Aunque hay quien prefiere tomarse las vacaciones un poco más tarde y también quien desgraciadamente no puede ni pensar en pasar ni una semana de descanso, muchas personas están partiendo estos días con rumbo a su destino vacacional. Hay quienes optan por pasar sus días de asueto en un lugar cercano, por lo que les basta con coger el coche, el tren o el autobús, pero otros prefieren desplazarse más lejos, por lo que deben recurrir a otros medios de transporte, como el avión. Sin duda es una forma de viajar rápida y muy diferente a las demás.
Por eso, no es extraño que durante las horas y días previos al embarque, y también durante el vuelo, surjan todo tipo de preguntas, como las que respondemos en este artículo.
¿Por qué debemos abrir las ventanillas durante el despegue y el aterrizaje?
Algunas personas sienten verdadero pavor a la hora de volar, algo en lo que no ayuda nada ver cómo se aleja la tierra firme durante el despegue y cómo se acerca cada vez más deprisa en el aterrizaje. Por eso, les encantaría poder cerrar la ventanilla en ambas maniobras. Ojos que no ven, cerebro que no se preocupa. Pero es imposible, pues poco antes de que se den las dos situaciones los azafatos se pasean por el pasillo del avión, comprobando que todas están abiertas. ¿Por qué tanta insistencia al respecto?
En realidad se trata de una medida de seguridad; ya que, si bien es muy poco probable que se dé un accidente, el despegue y el aterrizaje son los dos momentos en los que se producen estos fallos con mayor frecuencia. Así, si ocurriera algo fuera de lo normal en el exterior, los propios pasajeros podrían alertar a la tripulación, aunque lo habitual sería que ellos ya se hubiesen percatado antes. Por otro lado, durante una evacuación facilita que el personal de vuelo sepa la situación exterior con facilidad e incluso ayuda a los equipos de rescate externos a ver lo que ocurre en el interior del vehículo, en caso de que fuera necesario.
¿Y por qué se apagan las luces?
Justo antes del despegue y el aterrizaje las luces del avión se apagan. Es habitual que el personal de cabina tranquilice a los pasajeros recordando que con ello se pretende facilitarles un viaje más cómodo y seguro. ¿Pero por qué más seguro?
En este caso la razón también está relacionada con posibles accidentes, ya que en caso de que haya que evacuar el avión resulta beneficioso que los ojos de los pasajeros se hayan adaptado ya a la oscuridad. Además, las salidas de emergencia se indican a través de señales luminosas, que se ven mucho mejor si no hay luces en el avión.
¿Por qué sabe tan mal la comida a bordo?
Muchos pasajeros se quejan de que ni siquiera pagando un precio elevado por un billete de primera clase consiguen una comida en condiciones durante el vuelo. Sin embargo, la culpa no es de la comida como tal. De hecho, si la probáramos en un restaurante es posible que nos resultara mucho más apetitosa.
El problema es por lo tanto del entorno que supone el avión, concretamente de varios factores. Para empezar, según un estudio llevado a cabo en 2015 por investigadores de la Universidad de Cornell, el ruido de los motores es uno de los principales culpables. Esto se debe a que las situaciones ruidosas modifican el sentido del gusto, inhibiendo el sabor dulce y potenciando otros, como el umami. Si bien este último se ha comenzado a usar de forma más extendida en la última década, fue descrito por primera vez en 1908, por el profesor Kikunae Ikeda. Es el gusto asociado al glutamato, un aminoácido que se usa habitualmente como aditivo para potenciar el sabor, pero que también se encuentra de forma natural en algunos alimentos. Por ese motivo, si este sabor no está presente la comida resultará más insípida de lo habitual, ya que el resto se potencian menos o se inhiben, como en el caso del dulce.
¿Existe de verdad el síndrome del restaurante chino?
Pero el ruido no es el único culpable. También lo son las bajas temperaturas, que resecan las mucosas, y los cambios de presión, que alteran los fluidos corporales, pudiendo causar congestión, dificultando con ello la capacidad de saborear. Para solucionar todo eso, como bien explicó la farmacéutica Marián García en su sección del programa Órbita Laika el pasado mes de mayo, las empresas de catering que preparan las comidas de avión recurren a ciertos trucos. Por ejemplo, se buscan alimentos ricos en glutamato, como el tomate, el queso feta o la zanahoria. También es habitual usar muchas salsas o añadir pasta a las ensaladas, ya que retiene muy bien la humedad. Incluso el típico zumo de tomate, tan habitual en los aviones, está preparado a base de ingredientes con alto contenido en glutamato, todo ello para potenciar aún más el umami.
¿Cuándo se puede usar el móvil en el avión?
A veces los vuelos de avión pueden ser muy aburridos si no se cuenta con la compañía de dispositivos electrónicos, como móviles, ordenadores portátiles o tablets. Sin embargo, hemos crecido con la certeza de que su uso puede interaccionar con el funcionamiento de los sistemas de navegación y comunicación del avión, provocando posibles accidentes. Esta es precisamente la razón por la que prácticamente todos los dispositivos cuentan hoy en día con el modo avión, que evita que se pueda utilizar cualquier sistema de conectividad. Ahora bien, ¿es realmente esto necesario con las tecnologías de las que disponemos hoy en día? Y, en caso de usarlo, ¿en qué momento podemos usar el resto de aplicaciones que no requieren conexión?
La respuesta depende del tipo de dispositivo que estemos utilizando. Los más grandes, que incluyen ordenadores y tablets, deben mantenerse guardados durante el despegue y el aterrizaje y también en caso de que haya turbulencias, ya que podrían romperse o causar lesiones en caso de caer sobre alguien. En esos casos los teléfonos no suponen un problema, por ser mucho más pequeños.
¿Es realmente peligroso desactivar el modo avión durante un vuelo?
En cuanto a la conexión, hoy en día la mayoría de vuelos disponen de sistemas de conexión WiFi, que permiten la conectividad sin necesidad de desactivar el modo avión.
De cualquier modo, lo más apropiado en estos casos es escuchar las directrices de la tripulación y preguntarles en caso de duda, pues nadie como ellos conoce las instalaciones del avión y puede aconsejar sobre su uso.
¿Por qué no se pueden llevar muchos líquidos en cabina?
Uno de los grandes incordios de volar en avión es tener que pasar nuestros cosméticos a botes pequeños o llevar la botella de agua vacía y llenarla una vez superado el control del aeropuerto. Esto es algo relativamente nuevo, que se implantó en todo el mundo en 2006. La razón de que se prohibiera llevar líquidos a bordo fue un intento de atentado terrorista, que tuvo lugar ese mismo año. El 10 de agosto, la policía británica detuvo a 24 terroristas que pretendían secuestrar varios aviones, para después hacerlos estallar con la ayuda de explosivos líquidos, que se encontraban ocultos en botellas, en su equipaje de mano.
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Desde entonces se restringió el uso de líquidos a botes de no más de 100 mililitros y un total de un litro, pues son cantidades demasiado pequeñas como para poder fabricar explosivos con ellas.
¿Cuál es la zona más peligrosa del avión?
La semana pasada, la aerolínea india KLM incendiaba las redes con un tuit en el que aseguraba que los asientos situados en la parte trasera del avión son los más seguros de cara a un posible accidente. Para llegar a tal conclusión se basaban en una investigación realizada por la revista TIME en 2015, en las que se encontraban ligeras diferencias en las tasas de supervivencia según la ubicación del pasajero, tras analizar los registros sobre accidentes de la Administración Federal de Aviación. Sin embargo, este no era un estudio fiable, pues solo recogía datos de 17 choques, acaecidos entre 1985 y 2000, y, además, en varios de estos accidentes la supervivencia fue aleatoria. En definitiva, por suerte los accidentes mortales de avión son tan escasos que no hay muestras suficientes para poder realizar una investigación fiable al respecto.
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Por eso, dada la información de la que se dispone, todos los asientos son igual de seguros. De hecho, la posibilidad de morir en un accidente de avión es de 1 de cada 11 millones, mientras que en coche baja a 1 de cada 5.000. Por todo esto, la aerolínea tuvo finalmente que eliminar el tuit y retractarse en uno nuevo, en el que negó que haya lugares más seguros.