Parece difícil discutir algo como que la ya arraigada costumbre de emitir o ver cada Semana Santa el filme **La vida de Brian (1979)**, célebre comedia de culto dirigida por el galés Terry Jones (1942-2020), nos señala hasta dónde ha llegado su figura o, al menos, su obra en la historia cinematográfica, el bagaje cultural de los espectadores y el imaginario colectivo del mundo globalizado. Y es un gran error creer que solamente las personas ateas o con un vínculo más bien superficial con la religión cristiana valoran esta película; hay religiosos que reconocen su conflicto interior porque se despepitan con este **delirio paródico de los Monty Python que se ríe abiertamente de su fe, cuando no nos descerraja una sátira social y política siempre inteligente e inmisericorde**.

Pero lo cierto es que no a todos los analistas de cine nos pierden las desventuras de Brian o las aportaciones del querido grupo de humoristas británicos, y es de justicia admitir que Terry Jones no debería ser recordado sólo por este filme, que además coguionizó con sus compañeros Terry Gilliam, John Cleese, Michael Palin, Graham Chapman y Eric Idle y del que fue, como ellos, coprotagonista encarnando a múltiples personajes. Su unión se produjo en los años sesenta del siglo pasado entre grupos teatrales de la Universidad de Oxford, la de Cambridge y Nueva York. Pero su debut televisivo como cómico fue en los sketches del programa Twice a Fortnight (Tony Palmer, 1967-1968) con Palin; y luego llegó *la serie fundacional Monty Python’s Flying Circus (1969-1974)*.

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'La vida de Brian' (1979) | HandMade

Su rotundo éxito propició el rodaje de cuatro películas por el estilo para las que se habían ganado a pulso el control creativo: Se armó la gorda (Ian MacNaughton, 1971), **Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos seguidores (Terry Jones y Terry Gilliam, 1975)**, La vida de Brian y **El sentido de la vida (Jones y Gilliam, 1983)**. La segunda, donde también contemplamos a gente dándole palos al agua, nos regaló dos de los inolvidables sketches con los los que se nos saltan lagrimones de la risa: el del carro de los muertos y, a continuación, el de la colectividad autónoma; y la tercera, de la que ya poco más se puede añadir a estas alturas, contiene momentos descacharrantes como en el que los libertarios se preguntan qué han hecho los romanos invasores por nosotros.

Como actor, Terry Jones se puso igualmente en la piel de Poacher en La bestia del reino (Gilliam, 1977), de una de las anfitrionas en un avión para El gran golpe de los Teleñecos (Jim Henson, 1981), de Marcello en un episodio de *Las aventuras del joven Indiana Jones* (George Lucas, 1992-1993) o del señor Creosote en Más extraño que la ficción (Marc Forster, 2006). Y otra de las razones principalísimas por las que debe permanecer en nuestro recuerdo es su divertido y emocionante guion para la deliciosa fantasía con marionetas de **Dentro del laberinto (Henson, 1986)**. Por otra parte, tres de los cuatro filmes de los Monty Phyton no fueron los únicos que dirigió, y nunca es tarde para descubrir alguna joyita inesperada de su legado.

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'Dentro del laberinto' (1986) | Filmayer

Si Los caballeros de la mesa cuadrada y La vida de Brian fueron sus dos primeros largometrajes, más tarde se decantó por el documental televisivo **The Rupert Bear Story: A Tribute to Alfred Bestall (1982)*; y tras El sentido de la vida, rodó nuevas comedias como *Servicios muy personales (1987) o Erik, el vikingo (1989)*. Pero no actuó únicamente en un capítulo de El joven Indiana Jones de 1992, titulado “Barcelona, May 1917” (2x04), sino que también estuvo tras las cámaras, dirigiendo el cotarro. La sexta adaptación de la clásica novela infantil *El viento en los sauces (1996), publicada por Kenneth Grahame en 1908, a él se la debemos. Como, con Elaine Shepherd, Python Night: 30 Years of Monty Python (1999)**, el documental sobre la influencia de estos humoristas.

Creó junto con Gavin Scott la serie animada **Blazing Dragons (1996-1998), y la miniserie documental Los Bárbaros (2006). Y, asi veinte años después de su largometraje de ficción anterior, Terry Jones estrenaba la comedia alienígena Absolutamente todo (2015). Su interés por la historia procede al menos de su etapa en la Universidad de Oxford y, si ya había guionizado otros documentales acerca de los bretones (1969), las Cruzadas (1995), invenciones antiquísimas (1998), Roma, Egipto, el amor históricamente (2002) o la vida medieval (2004), con lo último que pudo dirigir nos brindó la que tal vez sea su mejor película: Boom Bust Boom (2015), elaborada a seis manos con las de su hijo Jim y Ben Timlett y banderita holandesa**.

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'Boom Bust Boom' (2015) | Bill and Ben

Si uno disfrutó, por decirlo de algún modo, con otros filmes documentales sobre la monstruosa crisis económica de 2008 como Capitalismo: Una historia de amor (Michael Moore, 2009) o *Inside Job (Charles Ferguson, 2010), o incluso ficcionados al estilo de Margin Call (J. C. Chandor, 2011), El capital (Costa-Gavras, 2012) o La gran apuesta* (Adam McKay, 2015), no debe perderse ni de broma la contribución del cineasta galés. ¿Un motivo sólido? Que posiblemente se trate del documental más lúcido, específico, englobador y certero de cuantos hemos visto surgir de la chistera del cine sobre este infame asunto; y hasta nos lo ofrece con la energía y la hilaridad que logra mezclando jugosas entrevistas, animación y marionetas. ¿Qué más le podíamos pedir a Terry Jones?

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