Hace apenas un par de semanas que la Agencia Europea del Medicamento aprobó la vacuna de Janssen para su administración dentro de la Unión. Esta es una gran noticia; ya que, al contrario que el resto que se están distribuyendo en la actualidad en territorio europeo, requiere solo una dosis. Este hecho pisará el ansiado acelerador del ritmo de vacunación, al permitir inmunizar a más individuos en menos tiempo. No obstante, son muchas las personas que aseguran que preferirían ponerse otra vacuna del coronavirus, como las de Pfizer o Moderna, por haber mostrado una eficacia mayor.

Así es, estas fueron las primeras en despuntar en la carrera de los porcentajes que se inició tras el final de los ensayos clínicos. Tras algunas modificaciones, ambas se posicionaron por encima del 90%. Sin embargo, Janssen, al igual que AstraZeneca, apenas supera el 60%. Pero estas no son realmente las cifras por las que debemos guiarnos. Comparar el porcentaje de eficacia de Pfizer y Janssen tiene el mismo sentido que comparar peras con manzanas. No es la primera vez que se usa esta metáfora, pero para esta situación tiene mucho más sentido que para la que la utilizó hace años cierta política española. Veamos por qué.

Eficacia de la vacuna del coronavirus: una carrera desigual

La vacuna del coronavirus más eficaz es la de Pfizer, con un 95%. La sigue de cerca Moderna, con un 94%. Después, con un 92%, nos encontramos con Sputnik V, que al menos de momento no se ha aprobado en la Unión Europea, pero sí en países como México. A continuación, con un 89%, se encuentra NovaVax, que podría llegar a Europa a finales del segundo trimestre del año. Y finalmente, a la cola, están AstraZeneca y Janssen, con un 67% y un 66% respectivamente. 

Son cifras diferentes, pero no comparables, como bien han explicado recientemente en el medio de noticias estadounidense Vox los investigadores Deborah Fuller, de la Universidad de Washington, y Amesh Adalia, de la Universidad Johns Hopkins.

La última fase de ensayos clínicos de Pfizer y Moderna se realizó en verano, coincidiendo con una bajada en el número de casos de coronavirus

No se pueden comparar porque los ensayos clínicos de los que se extrajeron no fueron idénticos. Cabe destacar que la eficacia de una vacuna es la que se mide durante los ensayos clínicos. La efectividad, en cambio, se analiza una vez que el fármaco en cuestión comienza a administrarse a la población, en un entorno sin controlar.

La última fase de los ensayos clínicos de las dos vacunas del coronavirus con mayor porcentaje se realizaron en verano, en Estados Unidos. En esta época, la primera ola había dado ya sus últimos coletazos y la segunda estaba aún por llegar. Por eso, era más complicado que los participantes se infectaran.

Es importante recordar que, al contrario que con animales de experimentación, una vacuna no se puede probar en humanos infectándolos deliberadamente. Simplemente se les deja hacer su vida y se espera a ver si se infectan. Si esto se hace en una época de bajada de casos, será más complicado que se contagien. Puede realizarse perfectamente el ensayo en esta época, pues lo que se hace es comparar el número de infectados entre las personas que recibieron la vacuna con las del grupo placebo, a las que se les administró una sustancia sin efecto en su organismo. Lo que no puede hacerse es compararlos con los resultados de otras vacunas, como Janssen, que se analizó a principios de 2021, en plena tercera ola.

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Foto por Markus Spiske en Unsplash

La localización importa

Aparte de la época, también es importante el lugar en el que se realizaron los ensayos clínicos. En el caso de Janssen, y también de AstraZeneca, se enmarcaron en varios países. La vacuna el coronavirus de Janssen se probó en Estados Unidos, como Pfizer y Moderna, pero también en Brasil y Sudáfrica. A día de hoy sabemos bien que en ambos países circulan mayoritariamente nuevas variantes, que también podrían afectar a los resultados. Y, aun así, fueron bastante buenos, por lo que muestra ser muy valiosa contra estos nuevos oponentes.

En definitiva, para poder comparar porcentajes de eficacia de las vacunas de la COVID deberían haberse probado en idénticas condiciones. Pero es que, además, esta cifra no es la que más información nos da sobre la eficacia de la inmunización.

Todas las vacunas evitan prácticamente un 100% de las hospitalizaciones y las muertes

Y es que, en parte, estamos centrando la atención donde no es. El objetivo principal de estos fármacos no es evitar la enfermedad a toda costa. Lo que se pretende es reducir la mortalidad, las hospitalizaciones y los síntomas graves del virus. Por eso, es ahí donde nos debemos fijar. Si lo hacemos, veremos que todas y cada una de las vacunas aquí mencionadas se encuentran prácticamente en un 100% de eficacia. En los ensayos clínicos hubo personas que enfermaron, pero todas asintomáticas o con síntomas leves o moderados. En cambio, en los grupos placebo sí que se registraron defunciones y hospitalizaciones.

Es algo que ayer puso de nuevo sobre la mesa AstraZeneca, al publicar los resultados de su últimos ensayo clínico, realizado en Estados Unidos. En él, se calcula un 79% de eficacia en general, un 80% en mayores de 65 años y un 100% de prevención de mortalidad e ingresos hospitalarios. Sí, hubo personas que enfermaron, pero lo hicieron sin gravedad. Dada la lotería en la que se ha convertido esta enfermedad, es algo por lo que todos firmaríamos.

Vacunas de la COVID en España

Las diferencias en las cifras, junto al reciente revuelo por los trombos de unos pocos pacientes que recibieron la vacuna el coronavirus de AstraZeneca, ha llevado a que muchas personas desconfíen de ella. La Agencia Europea del Medicamento ya ha explicado que es segura y que no hay evidencias científicas de que tenga relación con los casos de trombosis. Aquí en España, por ejemplo, se hizo especialmente mediático el caso de una profesora de Marbella que falleció por un derrame cerebral pocos días después de vacunarse. La prensa nacional se llenó de titulares que relacionaban ambos sucesos. Sin embargo, la autopsia ha demostrado que la mujer tenía propensión a los accidentes cerebrovasculares y que no hubo ningún trombo detrás de su fallecimiento. Aun así, ya muchas personas se niegan a ponerse la vacuna.

Janssen ha mostrado ser muy segura, sin efectos secundarios graves frecuentes. Como todas. Pero el famoso porcentaje sigue despertando dudas. Y no hay motivos para ello.

La mejor vacuna del coronavirus es cualquiera que caiga en nuestras manos. Somos afortunados. Ahora mismo, en España disponemos de tres vacunas diferentes. Pronto de cuatro o incluso cinco. Después llegarán más. Pero que haya variedad no significa que podamos elegir. En base a nuestra edad y nuestra situación serán los profesionales sanitarios los que decidan cuál es la más adecuada para nosotros. No importa cuál sea su nombre ni su porcentaje, esa será la que nos hará dar un paso adelante hacia los abrazos y la añoradísima normalidad.

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