Se dice que los narradores de **la literatura y el séptimo arte cuentan las mismas historias con infinitas variaciones, que no las hay con verdaderos temas nuevos y que nos limitamos a combinar sus ingredientes de distintas formas. Y es muy cierto. Por esa razón, unos relatos nos suelen recordar a otros**, y tal cosa sucede con mayor frecuencia si uno es un devorador de libros narrativos o de películas. De modo que a nadie puede extrañar que hayamos encontrado lo que tienen en común el tercer episodio de la serie *The Mandalorian (Jon Favreau, desde 2019) y la película Regreso al futuro 3* (Robert Zemeckis, 1990).
Durante el enfrentamiento de Mando (Pedro Pascal) con los otros cazarrecompensas en “The Sin” (1x03), el protagonista burla a Greef Karga (Carl Weathers) cuando le había encañonado en el Razor Crest, su propia nave, al tratar de huir y le dispara en el pecho. Pero, en una escena anterior, este personaje le había mostrado que guardaba lingotes el preciado beskar en un bolsillo interior de su vestimenta, precisamente sobre el pecho. Así que **el disparo había ido justo sobre la superficie metálica del beskar de forma consciente**, por lo que resulta obvio que el mandaloriano no quería matar a Karga, y este vuelve en sí.
Pues bien, **en el tercio final de Regreso al futuro 3, nuestro querido Marty McFly (Michael J. Fox) se enfrenta al pistolero Buford “Perro Rabioso” Tannen (Thomas F. Wilson) en un duelo** que no desea para que no le consideren un cobarde. En el Hill Valley de 1885, le conocen como Clint Eastwood porque así se hizo llamar, y es que este cineasta y actor californiano protagonizó varias películas del Salvaje Oeste; entre ellas, una famosa trilogía de spaghetti westerns del italiano Sergio Leone, la del Dólar: Por un puñado de dólares (1964), La muerte tenía un precio (1965) y El bueno el feo y el malo (1966).
Pero, como es imposible que triunfe en el duelo porque carece de las habilidades de su adversario para el asunto, Tannen le descerraja un tiro en el pecho y lo derriba. Y, después de que se regodee y se aproxime al supuesto cadáver, McFly se reanima y patea la pistola del bandido, que le intenta dar un puñetazo contundente en el estómago y se hace tapioca la mano porque, eh, nuestro protagonista había decidido atarse al tórax la puerta metálica de una estufa de entonces, con la que había tropezado un minuto antes, como un improvisado “chaleco antibalas”; y le atiza a Bufford hasta dejarlo inconsciente sobre estiércol.
¿Y cómo se le habría ocurrido al animoso McFly semejante estratagema? Muy fácil. **En horrible año 1985 alternativo de Regreso al futuro 2 (Zemeckis, 1989), acude por segunda vez al hotel espantoso de Biff Tannen (Wilson), bisnieto de aquel Buford, con la objetivo de averiguar en qué instante de su vida le dio el almanaque el viejo Biff de 2015 a su versión joven. Al entrar en la habitación del que es su padrastro en esa línea de tiempo, le descubre* en un jacuzzi con dos mujeres y *viendo Por un puñado de dólares** en el televisor; y la escena específica que contemplan es la del duelo final.
En dicha escena, el vil Ramón Rojo (Gian Maria Volontè) le dispara varios tiros de rifle al protagonista, Joe (Eastwood), sobre el pecho, pero no muere porque se ha atado una plancha de metal bajo el poncho para detener las balas. Es decir, McFly tomó la idea de esta película y la puso en práctica contra “Perro Rabioso” y, aunque conocemos otras tramas en las que hay balas detenidas así, no se nos puede olvidar que **The Mandalorian luce el espíritu y los enfrentamientos del western** y que, por tanto, es la referencia o la inspiración de esta escena mítica de Sergio Leone lo que tiene en común con Regreso al futuro 3.