La realidad virtual o aumentada tuvieron su momento en las ferias de tecnología, algunos siguen esperando su manifestación real. En las ferias de este calibre se han colado, incluso, dispositivos sexuales y –como novedad desde hace más de un año– las carnes falsas. ¿Quién dijo que la tecnología no podía ser original? Y lo más importante, que la ciencia ficción de Black Mirror estaría tan cerca de la realidad.
Este año, durante la celebración del CES 2020, entre vehículos eléctricos de última entrega de Sony, asistentes virtuales de aspecto real de la mano de Samsung, pantallas plegables y nuevas utilidades para el 5G se ha colado un dispositivo para "leer la mente".
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NextMind, fundada en París, ha sido la elegida entre las startups más destacadas del CES de Las Vegas este 2020. Su propuesta no está aún en el mercado –de hecho esta es una de las mayores críticas al CES: muchas de las propuestas jamás llegan a comercializarse–, aunque prometen que esté disponible a lo largo del segundo trimestre de este año para los pocos afortunados que, previo pago de unos 399 dólares, estén apuntados a la lista de espera.
Su tecnología, aunque pueda parecer mentira, crea un sistema de conexión de la corteza visual del cerebro y los traduce a comandos digitales. Lejos de ser un sistema invasivo, como podrían ser los dispositivos de control de extremidades biónicas para pacientes con problemas de movilidad, NextMind propone una interfaz de lectura neuronal a través de las señales generadas por el cerebro que, entre otras cuestiones, es capaz de aprender. Sería, en términos generales, un electroencefalograma de los que se pueden encontrar en hospitales, pero con un sistema aplicado y lo más importante: en tiempo real para el control de dispositivos. El sueño del IoT.
Diseñado por el neurocientífico Sid Kouider, el dispositivo solo tendría que colocarse en la parte trasera de la cabeza. Sus 60 gramos de peso y sus ocho electrodos medirían cada interacción del cerebro con un ordenador para, de esta manera, poder automatizar tareas. A más tiempo usando el sistema, más fácil le sería al algoritmo entender la tarea a realizar. El usuario solo tendría que mirar fijamente a su objetivo –determinado por un sistema de colores y formas– y este, casi por arte de magia, se activaría. Los pocos que han podido probarlo aseguran que, al igual que un ratón, cuenta con una pequeña curva de aprendizaje tanto para el usuario como para el sistema.
¿Su utilidad? El mercado de las persona con movilidad reducida sería, a corto plazo, el potencial sector de usuarios dispuestos a emplear lectores neuronales. De una forma no invasiva, este público podría acceder a todo un mundo de opciones con respecto a la tecnología.
Sin embargo, sus creadores lo definen como un paso más allá de los propios asistentes o sistema de VR, y por supuesto al más que para uso médico. ¿Apagar, encender la televisión subir el volumen o cambiar de canal solo con pensarlo? Es una de sus propuestas más inmediatas. Juegos sencillos en los que, junto al uso adicional de un joystick el jugador podría disparar solo con pensarlo abriría a la compañía una puerta aun mercado históricamente interesado en las posibilidades de los juegos inversivos; especialmente por su adaptación a otros sistema de realidad virtual. Gestión de tareas simple con un ordenador o interaccionar con una lámpara son algunas de las primeras propuestas que la compañía está probando con sus primeros usuarios.
Conscientes de que la tecnología aún cuenta con un largo proceso por delante para entrar en un mercado abierto, NextMind ya forma parte de ese pequeño grupo de compañías que apuestan por la tecnología neuronal.