En lo que a contaminación se refiere, la pandemia de coronavirus ha tenido un efecto muy positivo, como ya se pudo ver desde que China se sumió en su propio confinamiento el pasado mes de enero. No obstante, desde entonces se explicó que posiblemente en cuanto se aliviaran las cuarentenas la industria iniciaría un proceso de sobreproducción, para compensar la situación, que devolvería los niveles de polución a su estado anterior. Y precisamente eso es lo que puede pasar con el fuego. Es cierto que en lo que llevamos de 2020 se han quemado muchas menos hectáreas que el año pasado en las mismas fechas. No obstante, al menos en España, es posible que se dé un aumento de los incendios después del confinamiento.

Esto podría ser el resultado de la convergencia de varios factores; que no solo facilitarían la aparición de numerosos incendios. También propiciarían su expansión.

Primavera lluviosa, calor y demasiada vegetación

Durante el confinamiento muchos agricultores se han visto obligados a abandonar sus terrenos de recreo, por no poder desplazarse para cuidarlos.

Esto ha propiciado un crecimiento excesivo de la vegetación, que también se ha dado en áreas silvestres en las que el desbroce se ha descuidado en pos de otras actividades prioritarias durante la pandemia. Además, esto se ha visto favorecido por las lluvias anormalmente abundantes que se han dado esta primavera, en comparación con años anteriores.

Por otro lado, acabamos de finalizar un mayo con temperaturas bastante elevadas, convertido en la antesala de lo que parece que será un verano especialmente cálido y seco.

Esto último supone la chispa para unos incendios después del confinamiento, en los que la mecha será precisamente ese crecimiento excesivo de vegetación.

Incendios después del confinamiento

Durante el primer trimestre de 2020, han ardido en España poco más de 10.000 hectáreas, en un total de 1.817 incendios. Solo en 2019, en ese mismo periodo se registraron 4.085 incendios, una cifra mucho más elevada, que indicaría una reducción del 55% en esta temporada.

No obstante, según explican en un comunicado de El tiempo, buena parte del terreno quemado en estos tres primeros meses sigue un patrón muy similar. La vegetación estaba compuesta principalmente por matorrales, en monte abierto, en el noroeste del país.

Además, parece ser que lo peor está por venir. La posibilidad de un aumento en el número de incendios después de la cuarentena hace muy necesario monitorizar el clima este verano. Lo explica el meteorólogo Mario Picazo, al señalar la necesidad de prestar atención a la aparición de olas de calor, periodos de viento o tormentas secas, que podrían ser el factor desencadenante de un nuevo ”verano de 2017”.

Aquel año fue catastrófico, por la gran cantidad de hectáreas de terreno que se quemaron, tanto en España, como en Portugal. Lo vimos en los telediarios, que se plagaron de terribles imágenes de bosques envueltos en llamas y tristes noticias sobre el desenlace de los incendios, que en el país vecino llegaron a saldarse con 64 muertos y 135 heridos.

Fuego y coronavirus

Ayer el gobierno español anunciaba la primera jornada sin fallecimientos desde el pasado mes de marzo.

Esta es una gran noticia, aunque no significa ni mucho menos que hayamos vencido a la epidemia. Los expertos ya han anunciado que con alta probabilidad llegarán nuevas olas, cuya fecha es imposible predecir. Si bien es cierto que es más posible que ocurra en otoño o invierno, si no se toman las medidas adecuadas pueden darse rebrotes antes.

Si esto se suma a un aumento en las tasas de incendios después del confinamiento, el resultado puede ser muy preocupante. En abril, el director del Departamento de Medicina Respiratoria de la Universidad de Columbia Británica, Christopher Carlsten, explicaba en declaraciones a Popular Science que el humo generado por estas catástrofes podría empeorar el pronóstico de las personas enfermas de coronavirus en áreas cercanas.

Por lo general, salvo en casos extremos como el ocurrido en Portugal en 2017, se suele evacuar a la población a tiempo. No obstante, está claro que es un factor a tener en cuenta. Lo que sí es seguro es que la flora y la fauna de las zonas incendiadas serán las principales afectadas si estas predicciones se llegan a cumplir. Por eso, si todos los veranos se nos pide que tomemos medidas para evitar incendios, este tenemos aún más motivos para hacerlo. Es cierto que las reuniones al aire libre son las más seguras para evitar rebrotes. El campo es una gran opción; pero, a la vez que nos cuidamos nosotros, debemos cuidar también del planeta. Con pandemia y sin ella.

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