Un futuro con coches voladores es algo que hemos visto desde hace décadas, no solo en dibujos animados, sino también en las películas de ciencia ficción más emblemáticas. Ese escenario sería prometedor, al menos en términos de medio ambiente, según un estudio realizado por Ford y la Universidad de Michigan.

Investigadores del centro educativo midieron el impacto ambiental de los coches eléctricos voladores y lo compararon con las emisiones de los vehículos de gasolina y eléctricos que circulan por las autopistas.

Para el caso de los autos voladores, el Centro de Sistemas Sustentables de la Universidad de Michigan, utilizó los datos públicos de los prototipos existentes creados por empresas como Airbus, Uber y otros emprendimientos.

Los investigadores descubrieron que los coches voladores producirían un 52 por ciento menos de emisiones de gases de efecto invernadero que los automóviles convencionales y 6 por ciento menos que los vehículos eléctricos. Lo anterior se mide en distancias de 100 kilómetros en un coche donde viajan el piloto y tres tripulantes.

Otra ventaja de los coches voladores se encuentra en su aplicación en ciudades con mucho tráfico vehicular, como Los Angeles, Tokio o incluso la Ciudad de México. La presencia de vehículos eléctricos aéreos ayudaría descongestionar las autopistas y eventualmente mejoraría la calidad del medio ambiente.

No tan eficientes en otros escenarios

Lo interesante de este estudio es que para distancias cortas — 35 kilómetros o menos — los coches de gasolina serían más eficientes que los voladores debido a que se requiere una inmensa energía para hacerlos despegar. La eficiencia de los autos voladores se refleja una vez que alcanzan una velocidad de 240 km/h.

Blade Runner

De acuerdo con Akshat Kasliwal, uno de los autores de este estudio, existe una oportunidad de alinear mutuamente los casos de sustentabilidad y negocios. Los coches voladores también serían útiles para acceder a zonas de difícil acceso o que tengan restricciones de movilidad y resulte más eficiente hacerlo por aire que por tierra.

Los investigadores dicen que todavía hace falta hacer más estudios de costos y el impacto ambiental en términos de ruido antes de llegar a una conclusión. Claro, lo más importante será trabajar con prototipos más eficientes una vez que exista un avance significativo en este terreno, algo que probablemente ocurra durante la siguiente década.