El nuevo Google Pixel 4 XL busca ir más allá de la fotografía computacional, donde ya marca la diferencia, con nuevas tecnologías como el desbloqueo facial, Motion Sense o una pantalla con una tasa de refresco de 90 Hz. Este es su análisis a fondo.En la larga pero infructuosa historia de Google con el hardware, el Pixel 3 XL puede calificarse como la culminación de un camino. Tras múltiples años marcados por las decepciones y los “peros”, el gigante norteamericano logró poner en los estantes de las tiendas un producto sólido en lo general y pionero en lo particular. Nada tenía que ver aquel smartphone con el fallido Pixel 2 XL o el atractivo pero cojo Galaxy Nexus –por citar algunos ejemplos–. El Pixel 3 XL era solvente en todas las áreas (pantalla, rendimiento, autonomía…) y, además, aderezaba el conjunto con un poco de magia basada en software y fotografía computacional.

Google Pixel 3 XL.

El único aspecto en el que el Pixel 3 XL quedaba en clara desventaja respecto a sus principales rivales era en el diseño y la construcción. Aquel modelo supuso un salto importante respecto al desastroso Pixel 2 XL –cuyo chasis era impropio de un producto cercano a los 1.000 euros–; sin embargo, situado el Pixel 3 XL junto a otros smartphones como el iPhone XS o incluso el Galaxy S9, las diferencias saltaban a la vista con facilidad.

Con el Pixel 4, por lo tanto, Google tenía una oportunidad excelente para solventar esa carencia y, al mismo tiempo, impulsar tecnologías que hiciesen a su producto innovador y vanguardista más allá de la cámara. Pero esa, desafortunadamente, no es la realidad a la que nos enfrentamos. O, al menos, no ha resultado ser tal y como probablemente la imaginábamos.

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La estética, su mayor punto débil

Visualmente, *el Pixel 4 XL luce mejor en persona que en las imágenes y renders publicados en internet.* Hay tres colores diferentes: naranja, blanco y negro. Los dos primeros tienen una cubierta trasera mate relativamente similar a la del iPhone 11 Pro y el Pixel 3 XL. La versión negra, en cambio, opta por un acabado glossy que, en cierto modo, recuerda al iPhone 7 Plus Jet Black.

El color naranja es claramente el más atrevido. Es un tono difícil que, como hemos visto, levanta sensaciones encontradas en el público. No voy a entrar a valorar si el lanzamiento de este acabado es un acierto o no, porque es algo sumamente personal y subjetivo. Lo que sí debo destacar es que el tono anaranjado no casa del todo con el bloque negro en el que se encuentra la cámara y los prominentes marcos laterales del teléfono (también tintados en negro).

La versión más oscura –a la que internamente he bautizado como Pixel 4 Jet Black– es muy atractiva, pero tiene un severo problema: siempre va a estar sucia. Es un excelente imán de motas de polvo y huellas dactilares. Así que si consideras la compra de esta variante, debes tener esto en cuenta.

Una vez en la mano, la sensación que transmite el Pixel 4 XL es una mezcla de comodidad e insuficiencia. Las curvaturas de las esquinas y otros elementos hacen que el teléfono sea relativamente fácil de usar con una sola mano, algo que no muchos productos logran en 2019. Sin embargo, ese paso tan positivo se ve empañado por la sensación que transmiten los materiales y algunas decisiones de diseño, claramente inferiores a productos de su misma gama. Resumido brevemente:

- Los materiales seleccionados para su construcción no se sienten tan premium como, por ejemplo, los del iPhone 11 Pro, con quien se supone que busca competir. El marco de aluminio, el tacto de las placas de cristal, el recubrimiento de los botones… Son detalles que marcan la diferencia entre un buen producto y un gran producto.

- El borde superior es algo más grueso que el notch del iPhone 11 Pro y, por lo tanto, también tiene un mayor tamaño que el margen superior presente en el resto de smartphones de alta gama de 2019 (P30 Pro, Galaxy S10, etc.). Y sí, es cierto que alberga múltiples sensores de los que otros smartphones prescinden, pero a estas alturas, cuando toda la industria piensa en cómo ocultar las cámaras frontales e incluso se especula con que Apple podría reducir el tamaño del notch en la próxima generación de iPhone, resulta un poco contradictorio que Google ponga sobre la mesa un producto con algo así. Como mínimo, debió tener un grosor similar al del notch del iPhone 11 Pro.

- Si llevamos la vista hacia abajo, podemos ver como el Pixel 4 XL tiene una delgada “barbilla”. Este borde es más grueso que los situados en los laterales pero, a su vez, es más delgado que el borde superior. Puedo entender que uno de estos márgenes (bien sea el superior o el inferior) tenga un grosor mayor para albergar diferentes sensores y componentes, pero que coexistan en un mismo frontal cuatro bordes con tres grosores diferentes es la antítesis de la simetría y el continuismo.

- El punto anterior, además, hace que la curvatura de las esquinas de la pantalla no sea paralela a la curvatura del chasis del teléfono, como sí ocurre en el iPhone 11 Pro. Es una muy buena idea ejecutada hasta la mitad.

Estéticamente, por lo tanto, **el Pixel 4 XL está un peldaño por debajo de los smartphones con los que pretende competir**. De hecho, algunos teléfonos de precio inferior como el OnePlus 7 Pro son más atractivos y se sienten mejor rematados que este nuevo teléfono de Google, por lo que esta vuelve a ser, un año más, una asignatura pendiente para el gigante norteamericano.

Mirando más allá de lo habitual

Google Pixel 4 XL

Como en ediciones anteriores, el Pixel 4 XL no tiene la mejor base del año. Carece de almacenamiento UFS 3.0, su pantalla no es tan precisa ni brillante como la del iPhone 11 Pro o el Galaxy Note 10+, la batería tiene una capacidad algo inferior a productos de la competencia, la memoria RAM es holgada pero alejada de las cifras de infarto propuestas por Samsung y OnePlus (que alcanzan hasta 12 GB)... Se podría decir que la fuerza bruta, aunque existente, no es el mayor fuerte de este nuevo teléfono de Google.

No obstante, esa ligera inferioridad numérica no aleja al Pixel 4 XL del resto en lo que a experiencia de uso se refiere. El gigante norteamericano parte de una sólida base (Snapdragon 855 y 6 GB de RAM) y enriquece la experiencia de uso mediante software –siempre que los bugs de generaciones anteriores no emerjan con el paso del tiempo– y características diferenciales como la pantalla de 90 Hz o Project Soli. Resumidamente:

- La pantalla de 90 Hz. Su presencia es palpable desde el momento en el que enciendes el teléfono. Todos los cambios que se producen en la interfaz (mover elementos, realizar scroll, animaciones, etc.) se llevan a cabo con una mayor fluidez y continuidad. Visualmente es una sensación muy placentera, y, además, Google asegura que el impacto en la autonomía del dispositivo es limitado gracias a una serie de algoritmos que varían la tasa de refresco de forma dinámica. Si estás leyendo un texto u observando una imagen estática, por ejemplo, el panel pasa de 90 Hz a una tasa inferior para reducir el consumo energético. Cuando vuelve a haber movimiento en la interfaz, el algoritmo eleva la cifra de hercios hasta 90 para transmitir esa sensación de fluidez.

- *Motion Sense (aka Project Soli).* En el borde superior del Pixel 4 se encuentra un pequeño radar capaz de detectar la presencia de elementos y la realización de gestos o movimientos a su alrededor. Esta tecnología se basa en Project Soli, revelada por Google en 2016, y el nuevo Pixel la aprovecha principalmente para tres cosas: controlar ciertas aplicaciones mediante gestos, detectar la aproximación de una mano e interactuar con Pokemons. Todo esto suena muy prometedor, pero la realidad es que, a día de hoy, esta tecnología tiene muy poca utilidad. Sí, puedes silenciar una alarma con tan solo pasar la mano por encima de la pantalla, pasar a la siguiente canción de Spotify, saludar a un Pokemon a través de una divertida app (y que él te salude de vuelta) o ver cómo el teléfono enciende la pantalla cuando te aproximas a él. El problema es que ninguna de esas aplicaciones de esta tecnología tiene un impacto profundo y real en la forma en la que se utiliza el teléfono. Y a eso hay que sumar, además, que no siempre reconoce los gestos a la primera y que las posibilidades de este sistema son, por el momento, inferiores a las demostradas por Google en la presentación original de Project Soli, donde se veía como un reloj inteligente equipado con esta tecnología era capaz de reconocer gestos relativamente complejos.

- **Actualizaciones de software recurrentes. Los teléfonos de Google son siempre los primeros en recibir las nuevas versiones del sistema operativo y los parches de seguridad más recientes, lo cual es un plus muy importante. La compañía norteamericana, además, garantiza esta dinámica durante un periodo de tres años, el cual está por debajo de lo ofrecido por Apple pero supera lo habitual en el ecosistema Android.

- Pixel Neural Core.** El Pixel Visual Core ha sido reemplazado por este nuevo chip más ambicioso. Ahora, además de intervenir en el procesamiento de las fotografías capturadas por la cámara (como el chipset al que reemplaza), ayuda y acelera todas las labores relacionadas con inteligencia artificial –como el desbloqueo facial, las tareas de aprendizaje automático o el reconocimiento de voz local–. Este apoya al Snapdragon 855 de Qualcomm (SoC principal del equipo).

- Titan M. El chip de seguridad de la generación anterior vuelve a estar presente en este nuevo modelo. Hace muchas cosas en segundo plano (como preservar la seguridad en el proceso de arranque, intervenir en el cifrado del equipo, etc.), pero todas se resumen en proteger tanto la integridad del teléfono como la información almacenada en el mismo.

- La mejor versión del asistente de Google. El Pixel 4 es el primer teléfono en integrar la súper veloz versión de Google Assistant anunciada durante el Google I/O 2019. Gracias a una serie de mejoras en los algoritmos y al Pixel Neural Core, el teléfono ahora puede realizar ciertas tareas incluso si está desconectado de la red. También enlaza y contextualiza las frases con mayor acierto, la latencia de las respuestas es menor, etc. Algunas de las nuevas prestaciones, eso sí, solo funcionan en inglés, pero se espera que todas ellas sean compatibles con el castellano en un futuro cercano.

- Transcripción precisa y subtítulos en tiempo real. Apoyándose en las nuevas tecnologías de voz desarrolladas para Google Assistant, el Pixel 4 XL es capaz de transcribir notas de voz con precisión y mostrar subtítulos de los contenidos mostrados en la pantalla en tiempo real. Esto, eso sí, únicamente funciona en inglés, por el momento.

- Tecnología Ambient EQ. Heredada de los equipos Nest Hub, Ambient EQ adapta la temperatura de color de la pantalla en base a la luz ambiental que rodea al dispositivo. Es el equivalente de Google al sistema True Tone del iPhone.

- **Función “Está sonando”. Es una especie de Shazam en segundo plano y siempre activo. Haciendo uso de algoritmos avanzados y de coprocesadores de bajo consumo, el teléfono identifica cualquier canción que suene a su alrededor y muestra su título en la pantalla de bloqueo. No es exclusivo del Pixel 4, pues ya estaba en los modelos anteriores, pero suma a la ecuación total del teléfono.

- Active Edge.** Como en los modelos anteriores, puedes activar el asistente de Google estrujando los laterales del Pixel 4.

El drama del sistema de desbloqueo facial

Google Pixel 4 XL

El Pixel 4 XL es el primer teléfono de Google que incorpora un sistema de desbloqueo facial avanzado. Es decir: utiliza una especie de imagen 3D del rostro para verificar al propietario y evitar ser engañado mediante imágenes impresas.

El proceso de registro del rostro es más complejo y lento que el del iPhone 11 Pro, pero considerando que se realiza una única vez durante la configuración inicial del teléfono, se podría decir que es un problema menor. Una vez configurado, eso sí, el sistema funciona con velocidad y regularidad incluso en la oscuridad o con ángulos algo más complejos. En los días que he pasado con el Pixel 4 XL, no recuerdo ninguna situación en la que el teléfono no me reconociera con efectividad el rostro.

El problema con este sistema de desbloqueo facial es que verifica al propietario incluso si este tiene sus ojos cerrados o no mira fijamente al dispositivo, a diferencia del sistema Face ID del iPhone. Por lo tanto, si una persona coge el Pixel 4 y apunta al rostro dormido del dueño, el teléfono se desbloqueará sin su consentimiento expreso –lo que constituye un problema de seguridad importante–.

Además de verificar si los ojos están abiertos, el iPhone 11 Pro comprueba si la mirada del propietario se dirige hacia el teléfono, algo también ausente en el Pixel 4 XL. De esta forma también se evitan desbloqueos indeseados por parte de personas no autorizadas.

Otros aspectos

Google Pixel 4 XL

- Pantalla. Queda lejos de los problemáticos paneles OLED del Pixel 2 XL, pero no alcanza la excelencia de Apple y Samsung en esta materia. El nivel de brillo máximo, por ejemplo, es considerablemente inferior al del iPhone 11 Pro Max.

- Autonomía. Los 3.700 mAh del modelo XL son más que suficientes para aguantar una jornada de uso estándar, pero no llega a destacar entre los smartphones más avanzados del sector. P30 Pro, Note 10+ y iPhone 11 Pro ofrecen una autonomía superior.

- Carga. Hasta 18 W de forma alámbrica, aunque también soporta el estándar Qi inalámbrico.

Una cámara de primer nivel... que ya no está sola

Google Pixel 4 XL

La fotografía es, claramente, lo que más ha destacado en los últimos modelos de Pixel, y en esta nueva versión no es una excepción. Esto es, resumidamente, todo lo nuevo:

- El teléfono ahora ofrece una previsualización en tiempo real del sistema HDR avanzado desarrollado por Google. Esta preview suele ser más agresiva y artificial que el resultado final, pero resulta útil para obtener una referencia antes de presionar el obturador de la cámara.
- Gracias al sistema de exposición doble, el usuario puede ajustar de forma independiente la iluminación de las luces y las sombras. Resulta muy útil en ciertas situaciones en las que buscas algo más de creatividad.
- El sistema de zoom realiza una ampliación óptica de 1,8x, a diferencia de la mayoría de rivales –que alcanzan el 2x–. La información capturada por dicho sensor se combina con los algoritmos de zoom de Google para ampliar de forma híbrida la imagen más allá de ese 1,8x.

Los resultados de la cámara son, evidentemente, muy positivos en la gran mayoría de situaciones. El nuevo algoritmo trata los colores con algo más de naturalidad que el modelo previo (satura menos y no contrasta tanto), lo cual que se había criticado en las generaciones previas.

El modo noche, donde Google había sido pionera durante meses, sigue siendo muy solvente, pero ahora tiene una seria competencia: el iPhone 11 Pro. Comparado con este, hay varias apreciaciones interesantes:

- El teléfono de Google, generalmente, expone durante un mayor periodo de tiempo que el de Apple. El proceso es más extenso, por consecuencia.
- El iPhone 11 Pro, generalmente, captura algo menos de ruido y logra algo más de detalle. También suele equilibrar con más acierto la temperatura de color.
- El Google Pixel 4 XL levanta más las luces y las sombras, lo cual es útil en determinadas situaciones. La parte negativa, eso sí, es que ese levantamiento de las sombras, a veces, se traduce en imágenes algo más irreales que las del iPhone 11 Pro.

El modo retrato, por otra parte, ha mejorado bastante en dos aspectos: el tipo de desenfoque y su progresividad. En estos dos aspectos no llega al refinamiento del iPhone, pero se aproxima. Donde sí le supera es en el recorte de los sujetos, generalmente más preciso –especialmente con el pelo– que el del teléfono de Apple.

Por otra parte, Google tiene cierto margen de mejora en el tratamiento de la piel y los rostros, donde a veces aplica algo más de contraste de lo ideal y realza equivocadamente áreas como las ojeras o las sombras. También puede mejorar un poco el tratamiento del tono de la piel, que a veces peca de pálido.

Esta misma dinámica se aplica en la cámara frontal, aunque aquí hay que destacar el elevado nivel de detalle y el bajo nivel de ruido que obtiene, algo que no todos los teléfonos de alta gama pueden decir.

Por último, en lo que a vídeo se refiere, el Pixel sigue sin estar entre los mejores ni en resolución, ni en FPS, ni en estabilización. Esto contrasta con el iPhone 11 Pro, cuyo avance ha sido significativo en lo que a vídeo se refiere durante los últimos años.

Conclusión

Seamos honestos: Project Soli no aporta demasiado; el desbloqueo facial es prometedor pero está condicionado por un error de base; tanto la estética como la construcción es inferior a productos con los que compite; y el hardware base, aunque está a la altura de un producto de su gama, no es pionero en nada (ni en almacenamiento, ni en calidad de pantalla, ni en autonomía…).

Así pues, los únicos motivos por los que merece la pena adquirir el nuevo Pixel 4 XL son tres: una cámara de primerísimo nivel, la experiencia Android más avanzada (actualizaciones, seguridad, etc.) y los agregados de software de Google –como la transcripción, el nuevo asistente de voz, Ambient EQ, etc.–. Es ahí donde este teléfono marca la diferencia respecto a sus principales competidores. Y, para un determinado grupo de personas, puede ser justo lo apropiado.

Sin embargo, si buscas un diseño excelente, una autonomía increíble, una gran potencia base o incluso todo eso a la vez, entonces es posible que otros productos como el OnePlus 7T Pro, el iPhone 11 Pro o el Galaxy Note 10+ satisfagan sean mejores opciones que este Pixel 4 XL.

Pros

  • El desbloqueo facial es un paso necesario en Android.
  • Buen rendimiento, experiencia homogénea y actualizaciones aseguradas.
  • Cámara de primer nivel en todas las situaciones.
  • Los servicios y desarrollos de Google enriquecen la experiencia.

Contras

  • El desbloqueo facial no debería verificar al usuario si tienes los ojos cerrados.
  • El diseño y la construcción del teléfono no están a la altura de sus rivales.
  • Motion Sense, a día de hoy, apenas aporta valor.

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