El tricampeón olímpico australiano Alex 'Chumpy' Pullin ha sido padre. No sería una noticia nueva sino fuese porque el snowboarder falleció en julio del año pasado mientras realizaba pesca submarina. Pasado 15 meses desde su fallecimiento, su mujer ha dado a luz a una niña. Pero ¿cómo ha sido posible? La reproducción asistida, más particularmente la fecundación in vitro, están detrás de esto.

Ser padre tras morir no es tampoco nuevo. De hecho, ya se han dado otros casos anteriormente. Lo primero para poder ser padre a título póstumo es fijarse en la legalidad. Cualquiera no puede hacerlo. Tiene que quedar constancia en el testamento o alguna última voluntad de que el fallecido quería ser padre. Y, si es así, se podrá proceder a guardar el semen del fallecido. En caso de que el muerto ya tuviese semen congelado, la pareja con la que quisiera ser padre podrá reclamarlo para la inseminación artificial o la fecundación in vitro (también llamada FIV).

Como vemos, el procedimiento no es muy distinto al de una mujer que quiere ser madre por inseminación artificial o al de una pareja que busca tener hijos mediante la fecundación in vitro. Sin embargo, el caso de Pullin sí ha sido algo diferente. Y es que parece ser que, aunque deseaba ser padre, el semen del deportista no estaba congelado; por lo que se tuvo que someter a una biopsia para extraer el semen, según explica Marca. De esta manera, su pareja ha podido tener ahora, quince meses después de su fallecimiento, una hija del deportista.

Fecundación 'in vitro' o inseminación artificial

En este tipo de procesos la parte más difícil suele ser la legal. Pero una vez se tiene el permiso, no es un proceso complicado. La mujer puede someterse a ciclos de fecundación in vitro, como ha sido el caso, o proceder a la inseminación artificial. Pero ¿cuál es la diferencia entre estos dos métodos?

La gran diferencia entre ambos métodos es dónde se realiza la fecundación. En el caso de la inseminación artificial, esta se produce dentro del propio cuerpo de la mujer. Es decir, es muy similar a la forma natural de quedarse embarazada. Sin embargo, cuando hablamos de FIV, la fecundación del óvulo se hace en el laboratorio.

Además, hay que tener en cuenta que en este tipo de casos en los que no hay muchas muestras de semen es posible que se opte por la segunda opción. Y es que la fecundación in vitro suele requerir menos semen. De hecho, con unos pocos espermatozoides pueden llegar a hacerse varios ciclos de FIV.

En definitiva, el fallecimiento repentino de Pullin no ha truncado su deseo de ser padre gracias a la FIV. Esto puede hacerse en más casos de fallecimiento; pero siempre que haya quedado constancia en el testamento o última voluntad el hecho de que quería ser padre.

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