Las consecuencias de las fusiones y compras de empresas del sector de los patinetes eléctricos están empezando a despuntar. La crisis sanitaria por el coronavirus ha puesto en jaque las cuentas de un negocio que, ya antes del virus, pendía de un hilo. Grandes gastos de mantenimiento que no se compensaban con los ingresos de las plataformas que, además, tenían en peso de grandes inversiones y valoraciones.
De esta manera, el pasado enero –justo antes de que el virus cambiase el mundo– comenzaba el baile de compañías. Incluso durante la pandemia se sucedieron alguno de los anuncios más inesperados. MyGo se rendía a un gigante estadounidense, Wheels. Bird, otro de los protagonistas principales de esta batalla, anunciaba la compra de Circ a principios de año. Y hace solo unas semanas, como consecuencia de una ronda de financiación millonaria en Lime, Uber cedía todo su negocio de patinetes bajo la marca Jump al que, en otro momento, fuese su rival.
Ahora, el gigante estadounidense Bird está reorganizando el negocio que heredó de Circ, al menos en Medio Oriente. Casi 10.000 patinetes han sido retirados de las calles en lo que la compañía plantea como una reorganización de su negocio ahora más grande. Su idea es evitar los meses de más temperatura en la región aprovechando para cambiar su flota. Aunque la realidad es que los 100 empleados que operaban par ala compañía en la zona también han perdido su puesto de trabajo.
Los patinetes de Circ viajan ahora a una empresa para su reciclaje pese a que, según fuentes de Techcrunch, varias compañías europeas –entre ellas Tier– se habían interesado en adquirir los patinetes de segunda mano. Bird habría rechazado todas las ofertas sobre la mesa, pese a que casi 1.000 de los modelos retirados estaban a estrenar.
Bird organizando el caos de Circ
La historia de Circ, y su posterior venta a Bird, sacudió los cimientos del negocio de los patinetes.
Con sede en Alemania, la compañía pronto se convirtió en un gigante y una empresa capaz de plantarse frente a los rivales de Silicon Valley. La tecnológica pronto creció en Asia y principalmente en Europa. De hecho, en España logró alcanzar el meritorio puesto de empresa con más patinetes desplegados en las calles.
Pero no todo era tan bonito en el éxito alemán. Circ, antes conocida como GoFlash, había logrado 50 millones de inversión privada. Con ellos crecieron y compraron a sus rivales, Koko –la startup de Zaragoza dedicada al sector– fue una de sus adquisiciones. Los millones pronto se agotaron y la mala gestión y las polémicas dentro de la compañía salieron a la luz.
La compañía terminó por salir a la venta con unas pérdidas de 100 millones de euros. Bird, que por aquel momento buscaba crecer en Europa y Asia, vio la oportunidad en el mercado tras la compra de Scoot.
Ahora, y con el cierre temporal de Medio Oriente sumado a la crisis de la Covid-19, se verá cuánto de acertada es la estrategia de Bird.
El problema generalizado de los patinetes eléctricos
La unión de empresas del sector de los patinetes responde a la propia evolución del sector. Nacidas la mayor parte de ellas en los climas cálidos de California, poco o nada sabían de los fríos inviernos fuera de su región. Tampoco de cómo respondería el sector en un medio espacio de tiempo. De hecho, la mayor parte de ellas esperaba expectante a ver cómo era su primer año completo de vida.
En general, las respuestas han sido desiguales y más con la llegada de la Covid-19. Pero la realidad es que la evolución del sector corre pareja a la de las bicicletas chinas de hace unos años. Momento en el que varios compañías asiáticas desembarcaron en Europa con sus modelos de bici que no terminaron de gustar a los usuarios. En pocos meses, estas fueron abandonadas y las compañías abandonaron el negocio.
Ahora, los patinetes se enfrentan a algo similar y la Covid-19 tiene parte de culpa de que las tecnológicas se estén replegando, dejando a su paso un reguero de bicis y patinetes.