Leonardo da Vinci fue uno de los mayores genios de la historia del arte y la ciencia. No es para menos. Tocó todos los palos, desde la ingeniería, hasta la pintura, pasando por la arquitectura, la anatomía y otras muchas disciplinas. Y quizás sea por eso por lo que atrae enormemente la atención de los científicos. Se han llevado a cabo numerosos estudios en torno a su obra, pero también a su propia persona. Algunos investigadores han analizado su genoma, otros han intentado recomponer las pistas sobre una condición visual que podría haber condicionado su creatividad. Incluso, por supuesto, muchos se han esforzado en desentrañar los secretos detrás de la sonrisa de su obra más ilustre. Ahora, un nuevo grupo de científicos procedentes de centros de investigación italianos y austriacos ha dirigido su investigación a analizar los microbios en los dibujos de da Vinci.

La primera autora del estudio es la española Guadalupe Piñar, quien actualmente desarrolla su labor investigadora en la Universidad de Recursos Naturales y Ciencias de la Vida de Viena. No es la primera vez que esta científica analiza el microbioma de una obra de arte. Y es que, en realidad, lo que vemos puede decirnos mucho sobre el camino que han recorrido estos trabajos, pero lo que no vemos es capaz de contarnos todavía más.

Microbios en los dibujos de da Vinci

En 2019, el equipo de la doctora Piñar analizó el microbioma de tres estatuas requisadas a contrabandistas. De este modo, al secuenciar el genoma de los microbios contenidos en ellas, pudieron determinar su posible origen geográfico, así como las condiciones en las que se habían almacenado.

Más tarde, a principios de este año, hicieron lo propio con unos pergaminos de 1.000 años de antigüedad.

¿Cómo no iban a analizar el trabajo del genio renacentista? Lo han hecho a través de una técnica de secuenciación muy avanzada, conocida como Nanopore. Sus resultados sobre los microbios en los dibujos de da Vinci se publican hoy en Frontiers in Microbiology.

Se trata de un estudio que arroja varias conclusiones interesantes. Para empezar, que tenían una mayor proporción de bacterias que de hongos. Hasta ahora se pensaba que estos últimos eran dominantes en las obras de arte en papel, pero en los diseños del artista italiano no parece ser así.

Además, resulta interesante que buena parte de esas bacterias están relacionadas con la microbiota humana. ¿Significa eso que podrían provenir de la piel del mismísimo da Vinci? En realidad, lo más probable es que proceda de algunas de las personas que se han encargado de su restauración a lo largo de los años. También hallaron secuencias vinculadas a microbios procedentes de insectos. Posiblemente llegaron allí a través de excrementos de moscas que se posaron sobre el papel.

Finalmente, todos estos datos sirvieron también para obtener una correlación geográfica de los lugares por los que habían circulado los dibujos.

Hasta ahora las obras de arte se han clasificado en base a lo que se dice sobre ellas en los registros escritos. Pero estos no siempre son lo suficientemente exhaustivos. Por eso es tan importante la información que podemos obtener gracias a la secuenciación del microbioma.

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