Hoy he abierto Twitter y lo primero que he leído han sido varias menciones al Blue Monday. Concretamente, me ha pasado como a algunos adultos cuando se ponen a jugar con un chiquillo: les parece que el crío acabará por cansarse y dejarles tranquilos pero al final ellos acaban hartos antes que él. Supuestamente, el tercer lunes de enero es el día más triste del año. Los defensores de días como el Blue Monday, que casualmente suponen un porcentaje muy parecido al de los que suspenden los exámenes de comprensión lectora de sexto de primaria, se amparan en la compleja fórmula tras el Blue Monday. A saber:
1/8C+(D-d) 3/8xTI MxNA
- "C" de "clima". En enero hace frío. Mucho.
- "D" de "deudas". Porque en Navidad el consumo se dispara.
- "d" significa "ingresos de enero". El tercer lunes supone la última o penúltima, según los casos, sin que hayamos cobrado el sueldo.
- "T" de "tiempo pasado desde Navidad".
- "I" por el tiempo que pasó desde que hemos abandonado un mal hábito.
- "M" de "motivaciones", que a estas alturas del año suele ser baja.
- "NA" por el deseo de actuar para cambiar de vida.
A eso súmenle que el lunes es el peor día de la semana, por unanimidad.
Suena bastante a una especie de campaña de Mr. Wonderful aderezada con un pseudointelectualismo para hacer más creíble la patochada. De hecho la fórmula la inventó el doctor Cliff Arnall, de la Universidad de Cardiff. El problema es cuando muchas personas se lo toman en serio, se enfundan el poncho de Chavela Vargas y empiezan a entonar su tradicional canto de amargura. "Piensa en mí cuando sufras".
Es un bulo con origen en una campaña de marketing
El bulo del Blue Monday nació en 2005 a través de Porter Novelli, una agencia de comunicación que utilizó este supuesto hecho científico para sacar beneficios, dinero puro. Envió una nota de prensa a varios medios de comunicación informando del ¿descubrimiento? de esta ¿fórmula? [shrug] por parte del Dr. Arnall. Al final de la nota de prensa decían que lo mejor para compensar este funesto día era organizar un viaje con la agencia Sky Travel. Y coló.
Marketing + viralidad de Internet. ¿Qué podría salir mal?
Los hechos, que suelen ser letales con los charlatanes, deberían ir dejando de tener en cuenta campañas semienmascaradas como esta. O al menos que pasados los años han pasado a la cultura popular. Años más tarde, Arnall le dio la vuelta a la fórmula para convertirla en la fórmula capaz de calcular el día más feliz del año, que cae a mediados de junio o algún otro día de los de sacar bermudas y chanclas, no recuerdo bien. Qué importa, Arnall volvió a embolsarse dinero vendiéndola a una campaña publicitaria de una marca de helados.
¿Quieren seguir paseando lo de "el día más triste del año"? Háganlo, pero al menos sean conscientes de su origen: una campaña publicitaria que pretendía colarse como respuesta a una fórmula científica y un profesor con la cara algo dura que aceptó eso de vender su nombre a una pantomima (a dos, de hecho) a cambio de un par de cheques.