El 26 de noviembre de 2018, el aterrizador InSight, de la NASA, finalizó su viaje hacia territorio marciano. Comenzó así una misión cuya finalidad principal era estudiar el interior de Marte. Esto se haría principalmente a través de la medición de tres tipos de parámetros: la temperatura a 5 metros de profundidad, el tambaleo sobre su propio eje y las ondas sísmicas. Ahora, casi tres años después, un equipo internacional de científicos publicará tres estudios en los que se exponen las conclusiones del análisis de estos últimos datos.

Dos de ellos han tenido participación española, con la intervención del sismólogo Martin Shimmel, del Instituto de Geociencias del CSIC. Además, el Centro Español de Astrobiología (CAB) ha participado también con el diseño de un instrumento esencial para el correcto desarrollo de estas mediciones.

En conjunto, todos estos científicos de diferentes puntos del globo han conseguido algo que no se había logrado antes: obtener medidas directas del interior de otro planeta. Veamos cuáles son estas medidas.

¿Cómo ha podido InSight llegar a las profundidades?

Aún nos queda mucho por saber del interior de Marte gracias a InSight. De momento, son los datos sísmicos los que nos han dado más información. Esto es así porque se han podido analizar  las ondas sísmicas, reflejadas y modificadas por las estructuras internas del planeta rojo. 

En este punto, según ha narrado a Hipertextual Martin Shimmel, ha sido muy importante el papel de TWINS. Este es un instrumento, desarrollado por el CAB, que incluye sensores de viento y temperatura. Es muy necesario porque las mediciones del viento, entre otras, ayudan a “verificar que las ondas sísmicas que se observan no están generadas por vientos y vibraciones del aterrizador”.

Empezamos por la corteza

“Hasta ahora, todas las misiones a Marte se centraban en el estudio de la superficie desde algún satélite o la superficie misma”, cuenta Shimmel. Por lo tanto, es la primera vez que se obtienen medidas directas del interior de Marte o de cualquier otro planeta. 

De hecho, han obtenido datos muy concretos, tanto de la corteza como del manto y el núcleo. Para la primera, han calculado que debe tener un espesor de entre 20 y 39 kilómetros en el lugar en el que se encuentra el aterrizador de InSight. “Con base en estas estimaciones, la gravedad global y la topografía limitan el espesor medio de la corteza global a 24 - 72 km”. Por otro lado, también han calculado la densidad de la misma, que debe encontrarse entre 2.850  y 3.100 kg/m³, en base al espesor cortical. Esta, según explica Shimmel, es una cifra inferior a la estimada; ya que, a raíz del análisis de la composición de los materiales de la superficie, se calculaba que sería de unos 3.300 kg/m³.

El sismólogo entrevistado por este medio señala que toda esta información es muy importante, pues “conocer el grosor de la corteza limita la forma en que el planeta se diferenció y evolucionó con el tiempo”.

Manto y núcleo, las profundidades del interior de Marte

Para el núcleo, compuesto por metal líquido, han calculado que debe tener un radio de 1.830 kilómetros aproximadamente. Estudios previos al análisis del interior de Marte por parte de InSight estimaban que se encontraría entre 1.400 y 2.000 kilómetros. Por lo tanto, en este caso las estimaciones sí que son correctas. Según cuentan en un comunicado de prensa de la Sociedad Americana para el Avance de la Ciencia, “comienza aproximadamente a medio camino entre la superficie y el centro del planeta, lo cual sugiere que el manto del planeta consiste en una sola capa rocosa, en lugar de dos, como en la Tierra”. 

Parece ser que el manto consiste en una sola capa rocosa, en lugar de dos, como en la Tierra

Además, Martin Shimmel añade que todo esto da datos sobre la composición de dicho núcleo. “Un núcleo con radio menor de unos 1600 km sería deficiente en elementos ligeros y permitiría la existencia de un manto inferior y superior similar al de la Tierra. En cambio, un núcleo grande estaría enriquecido con elementos ligeros y excluye la presencia del manto inferior”.

Por otro lado, para saber más sobre el manto del interior de Marte, han estudiado las ondas sísmicas directas y reflejadas en la superficie de ocho terremotos marcianos (marsquakes) de baja frecuencia. Así, han podido sondear más profundamente y revelar la estructura del manto a una profundidad de casi 800 km. Esto les ha permitido observar una litosfera gruesa, unos 500 kilómetros por debajo de la superficie. 

Estos tres estudios, que se publican en Science, son los primeros frutos del trabajo de InSight. Pero aún tiene mucho que contarnos, por lo que tendremos que permanecer atentos para seguir conociendo lo que ocurre en el interior de Marte. 

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