Se ha hablado mucho sobre los efectos de las vacunas del coronavirus entre los residentes y trabajadores de las residencias de ancianos. Durante la pandemia, las personas de edad avanzada mostraron ser las más vulnerables a la enfermedad, especialmente los que se encuentran en estos centros, en los que se dieron brotes dramáticos. Por eso, es importante realizar un seguimiento que garantice que se encuentran protegidos. Y eso precisamente es lo que ha hecho un equipo de científicos franceses, al publicar en JAMA Network un estudio sobre un brote en una residencia de ancianos de su país.

En él, se muestran las cifras asociadas a un brote que se registró en un centro en el que la inmensa mayoría de ellos estaban vacunados. Ciertamente, a pesar de ello, varios se enfermaron, algunos de gravedad. Incluso uno murió. 

Pero la importancia está en los matices. Esos matices que nos ayudan a entender que las vacunas del coronavirus son realmente efectivas y que, si no fuese por ellas, habríamos lamentado muchísimas más vidas en los meses más recientes de pandemia.

Así fue el brote en la residencia de ancianos

La residencia de ancianos en la que se llevó a cabo este estudio se encuentra en la localidad de Biscarrosse, en Francia.

De los 74 ancianos, 70 habían recibido la pauta completa y 2 una dosis

Su capacidad es de 77 camas, aunque en el momento de la vacunación, entre enero y febrero de 2021, había solo 74 residentes

Unas semanas después de finalizar la campaña de vacunación, uno de los ancianos estuvo en contacto con un visitante que ya tenía síntomas de COVID-19, aunque aún no había sido diagnosticado. El positivo por PCR lo tuvo 4 días más tarde, momento en el que se puso en contacto con el centro, para informar de lo ocurrido. Inmediatamente se realizó otra PCR al residente que estuvo con él. El resultado fue positivo, aunque en ese momento se encontraba asintomático. Los síntomas empezaron 2 días después, cuando requirió un tratamiento a base de oxígeno, suero y anticoagulantes. 

Lógicamente, el paciente se aisló del resto de residentes, pero había estado con ellos en el periodo de incubación, por lo que se procedió a realizarles pruebas, tanto a ellos como a los trabajadores del centro. Y aquí es donde las vacunas del coronavirus marcan la diferencia.

De los 74 residentes, 72 estaban vacunados, concretamente con la vacuna de Pfizer. 70 tenían la pauta completa, con la segunda dosis administrada más de dos semanas atrás. Sin embargo, los otros 2 solo habían recibido una de las dosis.

De todos ellos, dieron positivo 17, entre los que se encontraban uno de los dos ancianos sin vacunar, los 2 que solo habían recibido una dosis y 14 con la pauta completa. En cuanto al nivel de gravedad, ocho tuvieron síntomas graves, aunque solo 2 requirieron hospitalización. Por desgracia, también murió uno, que cabe destacar que fue precisamente el único contagiado sin vacunar.

Finalmente, entre los trabajadores también se observaron los efectos de las vacunas del coronavirus. Había 102, aunque en ese momento solo se habían vacunado 34. Dieron positivo en la PCR 12 de ellos, de los cuales 9 estaban sin vacunar y, de los 3 vacunados, solo uno tenía la pauta completa. En este grupo no hubo casos graves. De hecho, 7 fueron asintomáticos y de los 5 con síntomas todos los tuvieron leves o moderados.

Para terminar, es muy importante ver estos datos en perspectiva. Por ejemplo, si nos fijamos en los datos de los ancianos, veremos que solo había un no vacunado entre los contagiados y ni más ni menos que 16 vacunados, 14 con pauta completa. Pero, si vemos qué supone esto respecto al total, comprobaremos que se trata de un 50% de los no vacunados y solo un 20% de los que recibieron la pauta completa de vacunación. Además, la posibilidad de enfermedad grave disminuye con las vacunas del coronavirus.

vacunas del coronavirus, person holding white and blue labeled bottle
Foto por Spencer Davis en Unsplash

¿Qué nos dice este estudio sobre las vacunas del coronavirus?

En los últimos meses han saltado algunas alarmas al comprobar que vuelven a aparecer brotes en las residencias de ancianos y que los niveles de anticuerpos neutralizantes contra el SARS-CoV-2 entre los residentes han decaído notablemente.

La disminución de anticuerpos no indica necesariamente una disminución de inmunidad

Sin embargo, aquí es importante tener en cuenta varias cosas. La primera, que la pérdida de anticuerpos no implica necesariamente la pérdida de inmunidad. De hecho, existe también algo conocido como inmunidad celular, compuesta por células de memoria que, tras el contacto con un patógeno (o con su vacuna), quedan preparadas para generar anticuerpos rápidamente cuando se necesiten. Por lo tanto, no es necesario que estos permanezcan acumulados hasta que hagan falta. Sería algo así como tener abandonado en el trastero algo que quizás no lleguemos a usar nunca.

Por eso, no podemos estar seguros de que se esté perdiendo inmunidad. Pero sí es cierto que en las personas de edad avanzada se da algo conocido como inmunosenescencia, por lo que el sistema inmunitario se vuelve algo menos eficaz con los años. Esto, además, se puede ver potenciado por patologías como el cáncer o la diabetes. Y también por fenómenos como la desnutrición. Todo esto, según indican en este estudio, se daba entre los ancianos enfermos de COVID-19 en la residencia de ancianos estudiada. Además, el único fallecido no estaba vacunado.

Aun así, está claro que este es un grupo especial, al que se debe prestar especial atención. Muchos países ya barajan administrar a los residentes una tercera dosis de las vacunas del coronavirus. Es cierto que, de forma generalizada, los expertos coinciden en que de momento este refuerzo no parece necesario. Sin embargo, para casos concretos, como estos, sí podría serlo.

Pero, sobre todo, lo que se debe tener en cuenta es que sigue siendo población vulnerable. No debemos olvidar que el brote comenzó con la visita de una persona sintomática. Si tenemos síntomas compatibles con el coronavirus jamás deberíamos visitar a nadie sin estar seguros, pero mucho menos a un anciano. Las vacunas del coronavirus son un salvavidas magnífico, pero aún hay cosas que debemos recordar. Esta es una de ellas.

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