Aunque las vacunas de la COVID-19 han demostrado sobradamente su eficacia, la opción de desarrollar un tratamiento para el coronavirus no ha dejado en ningún momento de estar sobre la mesa. Al fin y al cabo, las vacunas reducen la posibilidad de contagio, pero no la eliminan. Y más importante aún: todavía queda buena parte del mundo sin vacunar. Por todo eso, la compañía farmacéutica Merck continuó con los ensayos clínicos de molnupiravir, una píldora que ha recibido hoy la luz verde para comenzar con su administración en Reino Unido.
Tras analizar los informes pertinentes, la agencia reguladora británica ha concluido que el fármaco es seguro y eficaz. Por eso, podrá comenzar a administrarse en el país desde mediados de este mes.
Mientras tanto, la Agencia Europea del Medicamento sigue estudiándolo y aún no se ha manifestado. No obstante, recuerda que los países miembros de la Unión podrán solicitar su administración de emergencia en caso de considerarlo necesario. Se convierte así en el primer país del mundo en aprobar la administración de un tratamiento contra el coronavirus que puede auto administrarse en casa. ¿Pero qué sabemos de él hasta ahora?
Molnupiravir: la píldora que boicotea la replicación del coronavirus
Molnupiravir es un fármaco que se administra por vía oral, en formato de píldora, dos veces al día.
Se desarrolló inicialmente para el tratamiento de la gripe, pero esto no es algo raro. Desde que la COVID-19 irrumpió en nuestras vidas los científicos han estado analizando la posibilidad de reconvertir otros antivirales en tratamiento contra el coronavirus. Se estudiaron medicamentos contra el ébola o la gripe, entre otros. Sin embargo, la mayoría se quedaron en el camino al no demostrar suficiente eficacia y seguridad para usarse contra el virus causante de esta pandemia.
Pero los resultados con molnupiravir sí que dieron lugar a la esperanza. Este es un fármaco que interrumpe la replicación del virus. Y lo hace de una forma muy curiosa.
Grosso modo, cuando el virus está replicando su material genético aprovechando la maquinaria celular de la persona a la que ha infectado, este fármaco se presenta como uno de los ladrillos que necesita para construir nuevas copias de ARN. Pero con un pequeño cambio. Después, ese ARN erróneo se presenta como la plantilla de la que sacar aún más copias. Así, los errores se perpetúan, generando mutaciones que impiden la viabilidad del virus.
¿Quiénes podrán recibir este tratamiento para el coronavirus?
No todo el mundo podrá recibir molnupiravir. De momento, el permiso de la agencia reguladora británica recoge que serán pacientes leves o moderados con factores de riesgo los únicos que podrán tomar este tratamiento para el coronavirus.
Esos factores de riesgo son, generalmente, la obesidad, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares o una edad por encima de los 60 años. De hecho, se dará prioridad a las personas más ancianas y con estos factores de riesgo más graves. Además, es recomendable que el tratamiento se reciba cuanto antes, del mismo modo que ocurre con otros antivirales.
De hecho, en los ensayos clínicos se ha comprobado que si el tratamiento se recibe en los primeros días después de recibir un diagnóstico positivo la probabilidad de hospitalización se reduce en un 50%. Incluso podría evitar que alguien que ha tenido un contacto con un positivo llegue a desarrollar síntomas.
Patente compartida
Hace apenas unos días que Merck anunció su intención de compartir la patente de molnupiravir con 105 países con pocos recursos económicos y un porcentaje de vacunación muy bajo.
Así, gracias a esta sublicencia, el tratamiento para el coronavirus podría desarrollarse y comercializarse a un precio muy bajo, facilitando que estas personas, más expuestas por no disponer de vacunas, se protejan de la COVID-19.
No es lo óptimo, desde luego, pues la mejor opción sería que las vacunas del coronavirus pudiesen distribuirse equitativamente por todo el mundo. Pero, desgraciadamente, en esta pandemia que nos iba a hacer mejores aún queda mucho para que se donen las dosis que se deberían ceder para que eso ocurra. Mientras tanto, al menos dispondrán de un fármaco que no tendrá gran cosa que hacer contra los casos graves, pero sí que podría evitar que los que aún no lo son lleguen a complicarse.