La pandemia del coronavirus amenaza cada vez más por cambiar el modelo de distribución del cine tradicional. Las idas y venidas de los rebrotes parece estar funcionando como un disparador de lo que ya había iniciado el ecosistema de las ‘Streaming Wars’, que cada vez más películas vayan directamente a vídeo bajo demanda o, en el mejor de los casos para la salas de cine, lo hagan tras un periodo de exhibición mucho más reducido.
Hace falta trazar una línea cronológica para saber cuánto ha cambiado el panorama en poco más de cinco meses. En abril, tras un estreno muy limitado ya por la COVID-19, Universal anunciaba que Trolls World Tour pasaría directamente en alquiler bajo demanda. Según anunció el estudio “fue el estreno digital más importante de todos los tiempos”, aunque sin dar datos concretos.
En ese momento se creía que la solución de Trolls era asimilable para una película así: familiar, y que podría enganchar ventas gracias a entretener a los niños en pleno confinamiento. Pocos por no decir nadie diría que pasaría lo mismo con los grandes blockbusters del verano, ya retrasados.
Pero ha sucedido. A comienzos de mes Disney anunciaba que Mulan con un presupuesto de más de 200 millones de dólares se estrenaría en alquiler en Disney Plus en todos los países donde estaba la plataforma. Lo hará a partir del 4 de septiembre con un precio de 30 dólares, algo elevado en inicio, pero que dará acceso de por vida y que se puede poner en contexto al pensar que puede verla una familia entera.
Las cuentas de Disney Plus sobre su apuesta con Mulan están además condicionadas porque en China, donde sí que se estrenará en cines, pueden seguir recaudando una suma importante por esta distribución. En pocas palabras, no es una jugada 100% al streaming, aunque sí importante.
Sin embargo, y dejando a un lado el enorme debate sobre la calidad de ver cine en salas de cine, y lo que puede suponer de pérdida de calidad verla en una televisión en casa, el paso de Mulan ha tenido mucha mayor repercusión que otros que han dado otros actores, como Apple TV+ o la propia Universal, que también van encaminados en marcar cada vez más este cambio de tendencia. Y, quién sabe, si poner un clavo en el ataúd del cine tradicional, donde solo superproducciones agarradas al ímpetu de sus creadores como Tenet quieren pasar por las salas sí o sí a pesar de las inconvenecias de la pandemia.
El cambio de estrategia tras ‘Greyhound’ de Apple TV Plus
Y es que en mitad de todos los retrasos, Apple y su servicio de streaming Apple TV Plus también dieron un golpe sobre la mesa cuando anunció la compra de los derechos para la emisión de Greyhound, el último drama protagonizado por Tom Hanks, que se saltó los cines.
Apple llegó a un acuerdo con Sony para quedarse con la película por 70 millones de dólares sobre unos 50 de presupuesto después de que la productora viera muy complicado su estreno mundial en cine.
Greyhound se convirtió pronto en un éxito en la plataforma de Cupertino, con informaciones que decían según fuentes de la compañía -que tampoco dio datos concretos- que se había visto de forma similar a si se hubiera estrenado en cines, convirtiéndose en su mayor éxito hasta la fecha.
Lo importante para Apple no obstante del negocio con Greyhound es que según arguyó, un 30% de los usuarios de Apple TV+ que vieron la cinta eran nuevas altas. Y esto es vital para el servicio de Apple, que se inició el pasado de otoño con una selección de contenido pequeña aunque muy cuidada, pero que tiene que empezar a encontrar sus propios métodos para despegar.
Y es que, hasta ahora, Apple había regalado un año de suscripción a todo aquel que comprar un dispositivo Apple nuevo sobre un precio mínimo, lo que se traduce en que sea muy difícil saber de sus más de 33 millones de usuarios -según diversos informes- cuáles han sido suscriptores originales, o han llegado aprovechando esta oferta gratuita. En otras palabras, Apple tiene que esforzarse por enganchar en los próximos meses.
Con este contexto, el éxito de Greyhound parece haber hecho pivotar parte de la estrategia de Apple TV Plus, según informaban fuentes internas a Variety. La idea de estrenar series de alta producción seguía ahí, pero abrían la puerta a la compra para exhibición en exclusiva de grandes películas aprovechando el contexto del coronavirus.
El primer movimiento de este tipo ya lo tenemos aquí: en el mercado de distribución de Cannes Apple pujó por encima de Warner Bros. para hacerse con los derechos de Emancipation, la próxima película de Will Smith dirigida por Antoine Fuqua y que relata el drama de un esclavo colonial. El precio para que la cinta vaya a la plataforma de Apple no fue barato: 120 millones.
A ello se suma su acuerdo con Scorsese para también distribuir -aunque con un paso acortado por cines- su próxima cinta, Killers of the Flower Moon. Todo un conglomerado de grandes producciones que la compañía quiere apuntalar “estrenando al menos una película de este calibre al mes” próximamente, según reportó el medio Deadline hace unos días.
En otras palabras, que películas que hace solo unos meses iban a pasar por el cine sí o sí, tengan ahora en el streaming su casa.
Con compras como la de Emancipation, Apple parece seguir algo parecido a la hoja de ruta de Amazon con Prime Video: invertir en películas de autor más pequeñas que podrían ganar Globos de Oro y Oscar y generar publicidad para la plataforma. En este sentido, la compañía de Cupertino también llegó a un acuerdo con A24, el estudio detrás de Moonlight, ganadora del Oscar, para producir una lista de películas para el servicio.
El estreno de cada semana, en su plataforma de streaming
Este cambio de estrategia de Apple TV Plus coincide también con el de Netflix, cuyo director de contenido, Ted Sarandos, reconoció en la última llamada de accionistas que tenían el objetivo de estrenar “al menos una película relevante cada dos semanas”.
La estrategia tuvo el punto de partida con La Vieja Guardia, con Charlize Theron, y continúa de momento con Project Power con Jamie Foxx. Hasta ahora, dos películas más de acción cuyo principal reclamo es el fichaje de actores relevantes y que generen ruido.
¿Pero y qué pasa con los cines de toda la vida? Hay que tener en cuenta que el contexto actual se da cuando por la pandemia los cines en Estados Unidos están recaudando apenas un 0,6% de lo que lo hacían el año pasado, y que desde luego no es un marco comparable.
La duda está en cuánto de la situación COVID con el cine se quedará una vez que pase la pandemia. Por ahora, acuerdos como el de AMC y Universal, que han firmado que las películas del último solo tengan una ventana de distribución en el cine de 17 días frente a las varias semanas habituales, comienzan a atisbar que parte de este punto de inflexión podría quedarse ya para siempre.
Con todo, la vía de directo a streaming o con muy poco paso por cines parece que seguirá siendo una opción que sobre todo tendrá impacto en presupuestos de corte medio. Las películas que aspiren a ganar más de 1.000 millones en taquilla tienen muy complicado hacerlo si no es con un paso por salas cuando todo el mundo vuelva a la normalidad.
Las cuentas que distintos analistas han hecho para Mulan son claras. Necesita que al menos 1 de cada 10 suscriptores a Disney Plus compre la película por el servicio para recuperar la inversión, cifra que parece algo disparatada. Por suerte para Disney, el estreno en cines de la película en China hace que su apuesta sea mucho menos arriesgada.
Pero eso no evita que la situación para los cines sea crítica por un cambio de poder. Con Disney, Warner y Universal copando la mitad de la taquilla mundial, y todas con plataformas de streaming propias o adheridas en las que pueden recoger entre el 80 y el 100% de los ingresos (Disney Plus, HBO Max o Peacock), ahora los estudios vuelven a tener una posición de poder sin precedentes desde la etapa monopolística de las majors en los años 50, lo que podría servir como presión para que las salas reduzcan su ventana de exclusividad a un par de semanas, como ya está empezando a pasar.