A dos meses de distancia de que el verano —ya sea estacional o la época de vacaciones— comience en la mayor parte del mundo, resulta más que probable que la emergencia sanitaria del coronavirus obligue a la mayoría de los países del mundo a prolongar la cuarentena sin cine. Lo que sin duda sería un duro golpe para varias de las iniciativas que se sostienen sobre la asistencia multitudinaria de público.
La industria del cine no es la excepción y varios medios especializados ya especulan sobre cuál podría ser el escenario de un temporada sin los grandes blockbuster o el cine palomitero, que para mal o para bien es que el que sostiene la mayor parte del cine como negocio. ¿Está preparado Hollywood para un verano sin estrenos?
Para los críticos y publicaciones especializadas del mundo del espectáculo, todo podría resumirse a una idea básica: dinero. La gran incógnita de cómo afrontará la meca del cine un año sin las colosales ganancias de los estrenos de temporada, en realidad es una forma de analizar cómo lograrán los estudios y productoras remontar la cuesta que supone pérdidas inmediatas de cientos de millones de dólares. Después de todo, un estreno no es solo la proyección a nivel local y mundial de la cinta, sino también una red de estrategias y acuerdos invisibles que en la actualidad, se encuentra paralizados sin que se tenga claro cuándo podría reactivarse.
Cines vacíos y la mirada incierta al futuro del cine
El proceso para el estreno de una película comienza al menos seis meses antes de su llegada a las salas de cine. Los estudios deben atravesar el largo camino de obtener una calificación que determinará el público que podrá disfrutar del film. Luego llega el momento de entrar en las negociaciones de distribución, lo que casi siempre implica contratos estándar que se firman con una considerable anticipación. Por último, la campaña de marketing, giras de prensa, mercancía relacionada con el film y todo lo que implica la promoción. Esto comienza a planearse unos tres o cuatro meses antes de la llegada del proyecto al cine.
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Por supuesto, la gran mayoría de los proyectos importantes destinados al calendario 2020 no habían atravesado las primeras líneas de promoción. No más allá de imágenes preliminares de algunas escenas y diferentes entrevistas a miembros del elenco. Pero aún así, buena parte de la infraestructura que asegura que un film llegará a la sala de cine ya había sido pagada, y además formaba parte del posible cálculo de ganancias y pérdidas en bruto que permite calcular la rentabilidad de una película.
Con los cines cerrados, la mayor parte de las cancelaciones fueron absorbidas por los seguros, pero todavía, no hay una fecha futura para el reinicio de actividades. ¿La gran conclusión?
Una bastante preocupante: un estreno terminará costando el triple o doble de lo planeado debido al hecho que una nuevo cronograma implicara todo tipo de precauciones a nivel sanitario. Además de un escenario por completo nuevo que los estudios deberán asumir como un costo concreto, que se sufragará sin tener la seguridad de las ganancias en taquilla. ¿Cómo puede afrontar un estudio un tipo de incertidumbre semejante?
Los pros y los contras de la nueva normalidad del cine
Por supuesto, el panorama tiene sus puntos altos y bajos. Por un lado, estrenos como Black Widow y Wonder Woman tienen asegurados al menos un primer fin de semana exitoso, por el mero hecho de tener una base de fans que podrían tomar el riesgo de acudir al cine para disfrutar de la primera proyección en pantalla.
Lo mismo podría decirse de Mulán de Disney o Soul de Pixar, ambas con una maquinaria de promoción y sistema de distribución que podría absorber el golpe de una campaña de promoción atípica sin recorridos de prensa, pases especiales, estrenos o espectáculos añadidos. Aunque parezca irrisorio, el ruido mediático alrededor de una película suele garantizar el suficiente interés para un estreno que recupere de inmediato una fracción de lo invertido. ¿Qué podría ocurrir en una temporada en la que no habrá espectáculos multitudinarios y que además, sufrirá una ausencia notoria de grandes estrellas?
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El fandom sin duda será un factor de especial relevancia al momento de analizar y reflexionar sobre lo que los estudios podrían hacer para asegurar un estreno exitoso. Y es a lo que apuestan las grandes compañías, que no han dejado de enviar a medios especializados noticias y actualizaciones sobre sus principales proyectos. Asumido el hecho que el verano 2020 carecerá de estrenos, la fidelidad de los fans de sagas y franquicias (incluso de directores y actores) será la diferencia entre un estreno que fracase y otro que se logre abrir paso en mitad del panorama post cuarentena.
Tenet, la prueba de fuego
Es el caso de Tenet, de Christopher Nolan. La película no pertenece a ninguna franquicia, saga o universo cinematográfico, por lo que depende del nombre de su director para convertirse en un éxito de verano. De hecho, es el film que se espera podría brindar luces sobre lo que podría ocurrir en el mundo del espectáculo una vez que la cuarentena se flexibilice y la posibilidad de funciones de cine, sea una realidad a través de la cual se pueda realizar cálculos y análisis concretos. ¿Podrá una película complicada, extraña y que según el propio Nolan, tan singular que necesitará esfuerzos del espectador para comprenderse, ser la primera opción del público luego de meses de reclusión?
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De hecho, lo más probable es que Tenet y otras películas dirigidas a un publico más exigente, sean las primeras opciones de proyección si los estudios deciden no correr el riesgo de estrenar sus grandes proyectos durante las semanas siguientes al final de cuarenta.
Lo que quiere decir es que la reactivación del sistema de distribución y cines podría provocar que los grandes ejecutivos protejan sus activos más importantes, y permitan que películas de factura independiente o de temática más complicada se conviertan en los principales objetivos públicos.
Las perdidas añadidas a una baja recolección en taquilla podrían ser relativamente menores y además una forma de reflexionar sobre el comportamiento del mercado. Lo que convertiría al año 2020 en el primer año en que los estrenos de verano serán más sofisticados e intelectuales que en cualquier otra temporada de las últimas décadas.
Fans del buen cine a primera fila
Sin duda, en un panorama semejante, las películas consideradas más pequeñas recibirán mayor atención. Lo que quiere decir que obras como Babyteeth de Shannon Murphy o The Truth de Hirokazu Koreeda, tengan un estreno nacional y con considerable movimiento en medios, algo impensable en medio del verano de los estrenos palomiteros.
También existe la considerable posibilidad que los films de los grandes eventos como Tribeca y todos los que recibirán atención durante el festival online patrocinado por YouTube permita que obras que en otro momento hubiesen pasado desapercibidas, se conviertan en una forma u otra, en los grandes protagonistas de la temporada. Sin grandes blockbuster a la vista, el recorrido será mucho más interesante para un tipo de film, que usualmente queda sepultado bajo propuestas más vistosas, populares o mayor arraigo en el público.
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¿Qué ocurrirá si Tenet se convierte en un éxito de taquilla que demuestre que el cine puede sobrevivir a un largo periodo de inactividad y además, a un tipo de cine distinto? Las posibilidades de este verano singular, también abren las puertas a una experiencia por completo nueva para el cinéfilo promedio, algo por completo inesperado a principios de año y que sin duda, Hollywood podría agradecer.