En los últimos meses, el foco de atención de la guerra comercial entre Estados Unidos y China fue Huawei. El fabricante de smartphones fue el principal afectado por las decisiones de Donald Trump, sin embargo, otra industria también pudo ser víctima de una posible aplicación de aranceles: la de los videojuegos.

Con el acuerdo logrado en el G20 por los presidentes de ambos países, los jugadores pueden respirar tranquilos, al menos por ahora. Donald Trump anunció el fin de semana que no aplicará nuevos aranceles a China, dejando de lado la amenaza de los 300 mil millones de dólares que impondría a diversos bienes, entre los que se encuentran los juguetes, juegos de mesa y las consolas de videojuegos.

En días pasados, Nintendo, Sony y Microsoft enviaron una carta a la Oficina del Representante de Comercio de Estados Unidos, en donde detallaban el riesgo que implicaba el aumento de aranceles a China, país en donde se fabrica el 96% de las consolas. Esto hubiera implicado un incremento del 25% en los precios del hardware que el consumidor habría tenido que absorber.

Los aranceles también habrían tenido un efecto devastador en la industria de los juguetes. De acuerdo con la Toy Association, de haber continuado con el plan, más de 68.000 personas habrían perdido su empleo. Al igual que los videojuegos, las empresas de juguetes dependen de sus fábricas en China, algo que en palabras de la asociación, les permite ofrecer productos a precios competitivos.

La decisión de Donald Trump de frenar los impuestos al país asiático no es algo definitivo. El Departamento de Comercio tendrá una serie de reuniones con China en las próximas semanas. Otro beneficiado de esta decisión es Huawei, quien ha visto un levantamiento parcial del veto, aunque queda por confirmar si podrá utilizar Android.

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