Todo empezó en una isla de Galicia. Allí veranea Alfredo Redondo, médico del Hospital Clínico Universitario de Valladolid y allí fue donde utilizó las máscara de snorkel de Decathlon. Las gafas de buceo, meses después, se convertirían en el factor clave de una mascarilla de seguridad que están utilizando los profesionales de varios centros médicos en España ante la falta de material por la crisis del coronavirus. El verano pasado, en cambio, eran solamente las gafas para bucear que empezaron a utilizar miles de personas en España. Eran fáciles de reconocer que se trataba del producto del Decathlon, ya que cubren toda la cara y no solamente ojos y nariz, como las tradicionales.

El hecho de que cubran la cara fue uno de los puntos clave para que Redondo tuviera la idea de utilizarlas como método de protección. "La máscara es desmontable y se me ocurrió que se podría adaptar porque cubre toda la cara y se le puede poner todo tipo de filtros", explicó para Hipertextual. En el mismo día que se le ocurrió, Redondo consiguió con tecnología 3D el primer diseño del adaptador que convertiría las gafas de Decathlon en un Equipo de Protección Individual (EPI).

Empecé a utilizar filtros comerciales, los típicos que se ven en gente que pinta coches pero no había stock de esos filtros pero encontramos otros que tenemos en los hospitales y que son parecidos a los sistemas de filtración de partículas de tipo FFP2 y FFP3 que se utilizan en los hospitales. La ventaja es que de esos sí hay stock y cualquier médico que tuviera acceso a estos filtros puede montar el equipo que proponemos".

La isla de Galicia fue dónde empezó todo pero el germen fue las llamadas que empezó a recibir Alfredo Redondo desde otros médicos en ciudades como Madrid y Barcelona, en las que le comentaban que el volumen de pacientes que estaba llegando era muy importante y que podría empezar a escasear el material de protección para el personal de los centros hospitalarios. Algo que se temía hace un mes pero que se acabó confirmando semanas después. hasta la fecha, casi 20.000 sanitarios han dado positivo en SARS-CoV-2.

A los pocos días de que el cardiólogo compartiera su idea por internet, el proyecto cobró relevancia en medios de comunicación y llegó hasta Decathlon, que decidió paralizar las ventas de las gafas de snorkel y donar el equipo a los hospitales que quisiera utilizar el método de Redondo. En el hospital de Valladolid, llegaron cerca de 60 máscaras de este tipo y, actualmente, entre 30 y 35 médicos las están utilizando en este centro. Además, son reutilizables y se pueden esterilizar después de cada servicio y volver a usar.

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No obstante, Redondo recuerda que el EPI que ha ideado es solamente para casos de necesidad como el que vivimos actualmente por el alto número de contagiados de coronavirus y la saturación de los hospitales. "Es solamente si no tienes acceso a un equipo de protección homologado", subrayó. Su intención, hasta que logremos superar a la COVID-19, es producir más piezas para poder enviarlas a otros hospitales. Por el momento, la máscara de snórkel de Decathlon se está utilizando en otros centros como el Hospital Montepríncipe, en Boadilla del Monte, Madrid.

En las últimas semanas, la iniciativa ya ha traspasado fronteras y médicos de Estados Unidos y de otros países europeos como Suiza han mostrado su interés en implementar esta técnica. Redondo hasta ha recibido una fotografía de una policía en Suecia que está utilizando la máscara de Decathlon.

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El alcance del invento hecho con 3D no parecía que fuera a llegar tan lejos, o eso es lo que piensan muchas de las personas que llegan con una nueva idea. El cardiólogo, cuando hizo el primer modelo del adaptador, se lo enseñó primero a su pareja que también es médico. "En la primera impresión choca un poco. Pensar que vas a ir con una máscara de buceo por el hospital…". La reacción de su jefe fue parecida cuando le presentó la idea. Días después y con la ayuda del hermano de Redondo, que es diseñador, lograron una versión más refinada y todo el mundo dejó el shock de la primera impresión para apostar por el proyecto.

3D, héroe por accidente

Ahora, llevar una máscara de snorkel en un hospital es cada vez más común, porque el proyecto de Alfredo Redondo no es el único que gira en torno a la máscara de Decathlon. En Italia, la empresa Isinnova ha convertido las gafas de buceo en respiradores mediante la impresión 3D de una válvula que conecta la máscara con el respirador. La idea fue impulsada en Brescia, al norte de Italia, uno de los lugares más afectados por la crisis del coronavirus. En España, este método está siendo utilizado también en algunos hospitales del país por el desabasto de los aparatos para combatir las enfermedades respiratorias.

Esta iniciativa surgió del grupo de Facebook Open Source COVID19 Medical Supplies, en el que los integrantes lanzan ideas de cómo suplir material médico que escasea en hospitales por la crisis del coronavirus. Las iniciativas van desde la creación de válvulas para respiradores, como es el caso del método italiano, hasta la fabricación de mascarillas.

La mayoría de los planes incluye la impresión 3D, una tecnología que ha vuelto con fuerza gracias al coronavirus. En España, varios ayuntamientos han colaborado con empresas que cuentan con impresoras para ponerlas a disposición de los hospitales y poder crear, en poco tiempo, los respiradores que pueden salvar la vida de una persona.

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A pesar de las grandes iniciativas que se están llevando a cabo para poder superar esta crisis, es relevante hacer hincapié en las necesidades que han dejado al descubierto el coronavirus. Era imposible prever la magnitud del impacto de la enfermedad, aunque a partir de ahora podrán cambiar ciertas prácticas. Alfredo Redondo señaló que es probable que la producción del material sanitario sea a partir de ahora más local y que no depende de terceros países. Asimismo, hizo hincapié en los retos de la sanidad española que, aunque muy buena, ha sido foco de recortes en los últimos años. Unas medidas económicas cuyas consecuencias estamos viviendo diariamente.

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