El Telecom Infra Project (TIP) comenzó como lo que podría ser una de las mayores locuras de Facebook –lejos quedan esos años en los que Zuckerberg se paseaba entre las filas del Mobile World Congress hablando del futuro–. La realidad es que años después, el TIP sigue vivo y ya comienza a recoger sus primeros frutos en zonas remotas. ¿El objetivo? Aprender en los peores entornos para ponerlo en práctica en las grandes, y densamente conectadas, ciudades. Junto a otros gigantes de la conectividad, Telefónica de la mano de David del Val forma parte del grupo que –de forma altruista, para más tarde abordar el negocio– quiere dar internet a todos. **Justo hace unos días se realizaba la última reunión del TIP en Amsterdam. ¿Cuáles son las conclusiones de este último encuentro?

La verdad es que fue la mejor reunión del TIP que hemos tenido hasta ahora. Ya se empieza a ver cómo las tecnologías que hemos ido pilotando en los diferentes grupos de trabajo empezamos a tener despliegues reales en las operadoras. Hemos mandado un mensaje muy fuerte de que esto va muy en serio, que no es una asociación de gente que está ahí para hablar de tecnología y ya. El objetivo real que tenemos todos es conseguir que este nuevo tipo de arquitectura de red esté ahí, pueda llevarse a campo y adquiera la madurez necesaria para que no solo unas pocas telcos trabaje con ellas, sino que sea un estándar para todas.

Hace ya unos años que Telefónica está en el TIP. Pero, ¿cómo os metéis en todo esto?**

En el origen es que nosotros tenemos el problema de querer conectar a los desconectados del planeta. Constatamos que con la tecnología actual no es sostenible porque el coste de despliegue y de operación es muy alto. Encontramos una solución que fue la desagregación de todos los elementos de la red y vimos que hay un lugar que es el TIP que estaba trabajando en esto.

No es que estén definiendo estándares, ellos dan el salto entre lo que hay escrito en un documento enorme y la realidad. Para dar ese salto es necesario que haya una red de proveedores, una red de pruebas primero en laboratorio y luego ya en el campo. La cosa es que esto tiene que ir de la mano de muchos suministradores; por lo que tiene que haber un campo de juego donde se ensaye esta colaboración y se vean los resultados reales para decidirse a implantarlo en zonas remotas. Pero no solo en estas zonas, también para grandes ciudades.

A raíz de eso, buena parte de la tecnología que se está probando la llevamos a regiones con más densidad de población donde la tecnología esté más estresada. Por ejemplo, hay un tema con la tecnología 5G que es importante: hay que densificar la red. Prácticamente hay que poner una antena por cada persona conectada. Parece que no, pero muchos de los resultados que conseguimos desarrollando arquitecturas para lugares poco densos luego sirven para regiones muy saturadas.

**Ahora mismo, el caso práctico en el que está trabajando Telefónica es el del despliegue de redes en zonas remotas de Perú, ¿qué se puede aplicar de este proyecto a otras regiones más densas?**

Lo fundamental es que la desagregación de las redes puede funcionar. Ahora mismo, cuando nosotros compramos la red lo hacemos en tres trozos: uno es el acceso, que son las torres con las antenas, otro es el transporte –llevar el tráfico de los clientes que está en cada antena– y finalmente agregar todo esto para llevarlo al core y así poder conectar con los servidores necesarios.

Normalmente compramos un único suministrador para cada una de estas partes en cada país; y eso está bien porque nos soluciona un montón de problemas porque es simple. Es como si te compras un coche y vas al concesionario y te lo dan. Pero no es tan simple, porque cuando queremos comprar el upgrade se lo tenemos que comprar al mismo suministrador; además no tienen el ritmo de innovación de las startups en el mayor parte de los casos.

Las cosas van a otro ritmo y es un modelo que ha funcionado muy bien durante muchos años, pero que ha resultado de unos costes para nosotros que en las zonas rurales no sale el negocio: la gente no te puede pagar por el coste. Sin embargo, si lo separamos por partes la cosa cambia. En la parte de acceso podemos dividir por la parte de la antena, el hardware que se encarga de recibir esa señal y convertirla en bits y el software que se encarga de esa tarea; entonces podemos elegir entre varios suministradores de software, si alguien innova lo podemos cambiar por ese. Esto nos da un nivel de flexibilidad mucho mayor.

Volviendo al ejemplo del coche, es como poder elegir cambiar el motor del coche pero que siga cumpliendo los estándares. Te metes en una complejidad que si sabes manejarla puedes crear cosas mucho más grandes. Al dividirlo en partes, como tunear un coche, nos da mucha flexibilidad que a la vez introduce más competencia que abarata los costes. Esto es perfectamente aplicable a las ciudades, pero es bueno que primero aprendamos a utilizarlo en el campo.

De alguna manera, ¿este sistema mejora o afecta a la innovación dentro de un ecosistema?

Ahora mismo, los desarrolladores de red están en todo el mundo, pero sí que hay una serie de innnovadores locales que son los que hacen la operación de red y el despliegue en zonas remotas. No están haciendo el software, pero sí son capaces de haces despliegues en el Amazonas que no es cualquier cosa. Al abrir nuestras redes, estos suministradores (de cualquier punto de la cadena) tienen más posibilidades de entrada en el negocio. Ahí es donde el TIP como punto de encuentro de gente que está interesada en llevar estas cosas a cabo, y no solo en un laboratorio.

**El TIP, además de Telefónica, cuenta con un grupo muy nutrido de socios. ¿Cómo es aunar a gente como Facebook, Intel, Vodafone... en un mismo grupo?

La idea general de que hay que buscar formas sostenibles de conectar a todos está sostenida por todos. Desde Facebook, Intel, Vodafone, Telefónica... todos compartimos está idea de visión.

A la hora de colaborar se hacen grupos de trabajo, que surgen de un problema al que hay que buscar solución. Se publica en la comunidad y es sorprendente la cantidad de gente que comparte problemas. Se crean reuniones de interesados y surgen de manera natural los líderes que tienen ese problema y los que pueden tener una solución del mismo. Tras esto se empieza a trabajar, que aunque todos tengan intereses comerciales, la idea es colaborar. Además todo es muy tecnológico por lo que no hay muchos líos en ese punto. Sí que es verdad que como se hace de manera voluntarista, y no es como una empresa que cuenta con tiempos, los progresos son más lentos. Pero los hay sin duda.

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Desde que se identifica al problema, hasta que se ve una solución, ¿cuánto tiempo puede pasar?**

Depende de la naturaleza del problema. Hay que ver las soluciones que hay, pruebas de laboratorio... Hay que tener en cuenta que hay gente de muchos países... Una vez tienes todo esto pues se te puede ir un año, dos o tres. Pero lo importante es que con cada summit se ven los progresos de algo que nació hace pocos años.

**Es curioso el caso de Facebook como socio y prácticamente creador del TIP. Una compañía que se ha posicionado como amiga y enemiga en este momento. ¿Cuál es su desempeño en el TIP?**

Facebook ya no es una empresita pequeña, es uno de los mayores monstruos que existen en cuanto a empresas del mundo. Pero en el hecho de conectar a gente de zonas remotas estamos en el mismo barco, les interesa tanto a ellos como a nosotros. Luego, evidentemente, ellos tienen sus problemas de privacidad y fakenews, pero es otro negociado para ellos. Es una relación basada en objetivos comunes.

¿Hay previsiones de unir a nuevos socios? Starlink, de Elon Musk por ejemplo, está trabajando en la red de satélites para conectar a todos en el mundo...

Es una comunidad totalmente abierta, debemos rondar los 300 o 400 socios. En el caso de Starlink, están a punto de unirse.

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Con todo esto, además de dotar de conectividad, ¿cuál es el objetivo de todo este proyecto?

Estamos alcanzando madurez en algunos proyectos, por ejemplo en las redes de acceso a radio que se están empezando a ver soluciones reales. En la parte de transporte y core también, aunque hay que seguir haciendo cosas.

Donde hay retos es en el tema de softwarización de las redes. Están muy bien que en un hardware puedas poner un software de otro, pero una vez que tienes esa flexibilidad tienes que ser capaz de hacerlo de forma industrial. Es decir, que puedas actualizar todas las antenas de Colombia por ejemplo, a la vez. De la misma manera que las apps del móvil se actualizan.

Detrás de esa simplicidad ha pasado un proceso y una serie de tecnologías muy sofisticadas que hacen que desde que se escribe una nueva versión hasta que llega a todos los dispositivos se hagan pruebas para que no falle y suceda de una forma que parezca magia. ¿Cómo llevar esto a las redes telco? Pues es algo que no está inventado, pero es lo que queremos desarrollar en uno de los nuevos laboratorios de Madrid.

Un vez has hecho que todas las redes son software, cómo hago para actualizar esto de forma simultánea. Ese automatismo, que parece un detalle técnico, es un pasada. Lo vamos a conseguir porque ya está para otros entornos. Toda la flexibilidad que podríamos tener en el mundo telco, oportunidades para innovar... Que no es tan fácil como innovar en una app, pero dando estos pequeños pasos lo vamos a conseguir.

**Hace poco que se anunció ese laboratorio de Madrid. Además e las redes de automatización, ¿en qué están trabajando?

Ahora mismo lo acabamos de anunciar, por lo que se está configurando. Estamos con Indra, Facebook y otros proveedores para traer los dispositivos de todo el mundo para comenzar a montar todo. No es que tenga un equipo fijo en verdad, porque se desplazarán allí para probar sus trabajos. Es muy dinámico, es una manera de trabajar con la que se va bastante rápido.

En la última reunión de inversores, José María Álvarez Pallete anunciaba el cambio de estrategia de Telefónica para Latinoamérica. Una suerte de repliegue en la región, la misma en la que los proyectos de Internet para Todos de la compañía tiene puesto el foco. ¿Afectará en algún caso?

Es una nueva estrategia general y afecta, pero la compañía sigue presente en Latinoamérica y en Brasil. Igualmente el TIP es un movimiento industrial que va a seguir teniendo el interés de desplegar redes y conectar. El hecho de que Telefónica esté organizada de una manera u otra da igual, porque la clave es innovar.En este caso, Internet para Todos sigue muy alineado con lo está haciendo la casa y lo que quiere hacer.

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Hemos hablado de zonas remotas y de conexión en grandes ciudades, pero uno de los temas candentes ahora mismo es el de la España vaciada; ¿se podría aplicar alguno de los desarrollos del TIP en este problema?

Los primero es que los planes naturales de Telefónica España es que se va a dotar de conexión de cifra al 100% de la población, por lo que no habría problema con eso.

Es cierto, igualmente, que hay casos de uso que tienen que ver con emergencias, que son interesantes de cubrir y a los Gobiernos les interesa. Si se quema un bosque pues ahí no hay conexión porque sería absurdo ponerla ahí, además no se puede. Pero hay sistemas y redes de emergencias, que estarán a partir de 2023 más o menos, y el TIP está trabajando en ello.

Hemos creado un grupo de trabajo para que el mundo aeronáutico y el telco trabajen juntos, porque es difícil hacerles entender el sector de cada uno de ellos. Hay un montón de gente en la aeronáutica que está tratando de dar conectividad aérea, lo que permitirá tener conexión en zonas super remotas e incluso en caso de terremotos o maremotos; allá donde se te caen las torres y cuando dar conectividad es esencial para los equipos de emergencias.

Hoy en día hay soluciones, como poner camionetas, pero se puede hacer más. Drones o Zepelines, que vuelan a una altura más baja que los aviones, que no sufren turbulencias y captan la señal de radio. Se pueden poner constelaciones LEO, que eso estaría ya fuera del alcance del nivel de los aviones, y ahí lo que se puede hacer es conectividad de larguísima distancia. Después están las geoestacionarias, que necesitan una antena satelital, y eso permite dar señal a zonas remotas –un sector que ha evolucionado mucho y ha conseguido reducir costes–. Esto es en términos muy futuristas en cualquier caso.

Como CEO de I+D de Telefónica, ¿cuál es el futuro que nos espera en cuanto a conectividad?**

Ese, de hecho, es mi trabajo: no predecir las cosas, sino hacer que ocurran. Yo soy muy optimista respecto al edge computing por un tema muy sencillo: los fabricantes de aplicaciones siempre van a querer mayores prestaciones de internet. Además, es que si internet va super rápido no se necesitará tanto hardware, ya que la computación se podrá hacer en la nube. Teléfonos u ordenadores lo que sean más fino. Toda la cachaerrrería que hacemos ahora es porque tenemos que hacer la computación a nivel local, ya que no tenemos capacidad de hacerlo en la nube. Hay una tendencia natural a que todo lo rápido que se pueda hacer internet se va a aprovechar. Nuestro único limitante será la velocidad de la luz.