Quizá es una noticia que no agrade en demasía al sector del taxi más conservador, pero la realidad es que salvo por el color exterior –unos blancos con raya blanca en el caso de Madrid y otros negros con publicidad de colores– el negocio del taxi y de las VTC, al menos en la capital, tiene poco de diferente. Barcelona, como último bastión defensivo del taxi de la mano de Elite Taxi, quizá no ha llegado a este punto. Uno que ya resonaba hace años en los albores de los primeros pasos de Uber y Cabify. Lejos quedan esas primeras operaciones de dos compañías que, ahora, gobiernan con su modelo de negocio de la multimodalidad en el transporte: taxi, VTC, patinetes, motos o coches alquilados. Todo vale para la nueva era del transporte.

Sea como fuere, el sector de las VTC ha vivido sus más y sus menos en España. Pronto se encontró con un taxi muy protector de un negocio que pensaba 100% suyo. Dos huelgas generales del sector y varias juicios en diferentes instancias regularon un modelo de negocio hasta entonces inexistente. A diferencia de su origen en Estados Unidos, en España –y de formas similares en Europa– la regulación llevó a Uber y Cabify por el camino de las VTC. Ya no valía el modelo importado de coches con conductores particulares que operaban para Uber para sacarse un sobresueldo. De ahí, llegaron las grandes flotas de propietarios VTC y una burbuja que, como ya ocurriese con el taxi hace unos años, infló el precio de unas licencias de solicitud pública.

Nuevo convenio, ¿nuevas reglas?

La evolución de las VTC es historia viva del sector. Uno que ahora logra un paso más. Uno que, además, era un recurso fácil para el sector del taxi a la hora de categorizar el servicio de los conductores de plataformas como Uber y Cabify. En este sentido, Aseval y Unauto – patronales del sector VTC– junto con UGT, CCOO y SLT –sindicatos mayoritarios– han firmado el primer convenio laboral del sector. Este será aplicado a casi 20.000 conductores de la capital –casi el 60% de todos los conductores de este tipo en España–. Independientemente de si forman parte de una pequeña empresa, las que solía gestionar el sector antes de la llegada de Uber y Cabify, o si forman parte de grandes flotas.

¿Qué implica este nuevo convenio? Lo primero de todo, y quizá lo más importante para los gestores de flotas, es la subida de sueldo acordada. De un 9% para las jornadas de 40 horas semanales. Suben de 13.510 a 14.720 euros, concretamente. Habrá que ver el efecto y a quién repercute la subida de los costes de explotación en un sector que, desde la pandemia, tiene las cuentas bastante justas. La bajada del negocio, ahora más recuperado, pero la subida de los precios de la luz y la gasolina están poniendo en jaque al tejido empresarial patrio.

Sin embargo, son los otros puntos del convenio los que ya se asemejan a un taxi que, entre otras cuestiones, se quejaba del permiso de las VTC para circular 24/7 sin limitaciones. Al igual que a los coches blancos, los conductores de VTC deberán descansar dos días en semana (sábado y domingo o domingo y lunes). Similar al taxi que obliga a un día entre semana (a depender del asignado a cada coche) y un día del fin de semana. Se obliga a jornadas de 8 horas –un modelo también parejo al del conductor del taxi– con paradas obligatorias para comer y descansar. Por último, se obliga a 22 días de vacaciones al año, 10 de ellos seguidos en los meses de verano. De nuevo, una medida que equipara a los conductores VTC con los del taxi que, desde hace unos años, obliga a librar una quincena en el mes de agosto.

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