La forma como un Jedi —o un Sith— utiliza la Fuerza continúa siendo un tema ambiguo dentro del mundo de Star Wars, mucho más a medida que cada película, serie y material del canon añade un nuevo atributo a tan misteriosa cualidad. Lo cierto es que la mayoría de los fans tenemos una idea más o menos básica de lo que puede provocar —o no— este portentoso poder, que aún forma de los misterios de la mitología de la saga. Lo que sí está claro es que estrangular a alguien más usando a la Fuerza es algo que sólo hemos visto hacer a varios de los grandes Lord Sith del mundo imaginado por Lucas: Darth Vader, Snoke y por supuesto, a Kylo Ren.

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Y eso es precisamente lo que ha hecho el querido y adorable Baby Yoda en el episodio siete de The Mandalorian, lo que deja abierta la posibilidad que la criatura más querida de la franquicia sea en realidad malvada. ¿Es posible algo semejante? Analicemos un poco la idea y sobre todo la posibilidad de que no solo se trate del más inesperado giro de guion, sino una nueva forma de interpretar la naturaleza y la sensibilidad de la Fuerza incluso en criaturas tan pequeñas —y presumiblemente, tierna— como The Child.
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Un poder inquietante, un reflejo natural

Si eres fan de la serie animada las Guerras Clon, a estas alturas ya sabrás que al menos un Jedi es capaz de utilizar La Fuerza de forma muy parecida a un Sith, sin que eso afecte el equilibrio de la luz y la oscuridad en su interior. El caso es que se trata de un adulto que luego de años de entrenamiento, sabe y está consciente del poder de sus decisiones, por lo que su uso de semejante recurso no fue casual ni tampoco, algo que brotó de la rabia o el miedo. Algo que sí ha ocurrido con Baby Yoda y es lo que ahora hace que sea inevitable hacerse preguntas inmediatas acerca de su origen, el poder que esgrime y sobre todo, si esa portentosa capacidad que posee para controlar la Fuerza pertenezca sólo al lado luminoso de la fuerza.

Para entrar en contexto, te explicaremos un poco lo que ha ocurrido y por qué se trata de un detalle que el argumento utiliza para analizar al bebé de una manera por completo nueva.

Atención, spoilers de considerable importancia: si no has visto el capítulo 7 de The Mandalorian y no deseas información sobre detalles de lo ocurrido, deja de leer ahora.

Por ahora, teníamos bastante claro que la Fuerza era poderosa y considerable en el bebé, a pesar de su edad y, sobre todo, de su inexperiencia en la manera de usar sus poderes. Con apenas cincuenta años —lo que para la raza es la infancia— la criatura más adorable del Cosmos tiene una sensibilidad natural y un control casi instintivo de lo que puede hacer o no, pero en especial, la magnitud del poder que maneja. Ahora bien, estrangular a alguien es una reacción de miedo e ira que usualmente se asocia con los Sith y eso es lo que precisamente ha hecho Baby Yoda en el más reciente episodio de la serie.

La situación que llevó a semejante desenlace comienza con un conversación entre Greef Karga (Carl Weathers) le dice a Mando (Pablo Pascal) que una manera expedita y definitiva de limpiar su nombre es matar al hombre que le encargó secuestrar a Baby Yoda. El cliente (encarnado por el director de cine Werner Herzog) ahora también es un fugitivo de los restos del Imperio y su cabeza tiene precio, por lo que según el razonamiento de Karga, asesinarle — o entregarle — sería un giro de los acontecimientos que no sólo devolvería su buen nombre a Mando sino además, le permitiría evitar la persecución que sufre por la galaxia.

Como buen Mandaloriano, Mando considera la posibilidad, pero sigue sin convencerse demasiado de que la solución —sencilla y rápida— sea plausible como asegura Kargo, de modo que pide ayuda a Kuiil (Nick Nolte) y a Cara Dune (Gina Carano) para llevar a cabo semejante empresa. Por supuesto, en medio de toda la situación, la animadversión de Dune contra el Imperio sale a relucir y en algún punto hay un enfrentamiento que termina de la manera más asombrosa posible: Baby Yoda utiliza su poder para estrangular a Cara, hasta que Mando logra convencerle que se trata de una amiga. Cuando el tenso momento acaba, tanto Kuiil como Cara y el propio Mando parecen incapaces de comprender lo sucedido porque como es obvio, ese modo de usar la Fuerza está relacionado con los temibles Sith.

¿Se trata de un rasgo que demuestra que la pequeña criatura tiene un lado oscuro y lo manifiesta a pesar de su edad? Razones no faltan para sospechar que, quizás, Baby Yoda intenta lidiar con las consecuencias de su poder pero sobre todo, de la forma en que ¿ha visto usarlo? ¿Le han enseñado? Lo cierto es que incluso en el canon más tradicional se deja muy claro que utilizar La Fuerza en medio de la furia y la rabia — aun de manera espontánea — es un poder del lado oscuro. El cómic Darth Vader, el Lord Oscuro de los Sith en sus volúmenes 1 y 2 lo menciona de manera explícita.

El estrangulador de la Fuerza era un poder de la Fuerza del lado oscuro, lo que significa que el poder se alimentaba de emociones oscuras como el miedo, la ira y el odio. Como su nombre lo indica, el estrangulador de la Fuerza se utilizó para agarrar, apretar o aplastar telequinéticamente la garganta de una víctima con la Fuerza y restringir la circulación sanguínea o el flujo de aire.

Claro está, hablamos de un bebé, por lo que es probable que la reacción sea del todo instintiva. Pero ¿qué ocurre si en realidad no es tan joven como parece? Es adorable y pasa buena parte del tiempo en su cuna, pero también camina, razona de manera más o menos compleja, puede esconderse, jugar e incluso intentar pilotar la nave de Mando. ¿En en realidad un pequeño miembro de su especie o la serie está jugando con la idea de su apariencia como una forma de esconder algo más oscuro y tenebroso?

A pocos capítulos de su final de temporada todavía no hay una explicación clara de su origen, aunque Jon Favreau prometió que lo sabríamos durante los episodios restantes, de modo que sólo resta esperar para descubrir cual es el juego — quizás siniestro — que se esconde detrás de la criatura más encantadora del Universo de Star Wars. Quizás la más inesperada sorpresa de la trama.