Recientemente se ha generado un gran revuelo en el panorama científico por la publicación de un estudio sobre el uso de la homeopatía para tratar el coronavirus. La noticia ha dado alas a quienes defienden esta pseudoterapia como arma contra la COVID-19. Al fin y al cabo, hay estudios que corroboran su eficacia. Sin embargo, no todo lo que se publica debe tomarse como una verdad absoluta. Los científicos también se equivocan. Además, si para llegar a sus conclusiones utilizan metodologías cuestionables, estas serán aún menos fiables. Esto puede ser desde la revista elegida para la publicación hasta el modo en el que se tomaron los datos.
En este caso, hay varios motivos por los que deberíamos seguir recurriendo a las vacunas del coronavirus y dejar la homeopatía para las fiestas de cumpleaños. Como el resto de las chuches.
¿Qué es la homeopatía?
Antes de analizar este nuevo estudio sobre homeopatía y coronavirus, vale la pena recordar en qué existe exactamente esta pseudoterapia.
Fue desarrollada a finales del siglo XVIII por el médico alemán Samuel Christian Friederich Hahnemann. Para ello se basó en la teoría de que lo semejante cura lo semejante. Es decir, que un veneno o cualquier compuesto que cause los síntomas de una enfermedad, a bajas dosis, puede curarla.
Realizó sus primeros experimentos con quinina, una sustancia que entonces se empleaba para curar la malaria. A una primera dosis bastante alta le causó mucho malestar. Él no sabía que la razón era su alergia a esta sustancia. Decidió diluirla cada vez más hasta que los síntomas negativos remitieron, básicamente porque la posibilidad de dar con una molécula de quinina entre tanta agua era prácticamente inexistente. Un granito de arena en la inmensidad del océano. Comenzó así a realizar sus preparaciones, basadas en la supuesta teoría de la memoria del agua, que conservaría las propiedades curativas de esa sustancia, ya ausente tras tantas diluciones. Para ello, activaba esos recuerdos a golpe de Biblia. Esto es literal, pues se procedía a dar unos golpecitos con el libro para potenciar los beneficios de la homeopatía.
Con el tiempo, estas preparaciones fueron modificándose, con nuevos ingredientes, que incluyen desde metales pesados hasta trocitos de piedra del muro de Berlín. ¿Que por qué este muro? Porque la homeopatía se basa en que lo similar cura lo similar y se supone que nada puede tratar mejor la opresión del pecho causada por la ansiedad que uno de los mayores signos de opresión social y política de la historia. Bien hilado está. De evidencia científica no anda tan sobrado. Básicamente porque no tiene ninguna.
A día de hoy, las preparaciones homeopáticas suelen ser 6CH, 15CH o 30CH, aunque las hay con índices mucho mayores. CH indica que se hace una dilución 1:100. Es decir, que se toma un mililitro del principio activo (la sustancia que suponen que cura) y se mezcla con 99 de agua para tener una disolución de 100 mililitros en total. El número de la izquierda indica cuántas veces se repite este procedimiento. Es decir, para una 30CH se tomará un mililitro de esa muestra ya diluida y se mezclará con otros 99 de agua. Así una y otra vez hasta alcanzar las 30 repeticiones.
El resultado es que la probabilidad de encontrar una sola molécula de la sustancia que se empezó a diluir será de uno entre un billón de billones de billones. A la hora de repartirlo en viales, lo que estaremos repartiendo será simplemente agua, a la que se le añade azúcar para dar un sabor más agradable. A veces también alcohol. Finalmente se encapsula, dando lugar a las típicas bolitas o chochitos, como se les llama en Latinoamérica. Y así ya estarían listas las chuches a precio de oro. Esa es la homeopatía.
¿Qué dice este nuevo estudio?
En realidad, los autores del estudio que se acaba de publicar no son los primeros que apuntan a la homeopatía como tratamiento contra el coronavirus. De hecho, al principio de la pandemia ya lo hizo encarecidamente el gobierno de la India. Todos sabemos de sobra la triste situación en la que se encuentra este país actualmente, por lo que está claro que la homeopatía no les sirvió de nada. Como tampoco lo hacen las heces de vaca que empiezan a recomendar ahora algunos bulos.
Pero centrándonos en esta publicación reciente, hay varias cosas que llaman la atención. La primera es que solo se basa en los datos de 107 pacientes. Esta es una cifra bastante baja para poder obtener conclusiones sólidas. No obstante, hay algunas investigaciones interesantes y con buena metodología más allá de ese dato. No nos dejemos llevar por la cifra entonces.
A continuación, los autores del estudio dicen que, de esos 107 pacientes, no todos tenían un diagnóstico positivo de COVID-19. Concretamente, los definen como “pacientes que presentaban fiebre y / o tos y / o disnea y / o infección por COVID-19 confirmada o contacto cercano con un caso confirmado”.
En cuanto a la sintomatología, 103 tenían síntomas leves o moderados. Otros cuatro se encontraban graves, pero fueron excluidos del estudio. Que no participen los que tienen mayor sintomatología deja entrever lo que va a ocurrir después. Y esto es que se analiza su evolución durante los 10-15 días posteriores a la prescripción del tratamiento por parte del homeópata. Se explica que la recuperación completa osciló entre los 3,5 y los 14,4 días. Básicamente, lo mismo que tardan normalmente en curarse el resto de pacientes leves o moderados sin ningún tipo de tratamiento. Es la razón por la que la homeopatía suele dar muy buenos resultados con la gripe, que tarda siete días en curarse sin nada y una semana con ella. Si tomas bolitas o chochitos de homeopatía durante esos días la gripe acabará remitiendo, pero también si tomas ositos de gominola.
Finalmente, se menciona que la mejor potencia para obtener buenas tasas de recuperación es la 200 CH. A esta dilución, harían falta varios universos para encontrar en ellos una sola molécula de principio activo.
En definitiva, ningún homeópata te curará el coronavirus, por mucho que haya un estudio que diga que sí. La ciencia es la única capaz de salvarnos. Por eso debemos aferrarnos a las vacunas como nuestro mayor salvavidas para salir de la pandemia.