Debiera saberse que realizar una buena comedia, sin caer en lo estúpido o lo ridículo y logrando algo tan fundamental para el género como un buen ritmo sostenido, es enormemente difícil. Bastante más que entregarnos un buen drama. Y, si los planes de un director implican una mezcla de tonos, la dificultad sube varios enteros. […]