muy mal humor. Pero es normal, es el Blue Monday, ¿no? Además, le pasa a miles de personas, todo el mundo lo cuenta a través de las redes sociales, ¿verdad?

De esta manera, la viralidad de internet, unido al fenómeno de autorrealización en combinación con la idea de un concepto asentado convierten al Blue Monday en una realidad tan patente como "San Valentín", "Black Friday" o el "Cybermonday". Y también en la pesadilla de los psicólogos.

Patrones, patrones en todas partes

Unsplash | Ivan Aleksic

Los seres humanos tenemos una tendencia increíble a encontrar patrones. Nuestro cerebro está determinado a ello. Incluso cuando estos no existen. El caos y la aleatoriedad nos sacan de quicio. Así, hasta en el mayor desorden encontramos cierto sentido entre los cascotes.

Este mismo efecto es el que propicia que veamos un Blue Monday allá donde no lo hay. Si esto lo aderezamos con todo lo dicho anteriormente: la capacidad de difusión de las redes, miles de personas hablando de lo mismo, la insistencia de los medios... encontraremos nuestro Blue Monday con seguridad.

El hecho de plantearnos si existe o no el Blue Monday ya hace que se genere el fenómeno

Pero recordemos que es solo un truco de la mente. En realidad no existe razón alguna para pensar que este o cualquier otro lunes es "más triste" que otros. ¿Y por qué no ha funcionado eso del "día más feliz"? Cuidado, que aquí está trabajando de nuevo el cerebro en nuestra contra.

Puede que el día "más feliz" no sea tan famoso por la razón que sea (probablemente por la moda), pero eso no le da más valor al Blue Monday, aunque nuestro cerebro esté pensando, por lo bajo, que la diferencia entre los dos valida la existencia del Blue Monday.

Obviamente esto no es así. Tampoco existe una razón clara de por qué consideramos un día y el otro no. Y tampoco es relevante. Lo que importa es que el hecho de plantearnos si existe o no ya hace que se genere el fenómeno. ¿Qué fue primero? ¿El huevo o la gallina? Queda claro, en este caso, que el bulo apareció en primer lugar.

Pero también resulta muy curioso el poder del mismo para perpetuarse a lo largo de más de una década. Y puede que más. A día de hoy es indiscutible que el Blue Monday está en nuestro acervo cultural. Pero lo que eso signifique solo depende de cómo queramos ver este día.

Esta es una versión actualizada de un artículo publicado previamente en Hipertextual.

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