El 23 de marzo de 1996, comenzaba el primer capítulo de Redes, en la 2 de Televisión Española. Desde El Hombre y la Tierra, finalizado en 1981 tras la prematura muerte de su director y presentador Félix Rodríguez de la Fuente, ningún programa había tratado de atraer la curiosidad de los españoles hacia temas científicos. Félix nos enseñó a amar y cuidar la naturaleza, había llegado el momento de ir más allá y comprender quiénes somos, de qué estamos hechos y cómo funciona el mundo que nos rodea. Había llegado el turno de Eduard Punset.

De las neuronas a las estrellas

Eduard Punset ha sido uno de los personajes más relevantes de la historia española del siglo XX y parte del XXI, tanto por su labor como divulgador científico, como por otras cuestiones, relacionadas con la economía y la política.

Nacido en plena Guerra Civil Española, Eduard rechazó siempre las políticas opresoras, así como la falta de libertad que vivían los españoles en la posguerra, razón por la cual terminó afiliándose al Partido Comunista durante su época de estudiante de derecho en la Universidad Complutense de Madrid.

Con veintidós años decidió exiliarse, aprovechando para realizar un posgrado en ciencias económicas en la Universidad de Londres y posteriormente en la École Pratique des Hautes Études de París. También en el extranjero tuvo los primeros puestos relevantes de su carrera profesional, como redactor económico de la BBC, director económico de la edición de América Latina del semanario The Economist y economista del Fondo Monetario Internacional en Estados Unidos y en Haití. Pasado este tiempo, y tras la muerte de Franco, se introdujo en la política española, teniendo un papel muy importante en la transición. Ejercería como ministro durante el gobierno de Adolfo Suárez y también como consejero de la Generalitat Catalana durante el mandato de Josep Tarradellas. Más tarde, entre 1982 y 1983 fue diputado de las Cortes Generales por Barcelona y entre 1987 y 1994 diputado del Parlamento Europeo.

Muere Eduard Punset, uno de los primeros divulgadores científicos españoles

Pero sin duda una de las razones principales por las que su nombre perdurará siempre en la memoria de los españoles llegó cuando Punset comenzó a abrirse camino en el área de la divulgación científica.

Aunque la mayor revolución de la divulgación científica española es la que estamos viviendo en la actualidad, con gran cantidad de blogueros, youtubers e incluso influencers de la ciencia, la década de los 90 fue esencial para dar los primeros pasos que nos llevarían hasta donde estamos hoy. En 1981 había comenzado a publicarse la revista Muy Interesante, a la que seguiría otra de corte similar, la Quo, en 1995, y la edición española de National Geographic, en 1997. También el mundo del blogueo científico empezaba a repuntar con trabajos de científicos como el también fallecido recientemente José Cervera, quien en 1995 recondujo su carrera como biólogo especializado en paleontología hacia el periodismo, con colaboraciones en diferentes medios de comunicación y la apertura del canal Baquía, en 1999.

Pero la divulgación científica televisiva seguía huérfana desde la muerte de Félix Rodríguez de la Fuente. Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Y todavía vale más un vídeo. Por eso, Eduard sabía que la mejor manera de despertar la curiosidad científica de los españoles era a través de la televisión, con un programa sobre las diferentes áreas de la ciencia, que lanzara perlas de conocimiento, pero también dejara cuestiones abiertas que invitaran al espectador a ir más allá, buscar su propia información y meditar sobre lo aprendido.

Félix Rodríguez de la Fuente, el primer gran divulgador español de la ciencia

Eduard no era científico, pero supo rodearse de los mejores para dar a conocer la ciencia, desde todas sus variantes, a sus espectadores. Consiguió entrevistas con grandes investigadores del panorama nacional, pero sobre todo del internacional. Grandes nombres como Jane Goodal, Oliver Sacks o Lynn Margulis fueron algunos de los participantes en sus entrevistas. Ninguno se resistía a su carisma. Si Einstein hubiese vivido en los 90, lo habría entrevistado Eduard Punset.

Lógicamente, de Redes nació el interés por la ciencia de muchos científicos y divulgadores actuales, aunque algunos pudieron vivir la experiencia de una forma mucho más inmersiva, trabajando codo a codo con él. Este es el caso de grandes científicos y divulgadores, como Luis Quevedo o Pere Estupinyá, que ayer escribían sendos entrañables artículos de despedida a su maestro en El Mundo y El País, respectivamente.

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Otros no tuvieron la suerte de trabajar de cerca con él y tuvieron que conformarse con verlo solo unas pocas veces, o incluso una, pero aun así pudieron disfrutar de sus enseñanzas. Este es el caso del actual presentador de Órbita Laika, el matemático Eduardo Sáenz de Cabezón, quien publicaba ayer en su cuenta de Twitter cómo en la única ocasión que coincidió con él le dijo lo importante que es que los científicos salgan a hacer divulgación a los grandes medios.

RTVE

Otros trabajos divulgativos

Punset destacó por su programa Redes, pero también por la intervención en otros programas de televisión, la dirección de la revista Redes para la ciencia y la publicación de diversos libros de divulgación científica.

En su última etapa centró buena parte de su obra en el estudio y la comunicación de la felicidad, razón por la cual fue criticado por fomentar la autoayuda, disciplina que a día de hoy se considera sin evidencia científica.
Sin embargo, este es un grano de arena en todo el desierto de buenas enseñanzas que nos transmitió. Nos enseñó a pensar, pero sobre todo a aprender. Nos demostró que nunca se sabe todo sobre un tema y que podemos aprender en cualquier lugar y de quién menos lo esperamos. Es algo que forma parte de una de sus frases más famosas, pronunciada durante una entrevista en el programa de Andreu Buenafuente, en 2008: “Vengo de dar una clase con unos chavales de Secundaria, y me han enseñado muchísimo".

Finalmente, Punset también nos enseñó la importancia del pensamiento crítico y de que un hecho sea probado antes de darse como cierto. Como ejemplo, la frase que pronunció en una entrevista en El convidat, en 2010:

Yo no voy a morir nunca, no está demostrado que me vaya a morir. ¿Que hasta hoy se ha muerto todo el mundo? Sí, pero esto no es una prueba. Podría no pasarme a mí.

Por desgracia, finalmente se ha demostrado que sí podía. Pero todo lo que nos enseñó no morirá nunca. Sus enseñanzas y sus vídeos tienen mucho camino aún por recorrer. Y cada vez que escuchemos las palabras “cerebro” o “moléculas” con su entrañable acento catalán sonreiremos y diremos: “Yo conocí en directo el programa de Eduard Punset”.