La semana pasada se hicieron públicos los primeros resultados del estudio de seroprevalencia llevado a cabo en España. En él participaron más de 36.000 familias, elegidas al azar por expertos del Instituto Nacional de Estadística.

Desde que se dio a conocer en qué consistiría, muchos españoles esperaron ansiosos la llamada telefónica que les comunicaría su participación en el estudio. Nos encontramos en un momento en el que todos queremos saber si hemos pasado el coronavirus y, por lo tanto, tenemos ya esa ansiada inmunidad de la que tanto se habla estos días. Sin embargo, en estos momentos no se puede someter a toda la población a estas pruebas. Existen grupos prioritarios, como los sanitarios, a los que hay que destinar parte de los test disponibles. Además, de poco sirve realizarlo si, una vez recibido un resultado negativo, una persona se puede contagiar igualmente.

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Por eso, salvo que se haya realizado por una sintomatología sospechosa, posibles contactos con enfermos, o motivos laborales, solo estas personas elegidas al azar han podido someterse a los famosos test rápidos. En Hipertextual nos hemos puesto en contacto con una de esas personas seleccionadas, quien nos ha contado en qué consistió el procedimiento, desde la llamada informativa hasta la realización de las pruebas.

Así fue participar en el estudio de seroprevalencia

Sofía (nombre ficticio) vive en un pueblo de algo más de 12.000 habitantes, junto a su marido y su hija de dos años.

Poco después de que se diera a conocer el inicio del estudio de seroprevalencia español recibió una llamada proveniente del centro de salud de su localidad, informándole que había sido seleccionada para participar en él. “Me dijeron que no era obligatorio”, cuenta la joven al otro lado del teléfono. “Sin embargo, nosotros aceptamos participar”.

Después les hicieron algunas preguntas sobre su situación durante la cuarentena. “Nos preguntaron cuántos metros y habitaciones tiene nuestra casa, cuántas personas vivimos en ella y si durante la cuarentena había entrado alguien del exterior”.

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En el pueblo de Sofía ha habido hasta el momento muy pocos casos confirmados de coronavirus. No obstante, su familia ha sido responsable y no ha mantenido más interacciones de las necesarias, por lo que nadie ajeno a ella, su marido y su hija había entrado en casa en estos dos meses.

Un pinchacito en el dedo y otro en el brazo

Una vez terminada la primera encuesta, les informaron que la prueba consistiría inicialmente en la realización de un test rápido. Para ello, se extrae una gota de sangre del dedo. Además, si ellos aceptaban, se tomaría una muestra de sangre adicional del brazo.

“Al explicarme esto les pregunté si podíamos participar solo mi marido y yo, porque me parecía que mi hija es muy pequeña para la prueba de sangre”, comenta Sofía. “Me dijeron que podíamos hacerlo así, pero que ellos me recomendaba que, al menos la del dedo, sí se la hiciéramos”.

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Finalmente, ella decidió consultarlo con la pediatra de su hija, que la animó a realizarle ambas pruebas.
Así se dirigieron el día acordado al centro de salud. “No entramos por la puerta principal, sino por un pasillo que habían dispuesto para esto”, recuerda la madre entrevistada. “Había atendiendo cinco personas, todas ellas muy protegidas, tanto que no se les veía ni un centímetro de su piel”.

Citaron allí a ellos y a otras familias del pueblo, pero en ningún momento tuvieron que interaccionar entre sí. Se mantuvieron las distancias y todo el procedimiento se llevó a cabo con seguridad. Además, Sofía remarca la amabilidad del personal, que incluso les ofreció un justificante para el trabajo, en caso de que lo necesitaran.

Aún falta más de un mes de pruebas

“Primero nos realizaron el test rápido, el de la gotita de sangre”, narra. “Nos dijeron que tardarían entre 10 y 15 minutos en tener el resultado, así que mientras nos hicieron la extracción del brazo”.

Pasado este tiempo, les comunicaron que los tres habían dado negativo y les hicieron algunas preguntas más, como si habían tenido fiebre en los últimos dos meses o si habían realizado algún viaje antes del estado de alarma.
Finalmente, se les comunicó que en un periodo de 21 días se les volvería a comunicar para recoger nuevas muestras y repetir el estudio, y después otra vez al paso de 21 días más.

Los anticuerpos tienen las respuestas: las claves sobre los famosos test serológicos para el coronavirus

Por ahora, los resultados del estudio de seroprevalencia, en el que han participado Sofía y su familia, indican que, de media, solo un 5% de la población española tiene anticuerpos para el SARS-CoV-2. Como ella nos ha explicado por teléfono, aún tendrán que repetir el procedimiento otras dos veces. Puede que alguien que en un principio no tuviese anticuerpos estuviese empezando a incubar la enfermedad y, en futuras extracciones, sí que dé positivo. Es pronto para saber cuál será el resultado definitivo.

De cualquier modo, y como bien explicaba recientemente el doctor Fernando Simón en una de sus ruedas de prensa, podemos sacar algunas conclusiones. Por un lado, que la mortalidad es mucho más baja de lo que sería sin tener en cuenta a las personas detectadas en el estudio. Por otro, que hay un porcentaje muy alto de la población sin defensas contra el virus. En definitiva, es muy importante que sigamos siendo cautelosos y mantengamos las medidas de seguridad. Ahora, más que nunca, resulta mil veces mejor prevenir que curar.

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