Tendemos a pensar que algunas enfermedades típicas de las historias medievales son cosa del pasado, por no estar ya en contacto habitual con ellas. Sin embargo, la única enfermedad humana que ha podido erradicarse completamente ha sido la viruela. Las demás siguen presentes en el planeta, especialmente en algunos puntos, aunque el más inocente de los movimientos puede provocar que se expandan. La mejor forma de ayudar a renacer una de estas afecciones es abandonar las vacunas, como bien han podido comprobar en los últimos meses en zonas como Estados Unidos, donde el movimiento antivacunas ha dado lugar a un intenso brote de sarampión entre sus habitantes. Estos fármacos pueden visualizarse como el foso que protege a una fortaleza del ataque del ejército enemigo. Los soldados contrarios se encuentran a las puertas del castillo, pero no pueden acceder hasta él. Sin embargo, en el momento en el que se cierra el foso pueden entrar tranquilamente, causando estragos en su interior.

La peste negra no es solo cosa de la Edad Media

Pero no solo la falta de vacunación es culpable de que ciertas enfermedades “históricas” vuelvan a “hacer de las suyas”. También el contacto con ciertos animales puede dar lugar a contagios que podrían haberse evitado. Por ejemplo, este es el caso de los dos turistas que fallecieron el pasado mes de mayo después de comerse una marmota a la que habían cazado ilegalmente durante un viaje a Mongolia. Esta irresponsable actividad les llevó a contraer peste negra, muriendo poco después durante su viaje de vuelta en avión. Ahora, ha sido un cazador de armadillos el que ha enfermado en Florida por manipular animales infectados, aunque su caso es diferente, pues no ha sido peste negra lo que ha contraído, sino lepra. Además, según cuentan en BMJ Case Reports, él sí que ha podido salvarse, afortunadamente.

BMJ Case Reports

Lesiones misteriosas

El paciente, un hombre de 58 años, acudió a una clínica de Florida central, quejándose de una lesión en su brazo que había crecido en los últimos cinco meses, causándole dolor agudo ocasional y pérdida de sensibilidad en la zona afectada.

No era su primera visita a un centro médico por este motivo, ya que anteriormente había acudido a urgencias, donde en un inicio se pensó que podría tener una infección bacteriana transmitida por garrapatas, conocida como enfermedad de Lyme. Sin embargo, las pruebas que se le realizaron dieron un diagnóstico negativo, así que se le recetaron algunos antihistamínicos para tratar la irritación de la piel y fue dado de alta.

El curioso caso del joven al que su gato le provocó una esquizofrenia

En su segunda visita al hospital informó a los doctores de que solía pasar mucho tiempo al aire libre, por lo que se tuvieron en cuenta enfermedades como la toxoplasmosis o algunas infecciones causadas por hongos. No obstante, las analíticas posteriores contradijeron estas teorías. Finalmente, al realizarle más preguntas sobre su pasado, el paciente explicó que treinta años antes se había dedicado a la caza de armadillos con fines científicos, ya que solía vender sus presas a investigadores. Esto hizo saltar las alarmas de los médicos, pues se conoce que estos animales son portadores frecuentes de la lepra. Para comprobar si sus sospechas podrían ser ciertas, remitieron algunas de sus pruebas a científicos del Centro Nacional Hansen, dedicado al estudio de esta enfermedad. Los expertos consultados no tardaron en confirmar el diagnóstico, por lo que se comenzó un tratamiento específico con antibióticos, que pronto comenzó a dar resultados. Solo cinco meses después, las lesiones del brazo habían mejorado notablemente y el paciente había recuperado parte de la sensibilidad perdida previamente.

No te comas al armadillo

Aunque este hombre aseguró que cazaba a los armadillos con fines científicos, por lo general el resurgir de la enfermedad en algunas zonas del mundo está causado más bien por el consumo ilegal de su carne. En Estados Unidos se dan unos 200 casos al año, la mayoría de ellos en el sur del país, y casi siempre por la ingesta de la carne del armadillo de nueve bandas. Además, según concluía un estudio publicado el pasado mes de junio, por este mismo motivo se están dando brotes mucho más intensos en Brasil, donde se alcanzaron los 25.000 casos en 2016.

La enfermedad es causada por una bacteria, llamada Mycobacterium leprae, y se trata con tres fármacos, administrados durante un periodo de entre seis meses y un año. Por lo tanto, no es tan mortal como antaño. Sin embargo, cuenta con un problema importante, pues su periodo de incubación es de entre 5 y 12 años, de modo que los primeros síntomas pueden tardar mucho en aparecer, haciendo más difícil el diagnóstico. Este precisamente fue el principal hándicap del paciente de Florida, ya que llevaba varios años sin estar en contacto con armadillos, por lo que no se le ocurrió comentarlo en visitas anteriores al hospital.

La lepra, de vuelta a los humanos por el contacto con armadillos

Afortunadamente, aunque aún no ha terminado el tratamiento, el hombre está respondiendo bien. Parece ser que su encuentro con esta enfermedad no tan medieval solo quedará en un susto.