Un espectador aficionado a las tramas cinematográficas asombrosas, que te dejan boquiabierto o con el culo bien torcido por los bruscos virajes que dan y las revelaciones increíbles que sueltan, siempre alucinadas y alucinantes, habría tenido que ver ya series televisivas como *Lost (J. J. Abrams, Damon Lindelof y Jeffrey Lieber, 2004-2010) o The Leftovers (Lindelof y Tom Perrotta, 2014-2017). Y estar al día con otras como Dark (Baran bo Odar y Jantje Friese, desde 2017) y, desde ayer, de enhorabuena porque *Westworld (Jonathan Nolan y Lisa Joy, desde 2016) ha vuelto con su anheladísima tercera temporada**.
Lo primero que contemplamos en “Parce Domine” (3x01) es un programa de ordenador que detecta fenómenos aún desconocidos para nosotros en el mundo entero, y la larga secuencia posterior, que se desarrolla fuera del parque de atracciones de Delos Destinations, en la sociedad humana, nos muestra a una Dolores Abernathy (Evan Rachel Wood) que dice ser “la última de su clase… por ahora”, que “necesita una ventaja competitiva” y que busca “el origen de una nueva especie”. Y esto nos hace preguntarnos en qué época está y qué ha ocurrido con el androide que tenía el aspecto de Charlotte Hale (Tessa Thompson).
Pero también, igual que vimos en la última escena de “The Passenger” (2x10), con Bernard Lowe (Jeffrey Wright) y, según la poscréditos incluida en tal episodio, con el robot en el que han copiado al Hombre de Negro (Ed Harris). Sobre la localización temporal, Dolores Abernathy menciona que “no lleva mucho tiempo aquí”, por lo que tal vez ha escapado recientemente del parque, ha reconstruido su cuerpo, ha recuperado a quien quiera que luzca como Charlotte y ya ha mantenido con Bernard Lowe las conversaciones de test, de comprobación de “su fidelidad”, que nos mostraron en la segunda temporada.
Recordemos que, en “Journey into Night” (2x01), le contó a Teddy Flood (James Marsden) su propósito de arrebatarle el mundo exterior a los seres humanos. Y percibimos otra cosa: aunque ella quisiese vengarse de Jerry (Thomas Kretschmann) por el trato violento al que la sometió en el parque, no parece tan perversa como con su personalidad de Wyatt por el atisbo de cierta justicia contra un maltratador y asesino de mujeres. Y luego tenemos la oportunidad de conocer algo de la Tierra futurista gracias a un nuevo personaje: Caleb Nichols (Aaron Paul), quien coincide con Dolores en su necesidad de dinero.
Poco después de la matanza en el parque de atracciones, cuya responsabilidad criminal se la endilga a Bernard Lowe, ella acude como Charlotte Hale, líder de la junta directiva, a una reunión en la sede de Delos —filmada en las instalaciones de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, en España—, e impone su decisión de continuar con las actividades de la compañía pese a la tragedia. Como la fabricación de androides, que le vendrá bien para sus planes de dominación mundial. Pero hay un asiento vacío en la reunión de la junta, el de alguien por encima de ella. ¿De quién se tratará?
Bernard Lowe trabaja en la industria de la carne con el nombre de Armand Delgado, ha conseguido autoanalizarse y eliminar las limitaciones de agresión a personas y, por una noticia sobre la matanza del parque que consulta, conocemos que han transcurrido algunos meses. Y su tapadera, como la de Dolores Abernathy con la identidad de Lara Espin para conseguir algo relacionado con la supercomputadora Rehoboam, que traza estrategias de progreso para cada individuo, termina saltando por los aires. Igual que la experiencia de Caleb Nichols “reviviendo” al difunto Francis (Kid Cudi) con una suscripción a una inteligencia artificial conversacional.
Y, mientras Dolores sustituye a Martin Connells (Tommy Flanagan), jefe de seguridad de Incite, la empresa propietaria de Rehoboam, con un androide cuya personalidad del Oeste futurista ignoramos tanto como la de Charlotte Hale, lo que hace Bernard Lowe es intentar volver a Westworld para encontrar “a un amigo”, y tampoco sabemos a quién se refiere. Y a Maeve Millay (Thandie Newton) está dedicada la escena poscréditos, que expande las propuestas de Delos Destinations. El epílogo para un episodio con el que no logran la fascinación acostumbrada de la serie. Esperemos que remonten más adelante.