A pesar de las intenciones declaradas y reiteradas por ambas partes de poner fin a la guerra comercial entre Estados Unidos y China, Huawei sigue atascada en un conflicto económico del que, con el lanzamiento del Mate 30 Pro, comenzamos a ver las primeros efectos en la calle.
Ahora Wilbur Ross, el Secretario de Comercio de Estados Unidos, quien insiste en que una primera fase del acuerdo comercial entre las superpotencias será alcanzado "muy pronto", según declaraciones recogidas el pasado domingo por Bloomberg.
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El fin del veto a Huawei, en el horizonte perpetuo
A principios de octubre el número de solicitudes para comerciar con Huawei era de unas 130, según información del NYT. Este domingo, Ross afirmaba que la cifra ya asciende a 260 y que "son muchas". Por ello recuerda que "con las entity list hay una presunción de denegación", aunque sentenciaba: "obviamente aprobaremos bastantes".
En cualquier caso, el mandatario habla ahora de una resolución amplia aunque preliminar del conflicto económico entre ambos países, que ha escalado durante 2019 afectando a una gran variedad de importaciones e industrias. Sobre la mesa está ahora incluso el dónde, respecto a la firma de un acuerdo al que apunta como "particularmente complicado". Según el secretario, EE.UU. está "asegurándose de que cada una de las partes tiene una comprensión muy correcta, clara y detallada de a lo que accede cada una".
Ross no concreta un marco temporal, sobre el que afirma que "estamos en buena forma, estamos progresando bien, y no hay ninguna razón natural por la que no pueda ser". No obstante, preguntado sobre si podría resolverse este mismo mes de noviembre, echa balones fuera afirmando que "si se escapa un poco, quién sabe. Siempre es posible."
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Durante la guerra comercial, la escalada de impuestos a la importación por ambas partes tienen un peso bien diferenciado sobre ambas potencias, afectando prioritariamente a distintas industrias. En el caso de Estados Unidos, se demanda el cese parcial en la importación de cultivos como la soja, sobre los que demanda un restablecimiento de la compra en adición a una moneda más estable –hubo grandes críticas a China por parte de Trump, que llegó a llamarle un manipulador de la moneda– y unos mercados financieros abiertos a las empresas estadounidenses.
Por la parte de China, es crucial que se eliminen los gravámenes a una importación acumulada del equivalente a cientos de billones de dólares anuales. Especialmente, los nuevo tributos a la importación que entrarán en efecto el próximo 15 de diciembre si no hay acuerdo. Este afectaría a los smartphones fabricados en China, lo que podría afectar a los propios iPhone fuertemente. Estos son ensamblados de forma mayoritaria allí.
La impacto sobre Huawei, que es obviamente negativo a nivel global, no ha resultado ser suficiente para apartarle de su senda del crecimiento. Recientemente anunciaba que había distribuido hasta 200 millones de smartphones, superando sus cifras de 2018, y también sus resultados del tercer trimestre, en los que sigue arrollando a la competencia en China.
Mate 30, el primer gran afectado
El Mate 30 Pro es el primer gran lanzamiento del fabricante chino tras la entrada en vigor del veto que le dejaba sin los servicios de Google y al margen de las aplicaciones de Google Play.
Dado que la experiencia no es la mejor para un espectro amplio de usuarios –unicamente los más avanzados podrán acceder a casi todo–, la salida más cómoda para la marca sería un restablecimiento de los lazos comerciales con Google. Estos podrían salvar el lanzamiento todavía pendiente de estos dispositivos de cara a la campaña de ventas más fuerte del año.
Parece que, según afirman en el diario el Economista, esto podría resolverse de forma favorable próximamente, o al menos esas serían las expectativas actuales de Huawei.
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