Empezaron en verano de 2018 y de no ser por un problema técnico con los proveedores de patinetes, hubiesen sido la primera compañía operando en Madrid. Por delante, incluso, de Lime. El error llevó finalmente a esta compañía a iniciar sus operaciones a principios de noviembre del pasado año.

La suerte, buena o mala, quiso que entrasen justo un mes antes de la regulación de la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena. La ordenanza de movilidad limitaba los lugares por los que los patinetes podían circular, además de las obligaciones y requisitos que cada tecnológica debía cumplir para operar. Añadía, además, un requisito de número máximo de patinetes eléctricos por distritos y barrios; lo que implicaba una obligación implícita de todas las compañías de presentarse a un concurso. De esta forma, el consistorio anunciaba que todas las compañías de patinetes de Madrid debían retirar sus modelos hasta la aprobación de la mencionada distribución. Todas salvo las que se encontraban en prueba piloto: MYGO, con su fallo técnico a cuestas, entraba en ese grupo. De esta manera, desde noviembre habían estado operando. Hasta ahora.

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Dos meses después de la retirada de casi la totalidad de los patinetes en la capital, el Ayuntamiento anunció la nueva distribución. Daba permiso a un total de 10.000 unidades distribuidas por todos los distritos. De estas, algo más de 8.500 han sido concedidas a 18 compañías de patinetes. MYGO no es una de ellas; junto a Bird, el otro gigante del sector junto a Lime con rondas de financiación millonarias, y Cabify se han quedado fuera de la convocatoria por no cumplir con todos los puntos del reglamento impuesto por el Ayuntamiento.

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Ahora, MYGO "considera un poco injusta la denegación porque creen que cumplen todas los requisitos del Ayuntamiento", pero igualmente trabajan para superar los nuevos requisitos del consistorio. Tienen un plazo máximo para responder, pero entienden que "el problema es que no hay procesos estándares" y van muy a ciegas.

Transporte multimodal, que no empresa de patinetes

El origen de MYGO es relativamente reciente. De hecho, no cumplen con el año de operaciones. El grupo liderado por el venezolano Andrés Casanova, comenzó en verano de 2018 con una inversión propia de 200.000 euros. Pronto lograron la entrada de un business angel internacional que diese apoyo a la actividad de la compañía con la compra de 200 patinetes.

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La primera fase autónoma sirvió para poner en marcha la aplicación y un par de patinetes circulando por la ciudad. Cuentan sus fundadores que, de hecho, Lime fue uno de los mayores financiadores de su negocio -de forma indirecta-. El equipo de MYGO se dio de alta en la tecnológica norteamericana para formar parte de su red de cargadores autónomos. Con este sistema conseguían dos cosas: ingresar dinero gracias a la carga masiva de patinetes en su almacén de 100 metros cuadrados y, además, estudiar a la competencia.

De su época en Lime aprendieron varias cosas. El sistema de cargadores autónomos, que tan poco gusta a Manuela Carmena– no se ajustaba a sus objetivos. "No es eficiente en costes", explica Andrés, "lo que para ellos son entre 5 y 7 euros de coste, para nosotros supone 1,58 euros". De esta forma, y a través de su equipo de 15 personas -y una vez vuelvan a operar de nuevo- recogen, cargan y sueltan sus propios patinetes cada día. Ahora en un pequeño almacén en Chamberí, pero pronto en una sede de Delicias de unos 600 metros cuadrados.

Igualmente, al equipo de MYGO no le gusta el apelativo de compañía de patinetes, ellos prefieren ser una "plataforma de transporte multimodal". O lo que es lo mismo que decir que su objetivo de abarcar algo más que el mundo del patinete eléctrico. Si Elon Musk tenía como objetivo crear su colección de Teslas, SEXY –de las cuales la E se transformó en un 3 por un problema de patentes–, MYGO quiere emular al polémico directivo. Primero los patinetes, bajo el modelo S. Después de estos vendrá el modelo E, una especie de bici eléctrica. Le siguen la bici-moto, con el modelo S. Y, en un corto plazo, el modelo Y, que según el equipo sería una especie de "carrito de golf glorificado".

Por lo pronto, se están centrando en los primeros, que una vez recuperen los certificados volverán a la calle. Con los segundos, que vendrían a ser una especie de patinete con sillín, están hablando con el Ayuntamiento de Madrid. Alcanzan la misma velocidad que un patinete eléctrico, cuenta con más seguridad, pesan menos que una moto (por lo que deberían poder jugar en la liga de los patinetes eléctricos) y disponen con 40 km/h de autonomía. El problema, explican, "es que la regulación no los tiene aún contemplados y carecen de clasificación", argumenta Andrés. De momento, siguen trabajando para que el proyecto siga adelante.

Su objetivo, además sería crear una suerte de abono mensual: el MYGO Pass. Por un precio cerrado mensual, el usuario podrá acceder a todos los modelos de la compañía. Esto, junto a su intención de conquistar ciudades como Alcalá de Henares, entra dentro de sus objetivos a medio plazo. Un servicio que les diferenciaría de una competencia cada vez más numerosa, junto con la posibilidad de reservar patinetes y la opción de paralizar los viajes evitando, así, perder el patinete.