Las empresas tecnológicas llevan años transitando de dispositivo en dispositivo con el objetivo de ofrecer nuevas funcionalidades, y, claro está, también vender más. Al smartphone le ha salido un compañero ya bastante asentado como los relojes inteligentes, sus primas las pulseras de actividad, altavoces inteligentes… Pero ahí, en el fondo de esta familia de apellido tan presuntuoso, aparecen unas parientes lejanas que hasta hace poco nadie invitaba a la fiesta. Sí, hablamos de las gafas inteligentes en sus distintas versiones, desde las que prometen grabar y tener conexión de audio, hasta las que quieren transformar nuestro día a día a través de la realidad aumentada.
Hace unos días Facebook presentó finalmente sus Ray-Ban Stories, un producto en alianza con la conocida firma de gafas que saldrá por un precio de 299 dólares en unos mercados reducidos por ahora, como Estados Unidos, Canadá, Reino Unido o Italia.
Las Ray-Ban Stories no son un ingenio grandilocuente para el nivel tecnológico actual. Quien quiera podrá grabar, pueden emitir en directo y hacer llamadas siempre apoyada en un smartphone que le hará de respaldo con una aplicación dedicada. Un producto muy alejado con lo que promete la propia Facebook en sus Oculus (aunque con ellas mejor no salgas a la calle), de lo que podría hacer Apple con sus gafas según los rumores que ya llevan años, o incluso la propuesta que en forma de prototipo mostró Xiaomi hace poco, que mediante una panel integrado podía mostrarnos indicaciones para llegar a un lugar.
Y, sin embargo, son la propuesta más en firme de una gran tecnológica por un gadget que parece enterrado desde que Google presentara su Glass en 2013, y que parecen empeñadas en convertir en el próximo smartwatch.
Por qué Facebook tiene tanto interés en el mundo de las gafas inteligentes
Las Ray-Ban Stories cuentan a su favor con una estética mucho más normalizada que desde luego las Glass de Google o incluso las interpertaciones que se están haciendo de lo que Apple (quizá) podría presentar en algún momento.
De hecho, solo dos cámaras integradas en sus patillas -ya de por sí anchas del clásico modelo Wayfarer- hacen que al verlas sintamos cierto estupor o incomodidad por saber si nos están grabando. Pero Zuckerberg ha dejado claro en varias ocasiones que estas gafas solo son la punta de lanza de la tecnología de AR que llevan años probando con Oculus y que podría redundar en su proyecto más ambicioso y aparentemente alejado: el metaverso.
Con la adquisición en 2014 de la empresa de realidad virtual (VR) Oculus, el ala de desarrollo de realidad virtual y realidad aumentada de Facebook, Facebook Reality Labs, ha crecido tanto que ahora, según se informa, emplea al 20% de la fuerza laboral de Facebook.
Nada más lanzarse, las gafas de Facebook ya han levantado dudas en las agencias de protección de datos
Facebook ve la realidad aumentada y la realidad virtual como un componente central de su futuro, y prevé que esta tecnología tendrá un impacto similar a la revolución de los móviles, según ha dicho Zuckerberg en varias ocasiones. El metaverso, en este sentido, vendría a ser todo aquello que se pueda realizar de forma virtual por medio de AR y VR. De momento, con aplicaciones que han empezado a enseñar la patita en el mundo laboral, como por ejemplo tener reuniones de trabajo con avatares de los compañeros.
A ello se suma que el móvil, como dispositivo, en algún momento parece natural que debiera comenzar a menguar hasta hacerse inexistente (aunque la tendencia vaya hacia pantallas más grandes). Por ahí puede ir la apuesta por los relojes inteligentes ya afianzada, y quién sabe si las gafas. “No creo que queramos ir por la vida con un teléfono en el bolsillo. Lo hacemos porque nos crea mucho valor”, dijo Zuckerberg a Fast Company.
¿Me estás grabando con las gafas?
Pero además, Facebook parece estar intentando desligarse de su propia herencia, marcada con escándalos, al asociarse con Ray-Ban. “Al calificarlos como un producto de Ray-Ban en lugar de uno de Facebook, con un estilo clásico en lugar de un aspecto de alta tecnología, y con la posibilidad de subirlos a muchas plataformas de redes sociales diferentes, la compañía está tratando de vendernos el concepto de gafas inteligentes en general, en lugar de gafas de Facebook”, argumentan Ben Egliston y Marcus Carter, doctores en investigación y cultura digital en un artículo publicado en The Conversation.
También resulta evidente que esta propuesta dista mucho de provocar el ‘efecto robocop’ que parecían causar las gafas de Google, con su visor a los Vegetta. Están insertadas en la normalidad.
Sin embargo, la duda sobre su privacidad es básica. Facebook ha lanzado el producto en Italia, donde sus autoridades ya han preguntado al respecto de su uso. En España, la legislación permite que se graben imágenes en la vía pública siempre que no se suban a la red (la app que acompaña las gafas, Facebook View, guarda los vídeos en local), o que las usemos como cualquier usuario que sube una storie a Instagram de una calle en la que no haya filmación directa de alguien sin permiso. Con respecto a su posible desarrollo con tecnologías implementables de reconocimiento facial, la Agencia Española de Protección de Datos tiene un escrito aclaratorio que impediría su uso.
Para advertir a alguien de que un portador de estas gafas está grabando, las Ray-Ban Stories cuentan con un piloto blanco que indica que está tomando imágenes. Ante una pregunta de una reportera de Buzzfeed que pudo probarlas y que tapó este piloto con un simple rotulador permanente, Facebook respondió que la única respuesta que tiene es que si alguien hace eso estaría incumpliendo la política de uso del dispositivo. ¯_(ツ)_/¯
Facebook ha publicado una política de privacidad específica para sus gafas que dice así con respecto a otra preocupación, el uso de datos y su posible aplicación para su plataforma publicitaria:
Las gafas inteligentes Ray-Ban Stories y Facebook View son experiencias sin anuncios, por lo que no verá anuncios cuando use las gafas o la aplicación. Y no utilizamos el contenido de sus fotos y videos para anuncios personalizados. Si comparte contenido con cualquier otra aplicación, se aplicarán los términos de esa aplicación.
La segunda intentona de las gafas inteligentes
En cualquier caso, la apuesta renovada por las gafas que se lleva cocinando unos años parece empezar a tocar tierra de forma evidente, a la espera de lo que finalmente haga o no Apple. Y con ello sabremos si se cierra o no el círculo abierto por Google hace una década.
Las gafas inteligentes llegaron al mercado ya en 2013, pero la mayoría se han centrado en clientes empresariales, y solo unas pocas se dirigen a los consumidores de forma todavía muy primigenia.
En 2013, Google lanzó el primer prototipo de Google Glass a un grupo selecto de consumidores antes de hacerlo público en mayo de 2014. Con un precio de venta de 1.500 dólares, el producto fue objeto de críticas por posibles problemas de privacidad relacionados con su cámara conectada. Al final, fue uno de los pocos pero sonados fracasos de Google. Su modelo para el consumidor fue descatalogado en 2015, y la empresa encontró un lugar desarrollando una línea para el uso en almacenes e industria.
Esta última versión orientada a la comunidad empresarial se lanzó en 2019, y se sigue vendiendo. Con un precio de venta de 999 dólares, el modelo viene equipado con aplicaciones activadas por voz que se pueden gestionar desde un dispositivo móvil.
De forma más recinete, Vuzix, una empresa que lleva mucho tiempo creando productos de gafas inteligentes para clientes empresariales, presentó este año su primer modelo enfocado al gran consumo con conectividad por Wifi y cámaras. El periplo de esta empresa puede indicarnos que algún sustrato sobre el futuro de las gafas puede existir. En 2015, Intel invirtió casi 25 millones de dólares para conseguir una participación del 30% en la empresa.
Aunque sin vocación porque las llevemos por la calle, Microsoft también está poniendo las gafas inteligentes al servicio del sector de la defensa. Disponibles por primera vez para los consumidores en 2019, las gafas HoloLens pueden superponer imágenes y mostrar programas informáticos. En 2019, la compañía obtuvo un contrato de 479 millones de dólares para desplegar 100.000 prototipos en el ejército estadounidense con la esperanza de mejorar la eficacia de los soldados, una medida que fue objeto de duras críticas por parte de sus propios empleados.
En 2016, Snapchat hizo su incursión en el mercado de las gafas inteligentes con Spectacles, un wearable que permitía a los usuarios grabar vídeos para sincronizarlos con sus teléfonos. Aunque no ha tenido mucho éxito entre los consumidores, la versión más reciente ofrece capacidades 3D y se vende por 380 dólares, una fracción del precio de sus competidores.
Y es que el precio de la mayoría de las gafas inteligentes sigue siendo elevado, incluso para su vertiente empresarial. Ofrecer un precio asequible para el consumidor es una forma de acelerar el despliegue, y ahí es donde las Ray-Ban de Facebook pueden ser también clave.