Google ha confirmado lo que parecía ser un secreto a voces: pagó a dos de sus directivos más reconocidos del momento un total de 105 millones de dólares para que abandonasen la compañía tras haber sido acusados de sendos casos de acoso sexual. Estos no son otros que Andy Rubin y Amit Singhal, el comúnmente apodado como "padre de Android" y uno de los antiguos vicepresidente de la firma, respectivamente.
Se confirman y detallan así los pormenores de unos casos que salieron a la luz el pasado mes de octubre, cuando una investigación puso en relevancia los numerosos casos de acoso sexual por parte de directivos dentro de la compañía y la respuesta de Google a ello. El patrón, repetido en varios casos, ejemplifica la postura favorable hacia los altos cargos, en detrimento de las mujeres que habían sido objeto de dichos abusos.
Google encubrió a Andy Rubin y otros directivos en casos de acoso
90 millones para Andy Rubin
En una declaración realizada al medio especializado The Verge, Google ha confirmado que de sus arcas salieron un total de 105 millones de dólares para propiciar el abandono de los dos directivos mencionados. Una cifra que podría haber ascendido hasta $135 millones, que fue la propuesta inicialmente.
De estos, Rubin se llevó la mayor parte. Concretamente, 90 millones fueron a parar a su bolsillo tras las acusaciones de acoso sexual y posterior abandono de la empresa de Mountain View. Acusaciones, por cierto, calificadas por él mismo como calumnias el pasado año tras el explosivo artículo publicado por The New York Times.
En el caso de Singhal, el pago inicialmente aprobado por Google ascendía a los 45 millones de dólares, aunque finalmente se vio reducido a $15 millones. ¿La razón? Que el entonces vicepresidente se terminó yendo a Uber, una empresa considerada como rival.
Empleados de Google en todo el mundo se manifiestan contra el acoso sexual
Google asegura que en los últimos años se han "realizado muchos cambios en nuestro lugar de trabajo y hemos tomado una línea cada vez más dura sobre la conducta inapropiada de las personas en posiciones de autoridad", aunque las multitudinarias manifestaciones por parte de empleadas que tuvieron lugar en 2018 parecen indicar lo contrario.