¿Imaginas llegar a casa y encontrar en la puerta uno o varios paquetes con semillas procedentes de China? En cualquier otro momento habría sido raro. En este 2020, en el que todo puede pasar, se presenta incluso desasosegante. Y es precisamente lo que está ocurriendo a decenas de personas en Estados Unidos.

Mensajes de alerta procedentes de varios estados están avisando de la llegada de estos misteriosos envíos, que por supuesto no habían sido encargados por ninguno de sus destinatarios. Mientras se investiga a qué pueden deberse, las autoridades han recordado a la población que bajo ningún concepto deben sembrar el contenido de los sobres, pues podría ser peligroso. Aunque seguramente no por alguno de los morbosos motivos que harían juego con los sucesos de este año.

La estafa de los paquetes con semillas

Aunque aún se encuentra en investigación, las autoridades estadounidenses sospechan que los paquetes con semillas forman parte de un tipo de estafa, conocida como brushing scam.

Esta consiste en el envío de paquetes a direcciones aleatorias por parte de un vendedor cuyo objetivo es poder hacer reseñas falsas que posicionen positivamente sus productos.

Sería necesario estudiar de dónde se han extraído las direcciones, para saber si es constituyente de delito. No obstante, más allá de eso, no tiene por qué ser peligroso para los sorprendidos destinatarios. Pero sí podría serlo para el medioambiente, por el riesgo que supone la introducción de especies invasoras en un nuevo hábitat.

La invasión de las nuevas especies

Al introducir una especie en un nuevo lugar se corre el peligro de que esta crezca descontroladamente, poniendo en peligro a las autóctonas.

Es algo que ocurre tanto para plantas como para animales. En estos últimos es bien conocido el caso de las cotorras argentinas. Se trata de aves consideradas exóticas, que llegaron a España como mascotas, pero han ido acabando fuera de las casas, ya sea accidental o deliberadamente. Una vez en el exterior, se han convertido en un peligro, tanto para la agricultura, al arrasar con cultivos de un gran número de vegetales, como para otras aves, por consumir los mismos recursos que ellas.

También es conocido y especialmente curioso el caso de los hipopótamos que Pablo Escobar llevó a Colombia para formar parte de su colección personal y que a día de hoy, años después de su muerte, se han hecho los “dueños” de la zona.

Todo esto es aplicable también a numerosas plantas. La mayoría de ellas son llevadas a un “nuevo hogar” como ornamentación, pero terminan expandiéndose mucho más allá de los lugares que debían decorar, desplazando a otras que habían estado allí mucho antes.

Esto precisamente es lo que se teme que pueda ocurrir si los destinatarios de paquetes con semillas siembran su contenido. Por si acaso, lo mejor será que contacten con los funcionarios agrícolas locales. Ellos sabrán qué hacer.

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