A nadie le puede sorprender que el primer largo del director David Galán Galindo (n. 1982) sea de superhéroes: al menos con cinco de sus cortometrajes nos había mostrado su gran interés por los cómics acerca de los mismos. De modo que Orígenes secretos (2020), su primera aportación para Netflix, es una de las pocas películas españolas superheroicas que pueden verse durante los tiempos en que triunfa el Universo Cinematográfico de Marvel, las tentativas de DC Films de hacer lo propio, las parodias más o menos acertadas y las distintas propuestas independientes de las dos marcas mayores. Una de ellas, por supuesto, la suya.

“Yo soy lector de cómics desde siempre, desde que era un niño, y lo que he querido siempre es hacer la gran historia de superhéroes”, nos expone durante una entrevista virtual acerca de Orígenes secretos. “Pero tenía un gran problema: que estamos en España y las historias de superhéroes no nos las solemos creer. Para afrontar una historia así, en España necesitamos que sea una parodia, una comedia”. Y eso, según sus propias palabras, le hervía la sangre. Conque se devanó los sesos pensando en qué tipo de historia podía inventarse para contar lo que quería sobre los superhéroes “y que a la gente le interesara”.

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Y, después de darle vueltas, se le ocurrió esta investigación con asesino en serie “porque en España sí nos creemos eso, en esta clase de historias sí entramos con facilidad: que alguien haga el bien porque sí nos parece un poco chorra, pero que alguien asesine a siete personas, ah, eso sí podría ocurrir”. De modo que Orígenes secretos “es una especie de caballo de Troya, de trampa que recubre lo que quiero contar sobre los superhéroes. Quiero que la gente entre, vea este thriller y luego, ya dentro, jugamos a muchas más cosas”. Porque, según asegura, tiene un buen número de sorpresas.

Además, el cineasta conoce mejor que ninguna otra persona el material de partida puesto que ha adaptado su propia novela (2016), de idéntico título. Y, cuando le preguntamos si le parece más fácil trasladar al cine un texto propio o si, porque lo es, uno intenta reconstruir exactamente lo que uno tenía en la cabeza desde un principio, responde sin titubeos que “lloras más lo tuyo”, claro. “La parte más difícil del proceso de adaptación ha sido que yo no hubiera cortado nada. Hubiera ido al rodaje con la novela y la hubiéramos ido leyendo”. Pero, como es habitual en estos menesteres, han cambiado muchos puntos en Orígenes secretos.

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“Hay fusiones de personajes, cosas resumidas, pasajes que no están… Y eso resulta doloroso”. Porque estos recortes y las modificaciones duelen en mayor medida que si se trabaja un material ajeno. “Pero también tienes la confianza de que, al final, eres tú el director y ya te encargarás de que el sabor y el mensaje de esta película sea el de la novela. Si no, no me hubiera interesado hacerla”, asegura Galán; y prosigue así: “Del punto a al punto be, la película y la novela son iguales, y el camino que hay en medio es distinto”. Y piensa que ambas obras se pueden disfrutar por separado, descubriendo las diferencias y las novedades.

No cabe duda tampoco, por otro lado, de que esta historia cinematográfica, que disponible en Netflix a partir del 28 de agosto, posee en sí misma la esperanza de ampliarse con secuelas. “Creo que, como todo universo superheroico, el de Orígenes secretos pide que nos zambullamos en él y veamos más cosas de los personajes y de lo que creamos en esta película, y otras diferentes”. El universo del filme, según David Galán, “tiene muchas posibilidades, así que ojalá a la gente le encante” y haya campaña para que continúen las aventuras de su tocayo y compañía. “Y yo firmaré esa petición”, remata.

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