A la hora de buscar un tratamiento para cualquier dolencia, más o menos grave, los pacientes tenemos el derecho de elegir el que consideremos mejor. Es precisamente por eso por lo que no se puede juzgar a las personas que optan por la homeopatía, pero sí informarlas para que, al menos, decidan siendo conscientes de lo que eso supone. Sin embargo, la cosa cambia mucho cuando el paciente es un niño o cualquier otro individuo cuyas decisiones dependan de terceras personas.

Muere un niño al que le trataron la otitis con homeopatía y no con antibióticos

En este caso se trata de pacientes vulnerables, que no saben cuáles son las mejores opciones para ellos, e incluso si lo supieran, se ven “obligados” a que sus padres, tutores o cuidadores escojan por ellos. Es por ejemplo el caso del niño italiano que murió por una otitis tratada con homeopatía o el del pequeño diabético de 13 años que falleció en Estados Unidos después de que un naturista recomendara a su familia sustituir la insulina por friegas con aceite de lavanda. En aquella ocasión el “terapeuta” fue condenado por tal atrocidad, como también lo será el hombre de 56 años que en 2015 causó la muerte de un niño de seis años al que trató una diabetes tipo 1 con una técnica tradicional china, basada en eliminar los agentes causantes de las enfermedades a través de bofetadas y palmaditas en áreas externas de la piel.

El grave peligro de las pseudoterapias

Los padres del niño, de seis años, acudieron en 2015 a un taller sobre Paida Lajin, impartido por Hong Chi Xiao en Hurstville, al sur de Sydney.

Esta pseudoterapia china sostiene que enfermedades como el cáncer o el párkinson pueden ser curadas a través de pequeñas palmaditas o bofetadas en la piel, con las que se consigue eliminar los desechos venenosos del cuerpo y restaurar el . Este último es un concepto utilizado en otras técnicas tradicionales chinas, como la acupuntura, y se usa para definir una especie de fuerza vital, cuyo desequilibrio provoca multitud de patologías. No hay estudios científicos con una buena metodología que apoyen su existencia, de ahí que las técnicas que se basan en ella no puedan ser consideradas como terapias. Aun así, en muchos casos no se consideran peligrosas. Por ejemplo, centrando la atención en Paida Lajin, siempre que la bofetada no sea demasiado fuerte, no entrañará ningún peligro. ¿Pero qué pasa si se sustituyen los tratamientos realmente eficaces por estas palmaditas? Si la enfermedad que intentamos tratar es un resfriado, posiblemente nada. No olvidemos que en los virus de este tipo los tratamientos farmacológicos suelen ir dirigidos solo al tratamiento de los síntomas, pues la enfermedad, como tal, acaba desapareciendo sola. El problema viene cuando estamos ante una afección grave, en la que el tratamiento mantiene vivo al paciente.

Lavanda por insulina: un naturista provoca la muerte de un niño diabético

Es el caso de la diabetes, pues los enfermos se mantienen con vida básicamente gracias a la insulina. Pero no fue eso lo que Xiao dijo a los padres del niño fallecido. Al hablar con ellos durante el taller, les explicó que la insulina era veneno para el niño y que la medicina occidental no conseguiría sanarlo. Por eso, les recomendó que dejaran de administrársela y comenzaran una rutina de Paida Lajin, que estimularía la producción de la hormona por parte del organismo del enfermo. El pequeño estaba harto de inyectarse el fármaco cuatro veces cada día, por lo que sus progenitores estuvieron de acuerdo en seguir las recomendaciones de aquel hombre. El 22 de abril de 2015 su hijo se puso su última dosis de insulina y, además, continuando con los consejos del “terapeuta”, comenzó un estricto periodo de ayuno.

Como es lógico, pronto empezó a vomitar y a perder fuerzas. Los padres, preocupados, acudieron de nuevo a Xiao, que les dijo que era algo totalmente normal, pues el niño estaba empezando a eliminar las toxinas de su cuerpo. Pero lo que estaba perdiendo poco a poco era la vida. Ante el empeoramiento de los síntomas, siguieron paso por paso la rutina, abofeteándole en los brazos y las piernas, pero cada vez estaba más grave, le costaba respirar y ni siquiera podía hablar. Tal era su debilidad que tenían que llevarlo en un cochecito, porque era incapaz de caminar. Solo cinco días después, murió en la cama de un hotel, en Sydney. La causa del fallecimiento fue una cetoacidosis diabética, provocada por un aumento en sangre de unas sustancias tóxicas, llamadas cuerpos cetónicos, que se forman cuando, al no poder captar la glucosa para obtener energía, las células metabolizan grandes cantidades de grasa en su lugar. Es una de las complicaciones más graves de la diabetes y puede resultar fatal, como en el caso de este niño.

La acupuntura: pinchando a los incautos

Tras este grave desenlace, tanto el terapeuta como la madre, el padre y la abuela materna del pequeño fueron acusados de homicidio involuntario, por omitir los cuidados que el fallecido requería, especialmente cuando sus síntomas comenzaron a empeorar. Durante el juicio, que tuvo lugar en noviembre de 2018, los familiares de la víctima fueron declarados finalmente inocentes. En cambio, el procedimiento legal contra Xiao tuvo que posponerse hasta hace unas semanas, después de que despidiera a sus abogados. Ahora, finalmente, ha sido declarado culpable y se encuentra a la espera de sentencia. Sea cuál sea esta, no le devolverá la vida al pequeño.

Las personas tenemos derecho a elegir cómo queremos tratarnos, sí, pero jamás deberíamos empujar a los más vulnerables a una terapia sin fundamento científico. Por supuesto, los padres del niño querían lo mejor para él, como también lo quieren los que llevan a sus seres queridos a curanderos y falsos terapeutas. Pero todos deberían tener en cuenta casos como este para recordar que solo la ciencia tiene la llave para tratar las enfermedades que les atormentan. El resultado no siempre es el esperado, por desgracia, pero es el mejor al que se puede acceder. Tanto, que en el caso de la diabetes la insulina fija la frontera entre la vida y la muerte. Abandonarla es un gravísimo error.