Un equipo internacional de investigadores está buscando a personas con posible resistencia al coronavirus para estudiar sus genes. Dada la dureza de la pandemia que todavía atravesamos, suena a asociación científica secreta buscando a personas con superpoderes. Sin embargo, la resistencia a enfermedades concretas por causas genéticas es algo más que conocido en otras patologías.

Por ejemplo, se sabe que hay personas resistentes al VIH o a la gripe. A veces, esa resistencia a una patología puede ir acompañada de alguna desventaja. Por ejemplo, algunas investigaciones señalan que los portadores del gen de la fibrosis quística (tienen solo una copia, por lo que no enferman) presentan protección frente a la tuberculosis. Hay multitud de ejemplos, algunos con una desventaja asociada, pero otros simplemente con la gran cualidad de resistir a una enfermedad. ¿Podría entonces ocurrir algo así con la COVID-19?

Esta enfermedad es aún demasiado joven para poder tener respuestas. Sin embargo, se encuentra dentro de lo esperable. Y dar con estas personas podría ser muy positivo de cara a la búsqueda de tratamientos contra el virus. Porque sí, parece que la pandemia se desinfla gracias a las vacunas, pero no debemos olvidar que aún hay una gran parte del mundo cuya población apenas ha empezado a vacunarse. No es momento de dejar de investigar, por lo que la búsqueda de esas personas con resistencia al coronavirus sigue siendo necesaria.

¿En qué consiste la resistencia al coronavirus?

En caso de que realmente haya personas con resistencia al coronavirus, sería necesario investigar para entender por qué lo son. Es común que la causa esté en los genes. Por ejemplo, podría ser que no cuenten con aquellos que acarrean las instrucciones para sintetizar los receptores del SARS-CoV-2.

Estas personas podrían no tener receptores en sus células

Esto supone que sus células no tendrían puerta de entrada y que, por mucho que entrara en contacto con el virus, este nunca podría introducirse en ellas.

Y, dados algunos casos que se han reportado desde que comenzó la pandemia, es algo que podría ocurrir. Por ejemplo, se han visto familias enteras infectadas en las que solo un miembro, a pesar de haber estado en contacto con los demás sin medidas de protección, no llegó a infectarse.

También se han detectado trabajadores de primera línea, como los sanitarios, que se han expuesto en repetidas ocasiones al virus y tampoco han dado positivo en ninguna PCR. Podría atribuirse a los EPIs, pero no debemos olvidar que al principio de la pandemia muchos trabajadores aún no disponían de ellos. Y, aun así, no se contagiaron.

En busca de candidatos para analizar sus genes

Estos científicos ya han reclutado a 400 personas para su estudio sobre las causas genéticas de una posible resistencia al coronavirus, pero aún siguen buscando voluntarios.

Se aceptan voluntarios de todo el mundo, siempre que cumplan los requisitos

Deben cumplir el requisito de no haberse contagiado tras pasar junto a un infectado al menos una hora al día durante los 3-5 primeros días de síntomas de este. Todo ello, por supuesto, sin medidas de protección. 

Esto, además, debería haberse confirmado con PCR cuatro semanas después del contacto. Y también un análisis de sangre para buscar células como los linfocitos T, que indicarían que sí que se ha pasado por la infección, quizás de forma asintomática. En caso de que todo esto sea negativo, la persona en cuestión estaría lista para formar parte del estudio.

Si crees que este es tu caso, en este enlace tienes la información para participar como voluntario. Aceptan a personas de todo el mundo. 

¿Pero por qué es esto tan importante? ¿Qué tienen que ver las resistencias de unas personas con salvar a otras? Para contestar a estas cuestiones, un buen ejemplo es el del VIH. La única persona en el mundo que se considera que se curó totalmente de esta enfermedad fue alguien conocido como paciente de Berlín. El hombre, además de VIH, tenía leucemia, por lo que se sometió a un trasplante de médula, con la casualidad de que el donante tenía genes que le conferían resistencia al virus del SIDA. Así, este intercambio de células le trasladó la resistencia, consiguiendo que pudiera pasar el resto de sus días sin tener que volver a someterse a tratamiento con antirretrovirales. 

En caso de que se encuentren personas con resistencia al coronavirus no significa que vayan a tener que donar médula a todos los infectados. Esta es una enfermedad diferente, pero sí que daría información interesante sobre las dianas a las que podrían dirigirse futuros tratamientos.

La clave de casi todo está en los genes. Y, por supuesto, si existen personas con este superpoder, su origen también estará oculto en ellos.