La carrera por obtener un premio Oscar de la Academia comienza a mediados de otoño, durante los primeros festivales. Incluso, el largo recorrido puede llevar algunos meses de anticipación, mientras las grandes películas son celebradas en los más importantes escenarios cinematográficos del mundo como Cannes, Sundance y otros. 2020 tendrá que enfrentarse al hecho que la industria del cine tendrá que rellenar el trayecto hacia el escenario de los premios más importantes en medio de una emergencia sanitaria mundial que obligó al cierre de cines, el aplazamiento y suspensión de filmaciones y en especial, la reprogramación de la llegada a la pantalla grande de las principales películas del año de varios de los estudios. El resultado es un panorama incierto que deja a la temporada de premios como una disyuntiva: ¿quiénes podrían ser los grandes ganadores del año en que no hubo estrenos?

Parece una pregunta retórica, pero en realidad es mucho más que eso. En la actualidad, estudios y productoras comienzan a cuestionarse sobre lo que ocurrirá en la temprana temporada de premios, sin la usual lista de películas escogidas para competir por los principales galardones. Aun así, el espectáculo debe continuar, por lo que hace unos días la Academia anuncio que estaba “en el proceso de evaluar todos los aspectos de este panorama incierto” para determinar “qué cambios pueden ser necesarios hacer”. Pero, ¿qué ocurriría si la incertidumbre hiciera inviable cualquier cambio inmediato y la Academia se limitará a sus reglas tradicionales?

En otras palabras, hay la posibilidad de un panorama inédito dentro del mundo del cine que incluya la premiación de las pocas películas estrenadas en el 2020, tal y como disponen las estrictas reglas del premio Oscar y otros tantos reconocimientos que dependen de la proyección cinematográfica para la evaluación y estandarización de sus reglas de selección. Además, ¿qué ocurría, en un escenario completamente sin precedentes, sino se estrenará ninguna otra película hasta finales de año?

Un año sin Premios Oscar ni festivales, ¿es posible?

Aunque se trata de una posibilidad remota — varios de los grandes estudios están evaluando el regreso de cines abiertos antes de fin de año-, lo cierto es que a medida que la curva de contagios en Estados Unidos aumenta de manera exponencial y la cuarentena continúa siendo la única medida viable en medio de una emergencia sanitaria que acabó por desbordar incluso las proyecciones más pesimistas. De modo que un eventual regreso a las salas, incluso para los últimos meses de año, no garantiza que el levantamiento de las medidas de protección, incluyan la reapertura de cines, reuniones multitudinarias o grandes eventos en las que se espera la participación de público numeroso.

Así que es probable que la Academia y otros tantos premios relacionados con los estrenos de cine en sala tendrán que atenerse a sus propias reglas y evaluar únicamente las películas estrenadas durante el 2020 o, en otras palabras, las que lograron llegar a la pantalla grande durante los meses de enero y febrero. Lo extravagante de la posibilida, es que justamente ambos meses suelen ser conocidos en los estudios y productoras como el lapso de tiempo en que llegan a la pantalla grande películas de bajo presupuesto, sagas de intermedia popularidad, producciones de alto riesgo experimental y otras tantas variedades que incluyen posibles fracasos de taquilla.

De una u otra forma, las películas que se proyectan durante los primeros días del año no solamente están consideradas como fuera de toda consideración de calidad, sino con frecuencia lo peor de la selección del calendario de estrenos. ¿Podría ocurrir que las votaciones y premios deben dejar a un lado sus propios prejuicios para evaluar y tomar en consideración cine dedicado al entretenimiento puro, blockbusters y pequeñas curiosidades fílmicas como las nuevas protagonistas de la alfombra roja?

Un año sin Norte

Sin duda, se trata de una hipótesis que se sostiene sobre el hecho que para la Academia resulta mucho más sencillo, simplificar sus propias reglas, que llevar a cabo un cambio mayor que pueda afectar sus condiciones de selección a futuro. Hay una considerable probabilidad que se plantee el escenario de analizar los estrenos tempranos y quizás, los que logren llegar a la pantalla para finales de año, en una mezcla insólita que haga de los venideros premios Oscar y otros tantos, una extraña mezcla entre franquicias y películas destinadas directamente a la consideración de gremios y votantes. La inédita situación de la emergencia sanitaria del coronavirus podría poner a prueba las limitaciones y sobre todo, los estrictos requisitos que por años gremios, sindicatos y la propia Academia han elaborado para asegurarse que el cine de mejor calidad, sea el único con acceso a las premiaciones.

2020 desafía todos los pronósticos, lo que por ahora ha sometido a una incómoda tensión a varios de los equipos de los galardones más reconocidos, en especial los que durante los últimos años dedicaron tiempo y esfuerzo en crear estipulaciones lo suficientemente restringidas como para evitar que el llamado cine pop o de entretenimiento puro pudiera competir bajo las mismas condiciones con obras más autorales y de calidad.

En lo que sin duda es un acuerdo tácito entre estudios, productoras y los miembros votantes de buena parte de los premios más importantes de la temporada, las películas seleccionadas para formar parte de la historia del cine a través de nominaciones y número de premios parece enfrentarse al hecho de tener que obedecer sus propias reglas para atravesar un año especialmente complicado.

Ingenio y adaptación: la clave de las pequeñas productoras que debería imitar Hollywood

Si leemos con atención la letra pequeña de los premios Oscar, las películas que pueden entrar en selección deben haber sido estrenadas durante el año, lo que incluye una fecha tan lejana como las semanas de invierno. No obstante, el último gran estreno en pantalla — que incluyó alfombra roja y una considerable campaña de marketing — fue el de El hombre invisible (Leigh Whannell) de Universal, que logró llegar al cine durante el mes de marzo, unas semanas antes que la situación sanitaria provocada por la acelerada expansión de la epidemia del coronavirus obligara a un cierre precipitado de cines y teatros sin una fecha probable para su reapertura. Y aunque varios estudios confían la probabilidad de poder proyectar al menos uno de sus grandes estrenos, las probabilidades están en su contra, sobre todo por lo imprevisible que resulta un escenario cuyos números de víctimas aumenta casi a diario.

Si los cines permanecen cerrados hasta finales de agosto -al menos hasta las primeras semanas de septiembre- lo más probable es que las selecciones que incluyen las posibles listas de categorías de los Gothams, SAG Awards y Globes carezcan de material elegible. O mejor dicho, tendrá a su disposición uno que jamás imagino tendría que valorar bajo las estrictas reglas de la Academia para la obtención de uno de sus preciados galardones.

De no cambiar el panorama, tanto el Oscar como los demás premios mayores tendrán que atenerse al hecho que deberán incluir entre sus elección a una lista de películas que, por lo general, jamás habrían llegado ni siquiera a las primeras revisiones para su posible consideración, lo cual dibuja un escenario tan inesperado como desconcertante para la industria del cine.

Hombres sin rostro, un grupo de chicas emancipadas y una adaptación

Hace unos pocos días, se ponderada que los grandes gremios de votantes podrían agradecer que a pesar de todo el grupo de películas a evaluar en caso que la emergencia el coronavirus se extienda más allá de las cifras más pesimistas es ligeramente superior al de años anteriores.

Después de todo, los estrenos de invierno y primeros meses del año, incluyeron a Birds of Pray — que obtuvo críticas mixtas a ligeramente positivas a pesar de su fracaso en taquilla — , la versión para millennials del libro de Jane Austen Emma dirigida por Autumn de Wilde, la popular tercera parte de la franquicia Bad Boys de Bilall Fallah y Adil El Arbi, la celebrada El Hombre Invisible y el tibio drama The Way Back dirigido por Gavin O’Connor y protagonizado por Ben Affleck. En febrero también se estrenó con una respetable taquilla y buenas críticas la película The Photograph de Stella Meghie y por último, el criticado melodrama The Call of the Wild dirigido por Chris Sanders. Otro estreno de temporada fue el de Sonic the Hedgehog de Jeff Fowler, cuyo trabajo actoral es plano y poco remarcable a no ser por la siempre pintoresca actuación de Jim Carrey. En resumen, se trataría de un cuadro de selección, lo suficientemente extraño como para brindar un espectáculo desconocido para la Academia y en especial, para los sofisticados gremios de votantes.

El secreto detrás del éxito del ‘El Hombre Invisible’

Con respecto a los estrenos de cine internacional, la cartelera apenas llegó a mostrar a Bacurau de Kleber Mendonça Filho y Juliano Dornelles, el film distópico de Brasil, que logró ser estrenada apenas unos días antes del cierre de cine y que en la actualidad, forma parte de varios proyectos de estrenos domésticos a través de streaming. Otras dos películas de factoría británica Hope Gap con Annette Bening y Bill Nighy, además de Ordinary Love con Liam Neeson y Lesley Manville podrían ser consideradas para un posible cuadro de honor de las mejores películas extranjeras.

El cine virtual vive su momento

En medio de un momento confuso, quizás las grandes cadenas de suscripción sean las beneficiadas al momento de acceder a las principales categorías de los premios del 2020. Netflix, que ya ha recorrido un trayecto de considerable importancia con respecto a promocionar y posicionar a sus producciones originales como posibles candidatas al Oscar, tendría el camino abierto para un triunfo basado en un catálogo ponderado y en una serie de películas que podrían estrenarse dentro de los plazos requeridos, sin que su cronograma dependa de la reapertura o de las condiciones de emergencia fuera del espacio doméstico. El año 2020 puede ser la gran oportunidad del gigante de las cadenas online para conseguir su tan ambicionado Oscar a la mejor película y también, transgredir las reglas que el mercado y la industria hollywoodense parecía haber redactado para detener su exponencial crecimiento.

Por supuesto, Netflix también se enfrenta al hecho que varios de sus proyectos de mayor envergadura no han sido grabados aún, por lo que es más que probable que deba tomar decisiones sobre su catálogo existente al momento de entrar en competencia. Sin embargo, es evidente que el canal tiene todas las posibilidades de ser el gran triunfador en medio de una situación atípica e imprevisible, que de pronto le proporcionó las armas para lograr un recorrido que hasta ahora, le había llevado esfuerzos completar.

Todavía es muy pronto para analizar qué sucederá en realidad con el mundo del cine durante los meses siguientes. Pero algo está muy claro: es inevitable que las reglas del juego estén a punto de cambiar. Y ese cambio podría ser tan significativo como para sacudir la forma en que comprendemos las grandes premiaciones y la historia cinematográfica, hasta ahora.

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