Huawei se encuentra en estos momentos en una situación complicada. Las múltiples restricciones impuestas por el Gobierno de los Estados Unidos han dejado un camino lleno de obstáculos ante la empresa china. Por un lado, la compra de componentes (y la fabricación de los que ellos mismos diseñan) se ha complicado enormemente. Y, por otro lado, la imposibilidad de incorporar los servicios de Google en sus smartphones ha dañado seriamente su negocio en Europa.

Ante este panorama, la marca decidió vender la división Honor, que ahora es independiente y puede negociar con mayor libertad con las empresas estadounidenses. También, según Reuters, están evaluando la posibilidad de vender las marcas P y Mate, lo que podría interpretarse como un abandono de, al menos, el mercado de smartphones de alta gama.

En paralelo, Huawei ha estado impulsando todo un ecosistema de servicios. Entre ellos se incluyen la App Gallery (tienda de aplicaciones), los Huawei Mobile Services (conjunto de APIs y herramientas que permiten crear aplicaciones para móviles de Huawei) y el sistema operativo HarmonyOS. La marca, además, se ha mostrado abierta a suministrar este software a otros fabricantes. De hecho, HarmonyOS será un sistema open-source, por lo que cualquiera podrá tomar su código y utilizarlo.

Pivotar el modelo de Huawei del hardware al software

Huawei Mate 40 Pro
Huawei Mate 40 Pro.

Todas estas piezas del puzzle invitan a pensar en un posible futuro en el que Huawei, en lugar de centrarse en la fabricación de hardware, se enfocase en el software. Su papel sería similar al que Google tiene en el ecosistema Android. Es decir: crear un sistema operativo, desarrollar un ecosistema de software a su alrededor, suministrarlo a otros fabricantes y monetizarlo.

Un factor clave en esta ecuación es que, aunque el foco de las restricciones haya estado sobre Huawei, nadie puede descartar que EE.UU. aplique medidas similares sobre otras empresas tecnológicas chinas. De hecho, el país norteamericano incluyó recientemente a Xiaomi en su lista negra. Esto no le impide comerciar con Google u otras compañías estadounidenses, pero sí deja claro que EE.UU. la tiene en su punto de mira.

La única forma que tiene el ecosistema tecnológico chino de protegerse ante esta potencial amenaza es la autonomía. Y, en este caso, eso pasa por un ecosistema de servicios alternativo sobre el que Estados Unidos no pueda aplicar ninguna restricción. Ahí, precisamente, es donde Huawei podría entrar en escena y posicionarse como una especie de alternativa a Google.

Las restricciones comerciales impuestas por Estados Unidos, recordemos, no impedirían a Huawei pivotar hacia el mundo software. Y, dado que la fabricación de smartphones parece una misión casi imposible dadas las restricciones actuales, convertirse en un partner a nivel de software para otros fabricantes –como hace Google– podría ser una solución viable.

¿Cambiará algo con Joe Biden?

Joe Biden
Joe Biden, Presidente de los Estados Unidos. Imagen vía Gage Skidmore (Flickr)

Es cierto que, bajo la Administración de Joe Biden, es posible que las tensiones entre Estados Unidos y China se alivien. Pero, dada la proyección del país asiático como potencia económica y, sobre todo, observando el auge de la industria tecnológica china, es posible que el país norteamericano continúe aplicando restricciones que limiten su crecimiento. Por lo tanto, no sería una sorpresa que China decida proteger su prometedor sector tecnológico de estas posibles amenazas.

Huawei, por su parte, se ha mostrado abierta a colaborar con otras empresas en la creación de un ecosistema alternativo. También han desarrollado herramientas como Huawei Docs, Petal Maps o Petal Search, que prometen reemplazar a Google Docs, Google Maps y el buscador de Google, entre otras cosas. Y, como explicaba anteriormente, se están deshaciendo de algunas divisiones relacionadas con el hardware a la par que desarrollan HamonyOS, Huawei Mobile Services y la App Gallery.

Enunciar esta posibilidad, evidentemente, resulta más sencillo que ejecutarla. Y, sinceramente, el panorama es tan incierto debido a la geopolítica actual que hacer una predicción sobre el rumbo que Huawei seguirá en los próximos años es un poco aventurado. Pero, lo que nadie puede discutir es que, al menos desde fuera, las piezas sí parecen encajar en esa dirección.