"Soy la reina en un reino de aislamiento y soledad, el viento aulla y se cuela en mi interior, lo quise contener pero se escapó", canta Elsa en Suéltalo (Let it go), el éxito de Frozen, un musical de dibujos animados creado por Disney, que fue el gran éxito de 2013. La película no solo recaudó 1.100 millones de euros en taquilla sino que, además, se llevó dos Premios Óscar, uno a mejor película de animación y otro a mejor canción original.

Anna y Elsa desmontan todos los mitos clásicos de Disney: el amor verdadero va a ser antes tu hermana que un príncipe al que acabas de conocer. Además, se rompe con el cliché de darle un interés amoroso a la protagonista. Es justamente la falta de un interés amoroso masculino para Elsa, tener que esconder su poder y la doble interpretación de la canción estrella de la película, Suéltalo, lo que hace que las personas que pertenecen al colectivo LGBT+ se puedan sentir identificados con Elsa.

Elsa no es la primera, ni será la última (probablemente) princesa sin un interés romántico, Mérida o Vaiana son dos ejemplos, pero no se les ha pedido una novia o no se ha hecho de una forma muy insistente. Una doble lectura de toda la historia de la reina de Arendelle es lo que hizo que las redes se levantaran y pidieran una novia para la protagonista de Frozen, pero ¿qué ha hecho Disney? A partir de este momento se van a tratar varios spoilers de Frozen 2, por lo que si aún no has visto la película, este es el momento de cerrar la pestaña.

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Por desgracia, no se ha dado una respuesta a si Elsa es lesbiana o no, ya que en esta secuela sigue sin tener ningún tipo de interés romántico. De hecho, al principio salen Anna y Elsa jugando con nieve, la pequeña usa tópicos románticos durante el juego que no se exponen en la mayor, más interesada en la acción. Esto solo es una muestra más de lo diferentes que son ambas hermanas.

Sin embargo, aunque Elsa no sale del armario, a pesar de que parte de los seguidores de las películas quieren emparejarla con una chica del bosque encantado, hay una serie de paralelismos entre su historia y lo que supone para las personas queer vivir abiertamente su sexualidad.

Empecemos por el hecho de que los padres de Elsa le obligan a mantener sus poderes ocultos para el resto del pueblo. Esto puede considerarse la fase previa a la salida del armario por parte de nuestra protagonista. Una vez estos mueren, tan solo le queda el apoyo de su hermana, de la que ha estado separada porque sus padres consideraban que podía ser peligrosa. Esto se puede relacionar con ciertos comentarios en boca de las personas homófobas: "No me importa con quién se besen (o acuesten), pero que no lo hagan en público". Tampoco suelen estar de acuerdo en que salgan en películas o series infantiles, por supuesto. Con esta lectura, se podría decir que los poderes de Elsa, eso que la hace especial, sería su sexualidad, pero cuando empieza a mostrarse como tal, se la aparta de su hermana pequeña.

Si seguimos analizando la primera película, las personas LGBT+ han señalado en varias ocasiones que Let it go representa muy bien cómo es salir del armario. De hecho, las primeras frases de este artículo son una buena referencia a cómo se siente una tras aceptar que es lesbiana (o gay o bisexual). En Frozen 2, también puede rascarse bajo la superficie de la letra de Muéstrate: "Yo habité detrás de un muro, helado enigma en mí". Ese muro puede ser la heterosexualidad forzada, además de que luego se descubre de que, en realidad, se está hablando a sí misma.

Cuando los padres de Elsa se mueren y el peso de la corona recae en los hombros de la hermana mayor, vemos cómo la inseguridad se come a la reina de Arendelle. Esa inseguridad, característica de este personaje, podemos observarla a lo largo de las dos películas. De hecho, en realidad ella en ningún momento siente que pertenezca a ese mundo, a pesar de que su hermana pequeña confía ciegamente en ella. Elsa durante seis años se ve en una encrucijada: ser reina y abrazar el rol que sus padres quieren para ella o vivir libre. Es al final, cuando deja Arendelle en manos de Anna y se dedica a ser el puente entre los elementos y su mundo, cuando por fin es libre y feliz.

Walt Disney Animation Studios

Con una doble lectura, todo esto es una metáfora de la salida del armario de Elsa porque solo al final, cuando acepta que es distinta (ese momento en el que se suelta el pelo es toda una declaración de intenciones), puede ser feliz. Lo mismo sucede dentro del colectivo LGBT+: solo cuando pueden vivir sin ser juzgados, son libres y, por tanto, felices.

Disney nunca quiso lanzar este mensaje a propósito, pero las personas LGBT+ han abrazado a Elsa como su icono, a pesar de que no se haya confirmado su homosexualidad. De hecho, es probable que ni siquiera sea el momento de la compañía para presentar un personaje protagonista gay ya que hay países, como Rusia o China, en los que todavía no son amigables con este colectivo. ¿Tendremos que esperar mucho para conseguir una princesa lesbiana? No hay una respuesta clara, simplemente podemos contestar que, al menos, Disney está dando los primeros pasos: se ha confirmado que Valquiria (Marvel) es bisexual, un personaje secundario habla sobre su homosexualidad en Endgame y en Toy Story 4 sale una pareja de madres de fondo en una escena.