Una muestra de semen puede exhibir un caso de oligozoospermia, cuando los espermatozoides son escasos o de baja calidad, azoospermia cuando brillan por su ausencia, o normospermia cuando están dentro de los límites que facilitan la fertilidad. Dicho esto, duele tener que aclararlo; pero, por si acaso, avisamos que no, el semen de fuerza no existe. Eso es para la harina y las camisas. Ahora bien, ¿a qué se refiere José Ortega Cano cuando dice que su semen es de fuerza y que aún podría tener hijos?

Sin un microscopio y algo llamado cámara Makler no podríamos decir cuánto realismo hay en sus palabras. Pero lo que sí es cierto es que la fertilidad de los hombres puede llegar a ser mucho más larga que la de las mujeres, siempre que las condiciones les sean propicias.

La explicación es sencilla. Las mujeres ya nacen con su reserva ovárica, que se irá gastando poco en cada ciclo menstrual, dejando para el final los ovocitos de peor calidad. En cambio, los espermatozoides se están produciendo constantemente desde el momento de la pubertad. Por eso, no hay una reserva que pueda gastarse como con los ovocitos. Eso hace que, si se ha cuidado lo suficiente, Ortega Cano todavía pudiera concebir un hijo con una mujer joven. Pero eso no es semen de fuerza, es un beneficio reproductivo de los hombres. Uno de tantos.

Construyendo ovocitos

La reserva ovárica de las mujeres, compuesta por ovocitos primordiales, ya está lista en el momento en que nacen. Como mucho, puede que se finalice un poquito después de que vengan al mundo. Quedarán en stand by hasta el momento de la pubertad y, desde entonces, poquito a poco van continuando con su maduración en cada ciclo menstrual.

Los ovocitos seleccionados, al exponerse a los picos hormonales de este ciclo, completan algo conocido como primera división meiótica y terminan cubiertos por células del estroma ovárico y convertidos en folículos. Esto ocurre con decenas de folículos, pero solo uno, o a veces ninguno, se desarrolla hasta constituir un folículo maduro, en cuyo interior se encuentra el ovocito secundario. Este es el que finalmente se libera del ovario y pasa a las trompas, a la espera de ser fecundado. En caso de que se fecunde, podremos por fin empezar a hablar de óvulo, ya que es ahí donde culmina su maduración. 

La reserva ovárica se va mermando con cada ciclo menstrual, de modo que cada vez quedan menos ovocitos y, además, con peor calidad. Es por eso que se considera que a partir de los 35 años el embarazo puede comenzar a entrañar ciertos riesgos.

Fábrica de espermatozoides

En el caso de los hombres, en cambio, es todo muy diferente. Existe una línea germinal de células madre que comenzarán a diferenciarse para dar lugar a los espermatozoides una vez que llega la pubertad. En ese punto, un gen llamado BMP8b comienza a sobreexpresarse.

Es decir, aunque el gen estaba ya previamente, se empiezan a sintetizar para él muchos ARNm, que son las moléculas que llevan la información de un gen a la fábrica de proteínas, llamada ribosoma, para que esas instrucciones se lleven a cabo. Llegados a ese punto, se pasa por varias fases: la de proliferación, que da lugar a las espermatogonias, la de crecimiento, en la que las espermatogonias de tipo B aumentan su tamaño para ser espermatocitos de primer orden, la de maduración, en la que se obtienen los espermatocitos de segundo orden, y, finalmente, la espermiogénesis, en la que ya tendremos espermatozoides.

Todos estos pasos se siguen sucediendo continuamente durante la vida de un hombre. No obstante, la calidad del resultado irá variando por factores asociados al envejecimiento y por causas ambientales. Se puede generar un semen con muchos espermatozoides, pero una movilidad terrible, o con muy pocos y una movilidad aceptable. O directamente un semen limpio, sin espermatozoides. Suponemos que el semen de fuerza es una normospermia de libro, pero es difícil de saber.

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¿Hasta cuándo puede un hombre tener hijos?

Una mujer, a grandes rasgos, puede tener hijos hasta que la menopausia indique el declive definitivo de su reserva ovárica. En ese caso ya será imposible. Un hombre, en cambio, si se cuida y tiente suerte, podría concebir a cualquier edad. Si no, que se lo digan a Julio Iglesias padre.

El problema es que aquí entran en juego ciertas implicaciones éticas. ¿Vale la pena tener un hijo a los 68 años, como Ortega Cano, para que tenga un padre totalmente anciano llegada la adolescencia? No es bueno para ellos, porque acabarían siendo más padres que hijos. Por eso, si bien no se puede poner barreras a la fertilidad natural, en las clínicas de reproducción asistida de muchos países, como España, sí que tienen un límite establecido sobre el que ya no trabajan con los pacientes. 

Puede variar entre clínicas, aunque las recomendaciones de la Sociedad Española de Fertilidad se encuentran en los 50 años. No obstante, en la Seguridad Social el límite se suele establecer en los 40 años. Además, esto varía según la técnica que se vaya a usar. Por ejemplo, los expertos recomiendan no realizar inseminación artificial a mujeres mayores de 35 años. 

¿En qué consiste esa técnica?

Al no poder realizar inseminación artificial, deberían pasar directamente a la fecundación in vitro. La diferencia entre ambas es que la inseminación artificial consiste en tomar una muestra de semen e introducirla por la vagina de la paciente hasta depositarla donde se facilite la fecundación del espermatozoide al ovocito. Puede ser en el útero o en las trompas de Falopio. En cuanto a la fecundación in vitro, se deben extraer ovocitos de la paciente y ponerlos en contacto con el semen en laboratorio, de manera que se facilite mucho más la fecundación. En ese caso, lo que después se transfiere a la paciente es el embrión en el inicio de su desarrollo.

Este tipo de técnicas suelen ser apropiadas cuando la movilidad de los espermatozoides no es adecuada para llegar por sí solos al ovocito. Es necesaria una ayudita. No sabemos si un semen de fuerza necesitaría esa ayuda. Según su dueño, seguramente no. Pero nunca se sabe. Lo que está claro es que, a ciertas edades, por amor a los hijos que vendrían, lo mejor es dejar de intentarlo, por mucha calidad que tenga supuestamente la materia prima. 

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