El verano ya está aquí y a más de una persona le ha pillado el toro con la operación bikini. Las playas empiezan a llenarse y creemos que necesitamos ir con un cuerpo perfecto. Por este motivo, muchas personas se deciden a hacer dietas muy restrictivas y que, supuestamente, les dan beneficios a corto plazo. Una de estas dietas es la de la llamada sopa milagrosa en la que te prometen que en 7 días habrás adelgazado alrededor de ocho kilos. También la llaman sopa quemagrasas, aunque no lo sea. Pero, ¿es posible adelgazar tanto solo comiendo sopa? Ya te adelantamos que si se habla de milagros, esta no es una buena dieta. Pero veamos por qué.

Tomates, cebolla, col o repollo, tallos de apio, pimientos... Casi cualquier verdura se presta a formar parte de los ingredientes de esta sopa quemagrasas. Durante 7 días, con sus 7 noches, tendrás que alimentarte solo a base de sopa. Dicen que cuanta más sopa tomes, más peso estarás perdiendo.

Dieta milagro

La sopa quemagrasas o milagrosa "es una de esas dietas milagro que se inventan sin ninguna base científica", explica Ana Checa, nutricionista. Tanto Checa como la propia dieta descartan su uso a largo plazo, la nutricionista apunta que debido a que "cuesta mucho mantener la adherencia". Esto se debe a que es una dieta "en la que solo ingieras líquidos, sin masticar prácticamente, tan limitada... Como dieta a largo plazo no es recomendable".

"Con esta dieta pierdes sobre todo líquido, no llegas a movilizar la grasa"

Pero sobre todo: no es una sopa que quema nuestra grasa. "Con esta dieta pierdes sobre todo líquido, no llegas a movilizar la grasa. Cuando haces una dieta bien hecha, pierdes tus depósitos de grasa", explica Checa desde el otro lado de la línea telefónica. "Con estas dietas pierdes mucho líquido, orinas mucho porque al ser de verduras es muy diurética; pero en cuanto vuelvas a comer normal seguro que recuperas ese líquido perdido". "Es como cuando haces una sauna. Hay personas que las hacen, se pesan y dicen "uy, peso dos kilos menos". Claro, porque al sudar has eliminado líquidos, pero en cuanto bebes agua lo recuperas", ilustra la nutricionista.

"Mucha gente se decepciona porque ha perdido peso esa semana, pero luego lo recuperas porque en realidad era líquido".

Ana Checa, nutricionista

"Vas a perder peso si hay déficit calórico"

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Foto por Bruno Nascimento en Unsplash

Uno de los reclamos de la sopa milagrosa es que se usan verduras para las que necesitas más calorías para ingerirlas de las que consumes. Esta teoría está muy extendida, pero por desgracia las calorías negativas no existen. "En esto de la alimentación hay muchos mitos, no hay alimentos ni verduras que te hagan adelgazar", afirma Checa. "Al final es el cómputo global de todo el día. Vas a perder peso si hay déficit calórico, es decir, si consumes menos calorías de las que gastas vas a perder peso. Sí hay alimentos con otras propiedades nutricionales como pueden ser más vitaminas, más antioxidantes... Pero un alimento que te haga adelgazar no existe", concluye.

"Lo mejor es hacer una dieta que se pueda llevar a larga, en cualquier época del año", comenta Checa

La dieta debe ser un conjunto de hábitos a largo plazo, no unos días o meses en los que hagamos cualquier cosa con tal de perder peso. Por eso, los nutricionistas como Checa enfocan su trabajo a cambiar hábitos y no solo a perder peso. "No son dietas solo para el verano, son dietas para reducir el peso o mejorar la salud y que se pueden mantener en el tiempo", comenta esta nutricionista. "En mis clínicas trabajamos con dietas bajas en hidratos de carbono y también usamos el ayuno intermitente". "Es cierto que ahora en verano entran un poco las prisas, pero lo mejor es hacer una dieta que se pueda llevar a larga, en cualquier época del año", añade.

En definitiva, esta sopa no hace milagros ni quema grasa. De hecho, si no estamos a gusto con nuestro peso lo mejor es acudir a un nutricionista para que nos ayude a cambiar nuestros hábitos por otros más saludables y que podamos tener una relación sana con la comida. Y es que, al fin y al cabo, no podemos vivir sin comer. Pero podemos vivir sin tener que contar hasta la última caloría que entra en nuestra boca y ser felices.