Este fin de semana, en la madrugada del sábado al domingo, se volverá a repetir la manida frase de “a las 3 serán las dos”. ‘Ganaremos una hora’ para que España vuelva a entrar en su llamado horario de invierno (GTM+1), anochecerá más temprano, pero ayudará a que las mañanas comiencen con mayor cantidad de luz.
El cambio de hora es una fórmula que se ha venido utilizando en Europa y otras partes del mundo desde los años 70, momento en el que la crisis del petróleo obligó a buscar ahorrar cuanto fuera posible en materia de eficiencia energética.
Hoy son varios los estudios y hay consenso de que ese ahorro energético no es ya tan acusado, y que sin embargo, estos cambios nos pueden afectar tanto a nivel de salud como de rutina. Más aún, cuando se agranda el debate sobre el huso horario en el que está España, el mismo que Europa central, aunque el país esté mayoritariamente alineado con el meridiano de Greenwich, lo que haría más lógico que tuviéramos el horario de Reino Unido y Portugal.
Se ha hablado mucho en los últimos años sobre si es conveniente o no que España cambiara su horario, su huso horario, o si debería simplemente quedarse con el de invierno o el de verano, todo ello opciones distintas y con diversas implicaciones.
Sin embargo, tras azuzarse el debate desde 2013 con la creación de grupos de expertos gubernamentales, y de que el tema copara cientos de noticias, opiniones y comentarios, nos encaminamos hasta un nuevo cambio de hora sin que parezca que se haya tomado decisión alguna.
¿Qué ha pasado con las propuestas de no cambiar la hora?
2021, el año en el que se debería tomar una decisión
“El asunto sigue vigente, pero en el plano corto, la pandemia de coronavirus lo ha dejado en un segundo plano. Y en el plano más largo, las propuestas políticas se han quedado muchas a veces entre dos aguas”, cuenta a Hipertextual José Luis Casero Gimón, Presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE), organización que lleva años bregando para intentar que España tome la decisión de suprimir el cambio horario, y más allá del huso horario, “que esto desemboque en un cambio del uso horario, sin h. Es decir, nuestras rutinas y horarios, que afectan a nuestra calidad de vida”, señala.
La posible decisión sobre si suprimir el cambio de hora, no obstante, sigue estando encima de la mesa. En 2018 la Unión Europea, tras una encuesta ciudadana que votaba mayoritariamente por suprimirlo, propuso a los estados miembros tomar una decisión consensuada sobre en qué horario, si el de invierno o el de verano, querían quedarse.
Tras algunos retrasos, ahora mismo el deadline para esa decisión está en abril de 2021. El problema, comenta el presidente de ARHOE, “es que tanto por la pandemia como por la falta de decisión interna de los estados, es posible que no se pueda adoptar en 2021, aunque mantenemos la esperanza”.
Horario de invierno, de verano o no hacer nada
Casero nos ayuda a trazar las líneas sobre cómo este debate ha ido ganando peso en los político para después quedar en cierto modo en estado de espera en España. En 2013 hubo una subcomisión en el Congreso, aún bajo el Gobierno del Partido Popular, que avivó el debate. En 2018 llegó la propuesta de la Comisión Europa aún vigente, ante la que el Gobierno español, ya con el PSOE, creó una comisión de expertos, entre cuyos componentes estaba el Presidente de ARHOE.
Suscríbete a la newsletter diaria de Hipertextual. Recibe todos los días en tu correo lo más importante y lo más relevante de la tecnología, la ciencia y la cultura digital.
En marzo de 2019 aquel comité emitió un informe que el Gobierno tildó de “no concluyente”, al no haber unanimidad sobre adoptar el horario de invierno, de verano, o dejar las cosas como están.
En aquel grupo estaban desde médicos cronobiólogos que anteponían los problemas de la salud que conllevan los cambios y el modo de vida que promueve el actual horario español, organizaciones pro conciliación como ARHOE, economistas que ponían el foco en los posibles perjuicios que podría tener el turismo, y físicos, que han abogado por mantener las cosas como está aludiendo a la latitud. Las lecturas, eran muchas.
“Nosotros siempre hemos abogado por que España se quede en el horario de invierno, el que entra este fin de semana. Sé que mucha gente dirá que se hace de noche más temprano, pero lo que no puede ser es que iniciemos la actividad cuando aún es de noche, como implicaría quedarnos con el de verano todo el año. Con los niños entrando al colegio aún oscuro, los trabajadores entrando también de noche… etc”, comenta Casero.
Según su postura, el actual horario heredado de la adaptación que se produjo con el de Alemania y Francia en la época franquista tiene buena parte de la culpa del que es el otro gran condimento de este debate: que los españoles tenemos rutinas y horarios muy tardías con respecto al resto de Europa.
“El problema no es que a las 18.30 se haga de noche en diciembre. El problema es que la gente sale de trabajar mayoritariamente tras jornadas partidas más allá de esa hora. Lo que hay que luchar es contra la falta de conciliación, de una cultura laboral basada en el presentismo”, comenta.
A este respecto, algo que sí ha contribuido la pandemia en su opinión es en la llegada -forzosa, eso sí- del teletrabajo. “El teletrabajo bien entendido, que se asocia mucho más con cumplir objetivos que con estar calentando una silla”.
El actual huso horario tiene efectos, según los cronobiólogos
Pero, ¿Cómo afectaría cada una de estas opciones a nuestro día a día? ¿Cuándo amanecería y anochecería en los distintos meses según la elección? En Hipertextual hablamos cuando este debate estaba en boga con Antonio Martínez Nicolás, Doctor en Medicina e investigador del Laboratorio de Cronobiología de la Universidad de Murcia (Cronolab), centro de referencia en la materia.
Cambiar de hora, de huso horario o no cambiar nada: ventajas y desventajas
Allí estudian cómo los distintos horarios y el transcurso del día desde el amanecer hasta el anochecer afectan a la fisiología de los seres vivos a través de lo que se conoce como ritmos circadianos. Un campo de estudio que ganó notoriedad después de que sus precursores recibieran el Nobel de medicina en 2017, y que en este caso sirve para explicar cómo nuestro reloj biológico se adapta al mismo tiempo tanto a nuestro horario conceptual (aquel que marcan nuestros relojes) como a la hora o posición solar.
En ese centro elaboraron un documento que aborda cómo cada una de estas opciones puede hacer que el sol salga más tarde o más temprano (entiéndase que el sol saldrá siempre igual, pero lo percibiremos así en nuestros relojes) en distintas ciudades españolas. Las diferencias son importantes, porque entre Baleares, y la parte más occidental de Galicia, puede llegar a haber hasta hora y media de diferencia en la salida y puesta del sol, por no hablar de las Islas Canarias, ya con un horario diferente.
“España está situada en una latitud y ocupa una extensión que no hace fácil que un solo huso horario sea el idóneo, pero hay que partir de la base de que lo práctico es que la mayoría del territorio tenga la misma hora”, comenta Martínez Nicolás que aclara no obstante sobre el huso actual que “España está adelantada entre una y dos horas sobre la hora solar”.
El debate, como vemos, sigue abierto, y Casero no obstante opina que “sería un buen momento este, en el que por circunstancias debemos estar más en casa, que se tomen decisiones y se vuelva a hablar de él”.