En la ficción se ha abordado en innumerables ocasiones la posibilidad de una colisión con un asteroide o con un cometa. Y es que el miedo a este tipo de situaciones es natural. Por eso, se buscan maneras para evitar posibles colisiones contra la Tierra. De hecho, un nuevo estudio publicado en la revista científica Acta Astronautica señala que la disrupción de cuerpos pequeños tardía puede ser una buena solución; pero solo para algunos casos. Veamos qué dice exactamente este estudio.

No le demos vueltas a los tecnicismos y hablemos claro: la disrupción de cuerpos tardía es bombardear asteroides. En este caso, solo se puede hacer con asteroides pequeños, de unos 100 metros de ancho. Es decir, un tercio de la altura de la Torre Eiffel o una quinta parte de lo que mide Bennu, cuerpo del que hemos hablado en otras ocasiones en Hipertextual.

Bombardear asteroides

En la ficción, cuando se habla de bombardear un asteroide, se suele explicar que hay un problema ligado a esto. Y es que el asteroide no desaparece sino que se rompe en trocitos más pequeños. Esto significa que, según el tamaño del cuerpo, esos restos también pueden ser un problema. No solo para la vida en la Tierra sino, además, para los satélites que tenemos en órbita. Y es que las telecomunicaciones podrían peligrar. No obstante, por eso en este caso se habla de un tamaño máximo de ancho de los asteroides.

"Uno de los retos a la hora de evaluar la perturbación es que hay que modelar todas las órbitas de los fragmentos, lo que suele ser mucho más complicado que modelar una simple desviación", afirma en Science Alert el físico Patrick King, de la Universidad Johns Hopkins de Maryland. "No obstante, tenemos que intentar abordar estos retos si queremos evaluar la disrupción como una posible estrategia".

Los fragmentos del 'bombardeo'

En el estudio se analizan cinco órbitas de asteroides distintos y en momentos diferentes, es decir, entre una semana y seis meses antes del impacto. Y es que sabemos que el tiempo de detección es crucial. De hecho, es más probable que un asteroide pequeño se detecte más tarde que uno de gran tamaño. Pero no hay que preocuparse porque las agencias espaciales monitorean a todos los asteroides que se descubren. Y, además, se tiene especial cuidado con los que pueden tener, en algún momento, una colisión con la Tierra.

Los escenarios planteados por los investigadores mostraron que si se podía bombardear al asteroide dos meses antes de su llegada prevista, "es posible reducir la lluvia de destrucción a sólo el 0,1% de la masa original", indican. Mientras que en el caso de que sea más grande de lo indicado anteriormente, con un plazo de seis meses se puede reducir su masa de impacto a solo el 1%. No parece que solucione mucho; pero en realidad es un último recurso muy necesario si nuestro planeta se ve amenazado.

No obstante, desviar un asteroide suele ser lo más adecuado en estas situaciones. Además, ya se ha probado y se sigue haciendo con misiones como DART y Hera, dos satélites de la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) que se enviarán próximamente para estudiar un sistema binario de asteroides y cómo le afecta la desviación de su trayectoria.

"Nos centramos en el estudio de las perturbaciones tardías, es decir, que el cuerpo que impacta se rompe poco antes de hacerlo", explica King. "Cuando se dispone de mucho tiempo -típicamente escalas de tiempo de una década-, se suele preferir el uso de impactadores cinéticos para desviar el cuerpo que impacta".

En definitiva, cuanto más tiempo tengamos para desviar un asteroide, mejor. Sin embargo, si no nos queda mucho tiempo, por el motivo que sea, bombardear el asteroide también puede ser una buena solución. No debería ser nunca la primera opción; pero si estamos en una situación desesperada, servirá. Y mejor eso que morirse, ¿no?

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