Ya se preveía a principios de verano que este 2020 la temporada de incendios vendría cargada de ellos. No es para menos. La primavera ha sido especialmente lluviosa en diversas zonas del hemisferio norte, lo cual ha promovido el crecimiento de mucha vegetación. Además, el confinamiento hizo difícil que se llevaran a cabo las maniobras habituales de desbroce. Por eso, al llegar una época seca, marcada por intensas olas de calor, los incendios forestales estaban más que servidos. Y lo peor es que en algunas zonas del planeta no solo se ha registrado una mayor cantidad de ellos; sino que, también, han dado lugar a fenómenos tan terroríficos como los tornados de fuego.

Charles Jones y Leila Carvalho, profesores de Ciencias Atmosféricas y Meteorología y Climatología en la Universidad de California, han explicado en un artículo publicado en The Conversation cómo pueden los incendios forestales llegar a desarrollar estos peligrosos eventos. Pero no solo eso, también cuentan los mecanismos por los que pueden llegar a generar incluso tormentas eléctricas. Por si no fuera suficiente con el fuego.

De cumulonimbos a pirocúmulos

cumulonimbos

Los cumulonimbos son nubes formadas por una columna de aire cálido y húmedo que se eleva en forma de espiral rotatoria. Se forman así esas estructuras amplias y muy esponjosas que generalmente cubren el cielo antes de una tormenta. ¿Pero qué pasa si añadimos fuego a la ecuación?

Durante un incendio, el aire se calienta abruptamente, transportando la humedad procedente de las plantas y el suelo que se quema hacia arriba. De este modo, termina enfriándose y condensándose, dando lugar a nubes conocidas como pirocúmulos.

Tornados de fuego, una de las terribles consecuencias de los incendios

El pasado 15 de agosto, una intensa ola de calor propició en California la formación de una serie de incendios forestales, durante los cuales se generó un embudo en llamas que causó el terror entre quienes lo vieron.

Esto se debe de nuevo a la relación existente entre cumulonimbos y pirocúmulos. Se sabe que, aparte de las tormentas, los primeros pueden estar detrás de la aparición de tornados. En el caso de los incendios, si están acompañados de fuertes rachas de viento, la baja presión generada por el calor propicia que las nubes “escupan” vórtices de ceniza y humo, dando lugar a los famosos tornados de fuego.

Lo ocurrido este año no ha sido un fenómeno aislado en el estado de California. Ni siquiera es necesario retroceder muchos años en el tiempo para dar lugar con algo parecido. Solo a 2018, cuando un intenso remolino devastó parte de la ciudad de Redding durante el desarrollo de un gran incendio.

También tormentas eléctricas

Los tornados de fuego no son los únicos fenómenos meteorológicos propiciados por los incendios. También es posible que se formen intensas tormentas eléctricas.

Al igual que los cumulonimbos, los pirocúmulos pueden generar rayos, lo cual resulta especialmente peligroso si la zona ya se está quemando. De hecho, se cree que este pudo ser uno de los “condimentos” de la famosa tormenta de fuego bautizada como viernes negro en Australia en 2009.

Por desgracia, todo esto no ha hecho más que empezar. El cambio climático está propiciando cambios a nivel meteorológico que, a su vez, pueden influir sobre la evolución de los incendios forestales. No hay mucho que podamos hacer para evitar que estos den lugar a tornados de fuego o tormentas eléctricas, pero sí para evitar el inicio de las llamas. Puede parecer que lo sucedido en California es fruto de las inclemencias del 2020, pero en realidad es algo cada vez más habitual, que seguiremos viendo incluso en años menos dramáticos que este. Por eso es importante intentar minimizar las posibilidades de que suceda.

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