Por primera vez en su historia, la familia Galaxy Note se divide en dos versiones diferentes. Por un lado, Samsung ha presentado el Note 10+, que representa la visión más vanguardista de la corporación surcoreana. Y, por otro, tenemos el Note 10 estándar, que comparte la mayor parte de sus componentes con el modelo plus pero los comprime en un chasis de menor tamaño y, además, llega a las tiendas a un precio ligeramente inferior. Con esta estrategia dual, Samsung busca principalmente dos cosas: ofrecer la esencia Note en un formato más compacto y, a la vez, poner a disposición del consumidor una versión algo más económica que estimule las ventas de la nueva familia.

En Hipertextual hemos tenido la oportunidad de probar brevemente ambos equipos antes de su presentación oficial; y la sensación, en general, es muy simple: ambos teléfonos lo tienen todo para competir por el galardón de "mejor smartphone de 2019", pero hay un elemento en particular –la cámara– que puede acabar jugando en su contra.

Haciendo check en todo

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La familia Note, históricamente, no escatima en recursos ni en opciones, y los nuevos modelos no son una excepción a esa norma. Ambos incorporan el microprocesador más avanzado de Samsung, el Exynos 9825, que mejora sensiblemente el modelo presente en el Galaxy S10. A su lado se encuentran 8 y 12 GB de memoria RAM y entre 256 y 512 GB de almacenamiento. Unas cifras de infarto que prometen un rendimiento excepcional –algo que ya puede entreverse en apenas unos minutos con el teléfono–.

Se agradece especialmente que Samsung apueste por modelos de 256 GB de almacenamiento base, un paso que muchas otras compañías aún no han dado. Esta amplitud de memoria hace, además, que la ausencia de la ranura para tarjetas microSD –solo presente en el modelo plus– sea, para la gran mayoría de clientes, casi imperceptible.

Para algunos usuarios sí será más notoria la retirada del jack de 3,5 milímetros, un elemento que Samsung ha defendido férreamente durante los últimos años pese al empuje de la industria. Afortunadamente, la oferta de catálogos inalámbricos ya es suficiente como para cubrir la mayor parte de los usos –los hay económicos, con cancelación de ruido, true-wireless, etc.–, por lo que su ausencia puede ser solventada con relativa facilidad.

La retirada de la ranura para tarjetas microSD (en el modelo compacto) y la ausencia del jack de auriculares, eso sí, trae consigo un claro beneficio: un mayor espacio libre en el interior y, por consiguiente, una batería de mayor tamaño. En generaciones anteriores, Samsung se ha visto forzada a reducir el tamaño de la batería debido al espacio ocupado por el stylus; sin embargo, gracias a la retirada de elementos como el jack, la ranura para tarjetas microSD y a la mayor optimización del espacio, la situación es diferente en la nueva generación. Concretamente, el modelo estándar ofrece 3.500 mAh y el superior 4.300 mAh, dos cifras similares e incluso superiores a sus principales rivales.

La pantalla, como en modelos anteriores, apunta a ser la mejor de la industria. La tecnología Dynamic AMOLED dejó un muy buen sabor de boca en la familia Galaxy S10, y esto no parece ser una excepción –ni siquiera en el modelo estándar, con una resolución Full HD+–. La nueva ubicación de la perforación, además, al tener una amaño más reducido, promete ser menos intrusiva que antes.

Respecto a los colores, la impresión es bastante simple: el modelo Aura Glow es el más llamativo, pero también el más sucio –atrae las huellas dactilares con una facilidad asombrosa–. Los modelos negros son, evidentemente, los más básicos. Las versiones en blanco (Note 10+) y rosa (Note 10) son, subjetivamente, las más equilibradas entre atrevimiento, elegancia y atractivo.

El S-Pen, como elemento diferencial, sigue siendo interesante, aunque la mayoría de los gestos incorporados en este modelo no son más que funciones superfluas que pasarán desapercibidas a lo largo del tiempo. No sucede lo mismo con las mejoras en DeX y el acuerdo con Microsoft –que facilitan la armonía de este Note 10 con equipos Windows–. Ese sí es un camino interesante para explorar.

Por último, la retirada del botón Bixby certifica la muerte de una estrategia fallida desde el inicio: el asistente no logra tracción, los usuarios no le dan protagonismo y la presencia de un botón físico dedicado suponía más problemas (activaciones erróneas, fallos mecánicos, etc.) que beneficios.

La cámara, el punto clave

Todo en el Galaxy Note 10 –y su variante plus– es, en principio, muy positivo. Sin embargo, la ausencia de grandes novedades en el ámbito fotográfico –más allá del sistema ToF– puede acabar perjudicando a este teléfono en su particular batalla con Apple, Huawei y Google.

El Galaxy S10, como explicamos en su análisis, ya estaba por detrás de propuestas como el iPhone XS, el Pixel 3 XL y el P30 Pro. Y el Note 10, según la hoja técnica y las primeras pruebas realizadas, no presenta grandes novedades en este sentido. Debido a esto, es probable que este equipo, pese a ser más moderno, permanezca por detrás de los tres smartphones citados anteriormente.

Lo más preocupante de esta situación, no obstante, es que Google, Apple y Huawei aún tienen por delante el lanzamiento de un segundo smartphone de cara a esta segunda mitad de año, por lo que la distancia entre el nuevo retoño de Samsung y los próximos lanzamientos de sus rivales podría ser aún mayor que la existente entre el Galaxy S10 y sus rivales coetáneos.

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