El oxímetro y el pulsioxímetro se ha convertido en unos de esos utensilios cuya existencia muchos desconocíamos hasta que llegó la pandemia de COVID-19. Ahora todos sabemos lo que es y, además, muchas personas tienen uno en sus casas. El motivo es que el descenso de la saturación de oxígeno se ha considerado uno de los indicadores de gravedad de la enfermedad. Pero no basta con tenerlo. También hay que saber usarlo y, sobre todo, tener en cuenta que ciertos factores pueden falsear los resultados. Por ejemplo, se ha comprobado que en las personas con piel negra o muy morena es más probable que se obtengan resultados engañosos.

Hace tiempo que se sabe. De hecho, en diciembre de 2020 ya se publicó un estudio al respecto. En él, se mencionaba que la investigación de este fenómeno comenzó a principios de la década de los 2000. Pero, aun así, es una información que incluso muchos profesionales de la salud desconocían.

Por eso, algunas autoridades sanitarias se han hecho eco del tema durante la pandemia. Primero fue la FDA, poco después de la publicación del estudio de diciembre. Ahora, ha sido el NHS de Reino Unido. En general, todos coinciden en lo mismo. Que este hallazgo no quiere decir que las personas de piel negra no puedan usar un oxímetro. Pero que sí deben tener en cuenta los errores que podrían arrojar. 

La importancia de usar oxímetro

Durante la pandemia de coronavirus se ha comprobado un dato muy relevante de esta enfermedad: que algunas personas sufren un drástico descenso de la concentración de oxígeno en sangre, pero sin llegar a sentir que se ahogan. Este síntoma silencioso es un peligro; ya que a veces, para cuando se dan cuenta, los pulmones ya están demasiado dañados.

Es mejor analizar la evolución del porcentaje que mirarlo una sola vez

Por eso, se recomienda que las personas con COVID-19 dispongan de un oxímetro para controlar periódicamente este parámetro. Incluso para personas de riesgo, como los ancianos residentes en centros sociosanitarios, se llegó a lanzar la recomendación de analizar su saturación de oxígeno frecuentemente, sin estar necesariamente infectados.

Esto ha llevado a muchas personas a comprarse uno de estos aparatos en el último año. Se considera que un resultado saludable debe estar entre el 95% y el 100%. Sin embargo, algunas enfermedades pulmonares, como la EPOC, pueden arrojar porcentajes mucho más bajos sin que haya ningún problema añadido. Por eso, más que en un resultado aislado, la recomendación es que nos fijemos en la evolución de estas cifras. Si hemos dado positivo en COVID-19 y vemos que la saturación de oxígeno en varias medidas con el oxímetro va disminuyendo drásticamente, deberemos preguntar a nuestro médico o, si el descenso es muy pronunciado, acudir a urgencias. Sobre todo si baja del 90%.

Esto es aplicable a toda la población, pero con matices para las personas de piel negra. Ellas pueden tener resultados que no se correspondan con la realidad, por una sobreestimación. Sin embargo, la evolución del porcentaje, erróneo o no, sigue siendo un dato orientativo muy útil.

¿Por qué da resultados erróneos en personas de piel negra?

Cuando tomamos aire, el oxígeno presente en los pulmones se distribuye a través de la sangre hacia todos los tejidos del organismo. Los encargados de este transporte son los glóbulos rojos, pero no podrían hacerlo sin la hemoglobina, una proteína que se encarga precisamente de captarlo. 

La hemoglobina unida al oxígeno absorbe la luz de una forma diferente

Se puede saber si esta proteína está unida al oxígeno o no porque en cada caso absorbe la luz de un modo diferente. Por eso, lo que hacen los oxímetros es emitir radiación infrarroja hacia la piel. Se pueden colocar en diferentes lugares del cuerpo, aunque es muy común el dedo, porque recibe un gran flujo sanguíneo a través de los capilares.

El aparato dispone de un sensor que mide qué cantidad de esa luz que se emitió se absorbe. Así, se puede hacer un cálculo de la cantidad de glóbulos rojos que están transportando oxígeno y, por lo tanto, de la concentración que tenemos de esta sustancia en la sangre. 

El problema es que, del mismo modo que una pared no absorbe la misma luz si es blanca o si está pintada de negro, en este caso, se ha visto que la asborción de luz en el oxímetro también se puede ver afectada por los colores. Por ejemplo, se recomienda no usarlo sobre dedos con uñas pintadas, pues podrían falsearse los resultados. Y lo mismo ocurre si el usuario tiene la piel negra.

De hecho, en el estudio de diciembre de 2020, al hacer las mediciones a 10.000 pacientes, se vio que en los que tenían la piel blanca se obtenían un 3’6% de resultados engañosos, mientras que en los de piel negra el resultado ascendía hasta un 11,7%. Posiblemente, si se hubiese probado con más personas de piel negra en el momento de su desarrollo habríamos sido conscientes de este asunto mucho antes. Muy a menudo la investigación científica se desarrolla sobre todo en hombre cis de piel blanca. Y eso deja al resto de la población fuera de los resultados. Lo hemos visto con las mujeres y este no es el primer asunto que involucra un desconocimiento previo de los efectos en pacientes con piel negra.

Por lo tanto, puede que los resultados del oxímetro en una persona de piel negra no sean un reflejo de la realidad. Pero si se miden en días sucesivos y se observa una caída del porcentaje, esa persona deberá consultar cuanto antes a un sanitario. Sea cual sea el color de su piel.

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