El pasado mes de enero, un hombre tuvo que ser tratado de un coágulo detectado en su cuello durante un chequeo rutinario. La historia podría ser de lo más convencional si no fuera porque el paciente se encontraba unos 400 kilómetros por encima de la cabeza de los doctores que lo atendieron. Era la primera vez que se hacía este tipo de intervención en la Estación Espacial Internacional, un momento histórico que además sirvió como toque de atención de cara a la detección temprana de este tipo de sucesos. Lo ocurrido generó nuevas preguntas que muchas personas no se habían hecho hasta entonces. Por ejemplo, ¿qué pasa a las mujeres que toman la píldora en el espacio?

Se sabe que este fármaco puede causar coágulos, sobre todo si se toma a edades elevadas. Sin embargo, es un compañero casi ineludible para las mujeres astronautas. Por eso, un equipo de científicos del King’s College de Londres ha llevado a cabo recientemente un estudio dirigido a dilucidar si realmente existe un riesgo para ellas y, en caso positivo, cómo se podría solucionar.

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¿Por qué es tan importante la píldora en el espacio?

En condiciones de microgravedad, algo tan simple como ir al baño puede ser todo un reto.

Si para colmo hay que hacer un uso frecuente de un agua que no abunda y cambiar con regularidad compresas o tampones, la situación ya es de lo más rocambolesca. La primera en comprobarlo fue la estadounidense Sally Ride. Los tampones que usó durante su misión tuvieron que guardarse con los cordones atados, para evitar que flotaran por la nave. Por suerte, no sufrió más dolor del habitual, ni tuvo ningún tipo de infección o complicación. Sin embargo, reconoció que todo fue un engorro.

Por eso, las mujeres astronautas suelen tomar la píldora anticonceptiva para interrumpir su menstruación durante el tiempo que dure la misión espacial que estén llevando a cabo.

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Por lo general toman píldoras hormonales combinadas, a base de estrógenos y progestina. Bastaría con la segunda para su objetivo principal. No obstante, los estrógenos ayudan a proteger los huesos, un buen aliciente, dado que se sabe que las personas que viajan al espacio a menudo pierden masa ósea.

Por desgracia, estas últimas hormonas no solo tienen esta función protectora. También pueden generar coágulos, como el que tuvo que ser intervenido en enero a aquel astronauta, cuya identidad sigue siendo anónima. Por eso, a la hora de valorar factores de riesgo, el uso de estos fármacos debe tenerse muy en cuenta.

El riesgo no es mayor

Para la realización de este estudio, que ha sido publicado en Aerospace Medicine and Human Performance, sus autores analizaron los datos de 38 mujeres que viajaron al espacio entre los años 2000 y 2014.

Tenían de media 44’6 años, una edad que en la Tierra se consideraría como factor de riesgo de sufrir coágulos a causa del consumo de este fármaco.

Sin embargo, todas tomaron la píldora en el espacio. Y la mayoría no tuvieron problemas por ello. De hecho, los investigadores comprobaron que, una vez finalizada su misión, la probabilidad de que tuvieran un coágulo sanguíneo era prácticamente la misma que la de una mujer de su edad que nunca había viajado fuera de la Tierra. Ni siquiera sus marcadores sanguíneos parecían haber cambiado en ese aspecto.

La importancia de ser precavidos

Los propios autores de este estudio reconocen que se realizó con una muestra de participantes muy baja, de menos de 40 mujeres.

Además, es importante tener en cuenta que las astronautas, al igual que sus compañeros masculinos, llevan a cabo una rutina muy estricta de ejercicio y dieta sana. Esto, al igual que ocurre sin salir de nuestro planeta, es beneficioso para reducir las posibilidades de desarrollar coágulos.

Por eso, podría ser que, aun siendo un posible factor de riesgo, estuviesen disminuyendo los peligros de tomar la píldora en el espacio.

¿Cómo funciona la píldora del día después?

De cualquier modo, estos científicos advierten que antes del inicio de los viajes espaciales se deberían realizar a los astronautas análisis de sangre adicionales dirigidos a establecer la posibilidad de que tengan este problema durante su misión. En caso de que se encuentren marcadores que lo indiquen, podría ser necesario aumentar las pautas de ejercicio o, en el caso de las mujeres, quizás elegir píldoras solo a base de progestágenos. No se estaría brindando la misma protección a los huesos, pero se evitaría en la medida de lo posible que se dieran estas complicaciones.

Los coágulos pueden tratarse, como bien pudo comprobar el astronauta desconocido. No obstante, pueden complicarse y dar lugar a patologías tan graves como un infarto. Por eso, incluso con los resultados positivos de este estudio, no se debe escatimar en precauciones.

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