Solo queda un mes para la esperada misión de la NASA. El 20 de octubre, si todo sale según lo planeado, la misión OSIRIS-REx tocará el asteroide Bennu. ¿El objetivo? Recoger muestras para traerlas a la Tierra y analizarlas aquí. Traerá entre 60 gramos y 2 kilos de material para su estudio por parte de la NASA. También participa en esta misión el Insituto de Astrofísica de Canarias (IAC).
La NASA envió la sonda en 2016 y en 2018 se acercó hasta Bennu. Desde entonces lo observa como si fuera su sombra, escogiendo el lugar perfecto para hacer el la maniobra de touch andgo, es decir, la recogida de muestras.
Aunque la recogida de muestras estaba prevista para el pasado mes de julio, no se podrá llevar a cabo hasta octubre. Y, entonces sí, procederá a recoger las muestras. El retorno de estas se prevé para septiembre de 2023, si no se producen retrasos.
¿Cómo es Bennu?
El asteroide Bennu tiene un diámetro ecuatorial de 500 metros y su diámetro polar es de 510 metros. Para hacernos una idea de su tamaño solo hay que mirar el edificio Empire State, que tiene una altura de 443 metros y, por tanto, mide menos que Bennu. El asteroide da una vuelta sobre sí mismo cada 4 horas y 20 minutos y tarda 1,2 años en dar una vuelta entera alrededor del Sol. Y se encuentra en el cinturón de asteroides que hay entre Marte y Júpiter y su órbita se cruza con la Tierra en su máximo acercamiento cada 6 años.
Este asteroide ya ha sorprendido a los investigadores de la NASA y el IAC. Esto se debe a que todo apunta a que se trata de un asteroide mucho más antiguo de lo que los científicos esperaban. Tiene entre 100 millones y 1.000 millones de años, tal y como recogió la Agencia SINC en marzo de 2019.
Rocas muy grandes en su superficie
La NASA y el IAC, además, han descubierto que la superficie de Bennu está llena de rocas grandes. En su superficie aparecen más de 200 rocas con un diámetro superior a los 10 metros y tiene toda la superficie llena de regolito (material fino, casi como arena). Las grandes rocas han sido toda una sorpresa para los investigadores. Es más, según estas primeras observaciones del asteroide, este está formado por materiales hidratados y ricos en carbono. De hecho, todo apunta a que se trata de un tipo de meteorito que se conoce como condritas carbonáceas.
Este tipo de condritas son meteoritos primitivos y contienen sustancias primigenias de los inicios del sistema solar. Siempre se ha pensado que este tipo de asteroides son los que han traído el agua a la Tierra.
Una de las razones por las que ir a Bennu, según señaló la investigadora del IAC Julia de León a Hipertextual, es que se trata de un "asteroide de tipo primitivo". Esta clase de asteroide "tiene materiales poco procesados y se componen principalmente de compuestos de carbono, minerales alterados por la presencia de agua y compuestos orgánicos complejos", explicó De León en 2016 a 20minutos. Su importancia radica en que "dan una idea de la composición que había en las primeras etapas de formación de nuestro Sistema Solar y, sobre todo, por la posible presencia de material que haya estado en contacto con agua", comentó la investigadora.
Nuevo hallazgo
Apenas a un mes de pisar Bennu, los investigadores han publicado un nuevo estudio en la revista científica Journal of Geophysical Research. En este paper afirman que Bennu es mucho más activo de lo que se pensaba. Pero, ¿qué significa esto?
Bennu desprende partículas e, incluso, una o dos rocas al día. "El tamaño de las partículas coincide con lo que se espera que se desprenda de un asteroide como Bennu debido a la fractura térmica", indican desde IFLcience. Es de apenas 7 milímetros. La fractura térmica se produce por el rápido calentamiento y enfriamiento del asteroide cada vez que se produce una rotación. Es decir, cada 4 horas y 20 minutos. Las partículas a veces vuelven a la superficie mientras que otras permanecen en órbita durante unos días, otras saltan por la superficie y algunos se pierden en el espacio.
Pero lo que no cuadra con la fractura térmica son los lugares desde donde se producen los disparos de rocas. Por lo que los expertos se planteen una segunda hipótesis. Y es que, quizás, se trate de liberaciones producidas por pequeños meteoros que impactan contra Bennu. O puede que sea una combinación de ambos sucesos. Todavía no lo sabemos.
Atracción gravitacional en Bennu
La nueva investigación no queda ahí, por supuesto. Ya que el hecho de que las partículas salieran al espacio, pero en su mayoría regresaran de nuevo a la superficie de Bennu ha ayudado a estudiar mejor la atracción gravitacional "extremadamente débil del asteroide".
"Las partículas fueron un regalo inesperado para el estudio de la gravedad en Bennu. Ya que nos permitieron ver pequeñas variaciones en el campo gravitatorio del asteroide que no hubiéramos sabido de otra manera", explica en un comunicado de prensa el autor principal de uno de los artículos, Steve Chesley, del Laboratorio de propulsión Jet de la NASA.
Todavía no tenemos claro por qué Bennu desprende partículas y rocas. Pero esperemos que los investigadores puedan arrojar algo de luz al respecto antes de que OSIRIS-REx recoja las muestras y ponga rumbo de vuelta a la Tierra.