Treyarch replantea parte de los cimientos de la franquicia Call of Duty con un juego en el que brilla su campaña y sus clásicos Zombies pero cuyo multijugador palidece ante la sombra de Modern Warfare y la explosión de Warzone.Call of Duty: Black Ops es un título con muchas luces y sombras. Si bien su planteamiento era el de devolver a la franquicia al multijugador frenético que había quedado en segundo plano por los cambios más pausados en el gameplay de Modern Warfare, lo hacer un peldaño por debajo. No sabemos si los rumores sobre la falta de tiempo que ha tenido el estudio para llevar a buen puerto esta nueva entrega han sido los culpables, pero lo cierto es que los cimientos más importantes de Call of Duty, su multijugador, no brilla tanto como deseábamos tras el lanzamiento de Modern Warfare: un paso adelante, pero dos hacia atrás.

A cambio, Treyarch vuelve a echar el resto con una campaña que esconde algunos trucos interesantes, un apartado gráfico en la misma sobresaliente en la nueva generación, y un modo Zombies que vuelve a poner sobre la mesa la genialidad del estudio a la hora de desarrollar este concepto de supervivencia cooperativa con los elementos clásicos de la saga.

Es quizás, la campaña, un segundo plano latente en los juegos con sello de Treyarch desde la generación de 360 y PS3 lo que más brilla del juego, después de que la compañía nos ofreciera una soporífera historia en Black Ops 3 y optase por no introducir campaña en Black Ops 4. Y es que a pesar de ser un franquicia anual, históricamente Call of Duty siempre ha sabido superarse a sí misma, quitando honrosas excepciones como la de Ghost o Infinity War, siempre se han caracterizado por una propuesta de valor que aportase algo más que la entrega anterior, o al menos, un cambio conceptual en el gameplay.

Es por esa cuestión que apuntábamos la falta de tiempo como un síntoma en el juego que no termina de llenar, que está expuesto a unas promesas de futuro que si bien han funcionado maravillosamente en Modern Warfare, con la nueva Activision que abanderando el contenido gratuito para los usuarios ha sabido ofrecer un año completo de actualizaciones geniales sin micropagos ocultos, un camino recorrido hasta ahora en el que sin duda los jugadores de Black Ops: Cold War tendrán que poner sus esperanzas.

Empezando por la que quizás es una de las patas más importantes de Call of Duty, el multijugador, también es quizás una de las que menos brilla en esta nueva entrega. Si bien Treyarch ha devuelto el frenetismo en el juego que en parte era la queja más relevante de Modern Warfare, lo ha sacrificando alguno de los elementos que han convertido a la entrega anterior en una de las más aclamadas, y con una gravedad añadida de estar a la puertas de una nueva generación en la que Call of Duty: Black Ops Cold War.

Multijugador con luces y sombras

Y es que si bien el juego brilla en su gameplay de forma absoluta, no lo hacen tanto en la fidelidad de vimos en la entrega anterior. Las animaciones son tremendamente pobres comparadas con Modern Warfare y, en general, chocan de una forma bestial respecto a lo que estábamos acostumbrados a jugar hace tan solo una semana. Puede parecer algo trivial, pero lo cierto es que es un paso atrás que rompe mucha de la inmersión que ofrecía Modern Warfare y que en su lanzamiento pensábamos que iba a formar parte de la nueva seña de identidad de la franquicia. Call of Duty: Black Ops Cold War es un retroceso enorme en este aspecto, vital para el gameplay y más grave si tenemos en cuenta que también está disponible en la nueva generación. Tanto las animaciones de los personajes como de las propias armas dan la sensación de ser un juego de la generación anterior. No se siente como un juego de PS5 o Xbox Series X, y es más, Warzone con el pack de texturas en alta resolución se nota mucho más moderno y solvente que esta última entrega.

Es una cuestión especialmente relevante cuando nos damos cuenta que Call of Duty: Black Ops Cold War forma parte de la triple estrategia de Activision para este nuevo curso, en que Call of Duty: Black Ops Cold War, Call of Duty: Modern Warfare, y Call of Duty: Warzone forman parte de un trío que va a compartir contenido y cuya progresión estará sincronizada entre los tres juego. Tres juegos que van a compartir contenido y que saltar de uno a otro será la tónica habitual este año pero cuyas sensaciones, gameplay son diametralmente opuestas, y por tanto, un problema en el corto plazo.

Problema que además se agravará cuando el contenido de Cold War esté disponible en Warzone: podremos usar las armas y los perks del primero en el segundo, pero el gameplay entre ellos es tan diferente que el jugador se verá obligado a cambiar la mentalidad cada vez que cambie de partida, puesto que no es una cuestión que afecte solo a las animaciones, ya que por el camino también se ha perdido la posibilidad de montar armas, el sprint táctico o la forma de deslizarse. Veremos cómo adaptan todos estos elementos que no estén presentes en Cold War al contenido de Cold War que llegue a Warzone, pero es un punto en que hay que pararse.

Otro de los cambios introducidos que no nos han convencido ha sido el de las rachas. Ya no es que sea diferente a Modern Warfare (las de Treyarch siempre han funcionado por racha de puntos), es que diferente a lo que la compañía ha hecho hasta ahora. Siguen funcionando por sistema de puntos, pero no se pierden al morir y es algo confuso adivinar de un vistazo los elementos que hacen que suba el indicador de puntos más allá de las bajas, las asistencias y los objetivos cuentan de forma diferente, y al final no tienes claro cómo mantener la tasa de puntos para sacar una racha.

Aunque está planteando dar la bienvenida a los jugadores más noveles, lo cierto es que es incluso más complicado que en los juegos anteriores, aunque garantiza que, de una forma u otra, la mayoría de los jugadores puedan optar a una racha en una partida. s

Todo esto se agrava en parte con la falta de contenido. El número de mapas disponibles en el multijugador es bastante limitado, así como el número de armas o rachas de puntos, pero al fin y al cabo es solucionable con el contenido que se lanzará post-lanzamiento que será totalmente gratuito como en la entrega anterior, pero es algo a tener en cuenta con el juego recién comprado. Le salva enormemente que los mapas están bien construidos, la mayoría son mejores que los de Modern Warfare y lo cierto es que ofrecen menos oportunidades de campeo y por tanto un juego más dinámico.

No obstante, el resto de elementos que componen el gameplay son tremendamente positivos: el juego es frenético, los movimientos son fluidos y se agradecen enormemente la inclusión de las funciones más importantes de las nuevas consolas, como las mejoras en el HDR, el ray tracing o los gatillos adaptativos del DualSense, que en este sentido cero quejas. Es, quizás, los detalles anteriores los que empañan un multijugador que debería haber solucionado los problemas del anterior y que en su apartado jugable lo hace, no tanto en el gráfico o inmersivo si tenemos en cuenta que es un juego intergeneracional que debería ofrecer algo más a los usuarios de PS5 y Xbox Series S|X, y es algo que no soluciona un parche en el juego, puesto que son los cimientos del propio core los que habría que replantear.

Tras el muro de Berlín

La campaña, por otro lado, es un aparato en la que las ideas introducidas da una vuelta de tuerca muy agradecida. Sí, es tremendamente corta (unas 4 horas, unas 6 para completarlo todo), y el juego incluye dos finales diferentes en función de las decisiones que tomamos a lo largo de la misma. Esto implica repetir algunas fases, pero lo cierto es que cambian totalmente el contenido, por lo que no se hace repetitivo.

Treyarch ha introducido no solo las decisiones en la misma, también elementos propios de otras franquicias como Medal of Honor, con objetivos múltiples y secundarios, libertad para el jugador a la hora de resolver las misiones o varias formas de hacer las cosas totalmente distinta que aportan una gran rejugabilidad a pesar de su corta duración.

La campaña además sí tiene elementos propios de la nueva generación, como una mejor calidad visual, un uso magnífico del Ray Tracing y de las iluminaciones o de las funcionalidades que ofrece el mando de PS5, así como mucha variedad de situaciones diferentes que no hace que se antoje repetitiva en ningún momento.

Si que nos ha gustado especialmente el pequeño puzzle que hay que realizar para hacer una misión secundaria: es diferente de cada jugador, y para poder resolverlo hay que reunir una serie de pruebas a lo largo de la campaña y posteriormente descifrar el código, de nuevo único para cada jugador.

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Conclusión

En definitiva, con todas sus luces y sombras, Call of Duty: Black Ops Cold War sigue siendo un juego solvente, con el mejor multijugador de la industria y con una campaña que sin ser sobresaliente.

Si bien el multijugador pierde parte de las animaciones excepcionales del Modern Warfare y la calidad y realismo de los elementos del juego, sigue ofreciendo combates frenéticos en mapas bien resueltos al que solo se le puede reprochar un contenido de lanzamiento muy limitado y un sonido que está lejos de lo que hemos visto en entregas anteriores.

Pros

  • Las innovaciones en la campaña aportan frescura.
  • Apartado gráfico de la campaña.
  • Multijugador más frenético que Modern warfare
  • Ambientación general del juego.

Contras

  • Las animaciones y los sonidos son un paso atrás.
  • Poco contenido de lanzamiento.
  • El multijugador no está a la altura de lo que ofrece la nueva generación de consolas en apartado gráfico.

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